Aunque carecer del olfato pueda parecer menos incapacitante que la pérdida de otros sentidos, haber desarrollado la capacidad de oler es toda una ventaja evolutiva que nos permite detectar la presencia de amenazas a tiempo para la huida.
Por ejemplo, según un estudio publicado en 2007 en Journal of Neuroscience, los ratones de laboratorio que nunca han visto un gato reaccionan con incomodidad a su olor, en comparación a otros olores nuevos e igualmente peligrosos para ellos.
Sin embargo, que sea obra de la evolución no significa que sea perfecto, por lo que a veces tenemos que lidiar con algún que otro olor que, si bien no tiene por qué ser peligroso, nos provoca una gran e incontrolable repulsión.
En lo referente a los buenos olores, la subjetividad juega un papel muy importante a la hora de clasificar cuáles son los mejores. Sin embargo, al final del ranking no existe tanta controversia en lo referente a la selección de los más desagradables.
Mercaptano, el más desagradable
Incluso en la selección de lo repulsivo puede haber cierta influencia de la subjetividad, pero la gran mayoría de expertos y profanos que han podido olerlo, coincide en que el olor más desagradable es el del mercaptano.
Se trata de un grupo funcional formado por azufre e hidrógeno, que suele encontrarse en los gases liberados por la materia en descomposición, generando un olor muy característico, como a huevos podridos.
Su aroma resulta realmente incómodo, pero eso precisamente le confiere aplicaciones muy interesantes. Por ejemplo, a menudo se añade una pequeña cantidad de uno de sus derivados, el metilmercaptano, al gas natural, de modo que en caso de fuga su olor alerte a las personas que se encuentren cerca, para evitar accidentes.
El durio, una fruta poco apetitosa
En lo más alto del ránking de los apestosos se encuentra también el durio, una fruta tropical procedente del sudeste asiático, conocida por tener un olor realmente desagradable.
Tal es la magnitud de este olor debido también a la existencia de compuestos sulfurados en su composición que la presencia de la fruta está prohibida en algunos hoteles y transportes públicos asiáticos e incluso recientemente provocó la evacuación masiva de una universidad, en Melbourne. En un principio se pensaba que se había producido un escape de gas, pero finalmente resultó ser un durio podrido, cuyo olor se había extendido por los conductos del aire acondicionado.
Rafflesia arnoldii y Amorphophallus titanum, gigantes y nauseabundas
A menudo se suele relacionar las flores con el buen olor, pero no todas tienen aroma a rosas. Un claro ejemplo es el de estas dos, que curiosamente se encuentran también en la cabeza del ránking de flores más grandes del mundo.
Ambas, conocidas también como lirio del cadáver asqueroso o flor cadáver, respectivamente, cuentan con las moscas carroñeras como principales polinizadores, de ahí que desprendan un olor muy similar al de un cuerpo en descomposición, para atraerlas más fácilmente.
Vieux Boulogne, una delicia apestosa
Tal es el olor de este queso, considerado como el más apestoso del mundo, que ha llegado a dar positivo al someterse a pruebas con narices electrónicas, diseñadas para detectar enfermedades como las infecciones urinarias o la tuberculosis a través del olor.
Excrementos, un olor muy duradero
Lógicamente, en esta lista no podría faltar el olor de los excrementos. Que resulta desagradable es un hecho más que claro, pero lo que no todo el mundo sabe es que su desagradable aroma puede permanecer casi intacto durante siglos.
De hecho, en 2014 un grupo de arqueólogos daneses que se encontraba excavando una ciudad medieval del siglo XIV, en Odense, encontraron los restos de unos barriles cuyo olor no dejaba lugar a dudas sobre que se habían utilizado para depositar heces.
Los animales más apestosos
Aunque el más conocido es el caso de la mofeta, no es ni mucho menos el animal más apestoso. Por ejemplo, el olor del oso hormiguero se considera entre 4 y 7 veces más desagradable que el de la mofeta, e incluso puede detectarse a 50 metros de distancia.
Pero todavía más nauseabundo es el olor de la zorrilla común, un animal de la familia de las mofetas cuyo aroma se puede percibir hasta a un kilómetro. Lo que sí es algo común en todos estos animales es la razón evolutiva de su mal olor, ya que lo utilizan para ahuyentar a posibles depredadores. No todo lo relacionado con los olores desagradables es malo, al menos para los que lo utilizan para salvar su vida.