Hay quien dice que tomar regularmente una cucharada de aceite de oliva virgen en ayunas, justo antes del desayuno, es mano de santo. Poco menos que un remedio milagroso para casi cualquier cosa. Sus defensores aseguran que tomarlo de esta forma es buenísimo para el cardiovascular, para la piel, que se asocia con un menor riesgo de padecer cáncer de mama, alzhéimer y hasta que evita que suframos fracturas óseas. Por supuesto, también se afirma que es bueno para adelgazar. La realidad es que, pese a que el aceite de oliva virgen es un alimento muy saludable, semejante método no tiene ningún fundamento científico.
Por el imaginario popular pululan muchas falsas creencias, pero las que integran el binomio alimento saludable + estómago vacío gozan de una especial aceptación y atención. El mito del vaso de agua con limón en ayunas, el remedio del diente de ajo en ayunas, o el del vaso de agua caliente, también en ayunas, son sólo algunos ejemplos que ya hemos desmontado en EL ESPAÑOL. ¿Por qué muchas personas siguen creyendo que estos brebajes pueden tener propiedades cuasi divinas?
Daniel Ursúa, dietista-nutricionista y autor del blog Nutrihabits, alumbra una posible teoría para semejante sinsentido. "El hecho de comer algo en ayunas le aporta un cierto misticismo y la idea preconcebida de que, al ser lo primero que comamos, lo vamos a aprovechar al máximo y va a suponer una gran diferencia en el resto del día", explica el especialista. "Además, creo que psicológicamente supone una pequeña excusa para el resto del día: 'Como ya me he tomado el aceite en ayunas, da igual que desayune un croissant con jamón y queso'"", añade.
Pubmed, la base de datos médica más grande del mundo, con millones de artículos científicos publicados de más de 4800 revistas científicas, no ofrece ningún resultado cuando escribimos en su buscador "oil fasting" (aceite en ayunas). O lo que es lo mismo: no existe evidencia científica que respalde que la cucharadita de aceite de oliva en ayunas sirva para algo o tenga algún tipo de beneficio para la salud. "El aceite de oliva (mejor el virgen extra) tienen multitud de beneficios derivados de su consumo, pero estos se van a dar independientemente del día en que lo tomemos y si lo hacemos solo o acompañado de otros alimentos", confirma el propio Ursúa.
El 'oro líquido', que decía Arguiñano
El cocinero más famoso del mundo mundial, el guipuzcoano Karlos Arguiñano, acuñó el término oro líquido para referirse al aceite de oliva virgen cada vez que lo utilizaba para elaborar alguna de sus recetas. Se trata de un producto que se encuentra en la base de la dieta mediterránea y que, efectivamente, tiene numerosas bondades y beneficios debido a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados (el conocido como ácido oleico). "El aceite de oliva ayuda a la regulación del colesterol. Además, esta composición hace que sea más estable que otros aceites a altas temperaturas y, por ello, es recomendable en frituras y otras preparaciones que conlleven un tratamiento térmico", afirma el especialista.
Hace tres años, la revista JAMA Internal Medicine publicaba los resultados de un trabajo derivado del proyecto Predimed, el mayor estudio hecho sobre los efectos de la dieta mediterránea. En este trabajo se concluye que existe "un efecto beneficioso de una dieta mediterránea complementada con aceite de oliva virgen extra en la prevención del cáncer de mama".
Miguel Ángel Martínez-González, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y uno de los cerebros del Predimed, es un gran defensor de las bondades del aceite de oliva virgen extra. En su último libro, Salud a ciencia cierta, señala que el aceite de oliva virgen extra es un ingrediente altamente saludable que debe estar presente en nuestra dieta debido a sus beneficios. "Cuando el 15% de las calorías diarias procede de este alimento, se produce una reducción del riesgo cardiovascular, de diabetes y de cáncer de mama", escribe el investigador.
Sin embargo, pese a sus bondades, conviene no volverse tarumba. De ninguna forma está justificado su consumo indiscriminado. "Aunque es saludable, no debemos olvidar que se trata de una grasa y, como tal, es altamente calórica. Las patatas fritas, aunque se frían en aceite de oliva, seguirán siendo un plato poco saludable", comenta Ursúa.
Tampoco podemos pensar que la cucharadita de aceite en ayunas va a obrar el milagro de la pérdida de peso porque, como explica el dietista-nutricionista, este alimento no es la panacea. En realidad, ni el aceite ni ningún otro alimento lo son (tampoco los llamados superalimentos). "Una dieta saludable y unos buenos hábitos de vida van a mejorar nuestro estado de salud general. Independientemente de si esto conlleva una pérdida de peso o no. La pérdida de peso debe ser la consecuencia de adoptar unos buenos hábitos de vida, no el objetivo y el pretexto para hacer cualquier dieta", finaliza el especialista.