Es casi un ritual. Después de toda gran comida, la tradición culinaria española dicta que hay que tomar un chupito de licor de hierbas, una crema de orujo, un pacharán o incluso un gin-tonic. Las excusas para meternos entre pecho y espalda una bebida de alta gradación después de haber comido como si no hubiera un mañana pueden ser varias. Sin embargo, las razones que se esgrimen más habitualmente suelen ser sus presuntas propiedades digestivas. De hecho, a estos chupitos hemos llegado a bautizarlos como digestivos porque la creencia popular apunta que pueden servir para que asimilemos mejor los alimentos. ¿Qué hay de cierto en esto? Nada.
Pero empecemos por el principio. ¿Cuál es el origen de este mito? "En España siempre hemos tenido una cultura muy fuertemente vinculada al consumo de alcohol. Cualquier excusa es buena para tomar un trago. Además, durante muchos años se nos ha intentado vender el mensaje del 'consumo moderado'", cuenta Mario Sánchez, experto en tecnología de los alimentos, divulgador y autor del blog Sefifood. "Esto me lleva a pensar en los intereses comerciales que existen por parte de la industria del alcohol para difundir estos mitos y financiar estudios sesgados sobre las supuestas propiedades saludables del alcohol", añade.
"Lo de que un chupito de hierbas o de orujo después de comer ayuda a hacer la digestión no tiene ninguna base científica". Quien se muestra así de tajante es Miguel Herrero, científico del Instituto de investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL) del CSIC y autor de Los falsos mitos de la alimentación. Tal y como apunta Herrero, esta creencia popular no tiene ni pies ni cabeza. El alcohol tiene un efecto a nivel neuronal que hace que procesemos la información y reaccionemos mucho más lentamente de lo habitual. "A nivel digestivo, también irrita nuestro estómago y ralentiza los músculos que se encargan de hacer la digestión, pudiendo llegar a provocar una gastritis en los casos más graves", comenta el experto.
Existen algunos trabajos científicos que sostienen que las cantidades bajas de alcohol pueden relacionarse con una mejora de la digestión debido a que se produce una dilatación de los vasos sanguíneos. Sin embargo, según Sánchez, se trata de estudios poco numerosos sobre los que no existe una evidencia científica sólida detrás. Además, "este mensaje puede ser peligroso para la población, ya que por otro lado sabemos que no existe cantidad de consumo de alcohol segura debido a que es neurotóxico y se relaciona con el cáncer y enfermedades cardiovasculares, incluso en cantidad pequeñas", señala el tecnólogo de los alimentos.
Es decir, cuando alguien te diga aquello de "una cervecita/vinito/chupito es bueno para el corazón/estómago/lo-que-sea", no te lo creas. De hecho, cada vez son más los estudios que apuntan que el consumo 'moderado' (si es que esa falacia existiera) perjudica seriamente la salud. La última institución en confirmarlo fue la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que hace unos meses publicó una revisión en la que concluía que el consumo de alcohol -también el 'moderado'- se relaciona con "un mayor riesgo de padecer varios cánceres importantes, incluidos los de mama, colon, esófago, cabeza y cuello".
El gin-tonic es otra bebida alcohólica a la que tradicionalmente se le han atribuido propiedades digestivas que no tiene. ¿Y la tónica que lleva este combinado? Tampoco. "La tónica es un refresco que tiene una cantidad de azúcar enorme. El azúcar pasa rápidamente a la sangre y provoca un aumento del nivel de glucemia que tendrá un efecto negativo para la salud a largo plazo", explica Herrero. "La tónica en combinación con la ginebra se convierte en una bomba calórica. El gintonic no es mejor que cualquier otro cóctel alcohólico", confirma Sánchez.
Entonces, ¿qué bebidas pueden ser una buena alternativa para conseguir digerir una comida copiosa? "En general, las infusiones pueden ser un buen aliado para bajar una comida pesada. Por ejemplo, el té verde es recomendable porque posee compuestos beneficiosos como las catequinas, pero no podemos esperar milagros ni que nos ayude a adelgazar", comenta el experto. "El principal beneficio de las infusiones reside más en lo que dejamos de tomar en su lugar que en la propia infusión", añade.
Así, tal y como apunta Herrero, la mejor recomendación para conseguir una buena digestión tras una gran comida pasa por realizar actividad física. "La mejor recomendación es pasear. El movimiento ayuda a que desciendan los niveles de azúcar y favorece el tránsito intestinal", finaliza el investigador del CSIC.