Nalgas tersas, altas y turgentes. Sería una definición rápida del trasero brasileño, un tipo de glúteos que abunda, como un tópico más, en las playas y calles del país. Mujeres (y hombres) nacionales tienen esta imagen que otras personas quieren replicar. Y para conseguirlo se someten a una operación estética que entraña ciertos peligros.
De acuerdo a la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos (ASPS), el levantamiento del culo brasileño o BBL (por ‘Brazilian Butt Lift’, en inglés) tiene el mayor índice de muertes de todos los procedimientos estéticos. Se estima que una de cada 3.000 operaciones termina en fallecimiento. En 2017 se hicieron en el país 20.301 operaciones de aumento de trasero con injerto de grasa, el procedimiento que se pone en entredicho, y es que la popularidad de la BBL ha crecido en los últimos cinco años, según la ASPS.
La BBL se hace añadiendo grasa en los glúteos de otras partes del cuerpo en las que haya excedente. En concreto, se introduce en tejidos que tenga acceso a la sangre, ya que la necesita como alimento. Para que se mantenga con el paso del tiempo, lo ideal es introducirla dentro del músculo. Sin embargo, hay que hacerlo con mucho cuidado, porque si la grasa entra en el torrente se puede producir un derrame cerebral o bloquearse algún vaso sanguíneo.
Entre las causas de los fallecimientos, se encuentran las complicaciones a lo largo de la operación, su ejecución por parte de profesionales no especializados en ello o la propia dificultad que entraña hacerla. Un estudio publicado en 2015 recomendó que las inyecciones no se hicieran en las capas más profundas de músculo, para evitar que la grasa llegara así al flujo de sangre.
Esta operación no solo se hace por estética, por imitar a celebridades como Kim Kardashian, Kylie Jenner o la rapera Cardi B. También, para realzar el trasero después de haber perdido peso, si la persona que se somete a la cirugía no se encuentra a gusto con su imagen, o por una desfiguración en la pelvis. A estos procedimientos también se les conoce en español con el nombre de gluteoplastia.
Buscar médicos colegiados
Con ese índice de muertes, la ASPS ha pedido a los cirujanos que charlen con los pacientes sobre estos riesgos y aporten recomendaciones para que la operación no termine en susto. También, junto a otras asociaciones internacionales de cirujanos plásticos, ha apostado por crear unas directrices de actuación conjuntas. Jeffrey E. Janis, presidente de la sociedad, sugiere a las personas interesadas, tanto en esta como en otra operación estética, que busquen cirujanos plásticos colegiados, pues "tienen la experiencia necesaria para realizar estos procedimientos".
Mientras establecen las nuevas directrices de trabajo, han recordado que desde 2015 existen unos protocolos para hacer injertos de grasa autólogos (del mismo individuo que lo recibe) con fines estéticos o reconstructivos. Los miembros del grupo internacional de trabajo están compartiendo información para que médicos y pacientes cuenten ahora con la información más actualizada en la BBL.
Las muertes en los medios de comunicación
Los consejos de la ASPS llegan poco después de que se conociera la detención del médico brasileño Denis Cesar Barros Furtado, conocido como ‘Doctor Bumbum’ (algo así como Doctor Culazo o Doctor Culete en portugués). Barros era un prófugo de la justicia de Río de Janeiro, después de que lo acusaran de la muerte de una paciente por una gluteoplastia.
Barros era una eminencia en Instagram hasta que se conoció la muerte de su paciente, Lilian Calixto, de 46 años. La operación tuvo lugar en un apartamento, y fue él mismo el que la llevó en un taxi a un hospital de Río cuando surgieron los problemas. Según la denuncia, le administraron polimetilmetacrilato (un plástico usado en algunas operaciones estéticas) en mayor cantidad de la necesaria. Además, el médico no tenía licencia para operar en el estado de Río de Janeiro. Finalmente, él y su madre, que también participó en la operación, fueron detenidos en un centro comercial.
Fuera de Brasil, en Miami a comienzos de agosto prohibieron a Arnaldo Valls, un médico local, hacer liposucciones y BBL después de que una de sus pacientes falleciera por una gluteoplastia. También hace pocos días se conoció el fallecimiento de una mujer británica que había ido a Turquía para someterse a un BBL. Muertes muy cercanas en el tiempo y que han tenido eco en los medios de comunicación, el suficiente para que ese alzamiento de culo esté ahora en entredicho.