Una sensación de cosquilleo en la nariz. Cada vez se hace más profunda, más molesta. Hasta que llega finalmente el estornudo. Lo sufren todas y cada una de las personas del mundo, independientemente de su área geográfica. Se trata de un acto reflejo, pero puede tener cierto control consciente que nos permite reprimirlo, explica el doctor Manuel Díaz-Rubio, presidente de honor de la Real Academia Nacional de Medicina, en su libro Los síntomas que todos tenemos.
El reflejo del estornudo tiene dos fases: una inspiratoria espasmódica inicial, seguida por una fase espiratoria nasal y oral. Como consecuencia, el aire puede salir a una velocidad de entre 70 y 130 kilómetros por hora. Al tratarse de una acción refleja, el estornudo está controlado por el Sistema Nervioso Parasimpático, parte de nuestro Sistema Nervioso Autónomo (aquél que regula de forma inconsciente el funcionamiento de nuestro cuerpo).
Cuando los nervios situados en la mucosa nasal se estimulan por la irritación de la misma, envían una señal a los centros de control de los actos involuntarios, situados en el bulbo raquídeo (protuberancia de la extremidad superior de la médula espinal) y el tronco cerebral. Estos centros nerviosos desencadenan todas las acciones necesarias para producir un estornudo. Se inicia con una inspiración muy profunda, en la que se inhalan aproximadamente dos litros y medio de aire. Seguidamente, se cierra la epiglotis (estructura del esqueleto cartilaginoso de la laringe) y se tensan las cuerdas vocales, para impedir que salga el aire.
En tercer lugar, se produce una fuerte contracción del diafragma, los músculos intercostales y los abdominales, haciendo que la presión del aire en el interior de los pulmones se eleve notablemente. Por último, se abre bruscamente la epiglotis y las cuerdas vocales, de forma que el aire a presión sale violentamente por la nariza, ya que al mismo tiempo se baja el velo del paladar.
¿Cuándo estornudamos?
Además de las infecciones respiratorias, existen muchos factores que pueden irritar la membrana mucosa nasal, como los alérgenos (sustancias como el polen o la caspa de las mascotas que causan alergias), irritantes físicos (humo y contaminación), las partículas ambientales (como el polvo) y el aire frío. Entre las causas menos comunes se encuentran arrancarse las cejas con pinzas, un estómago lleno, la excitación sexual o, por último, la exposición a la luz del sol, más conocido como síndrome Achoo.
Hasta un 25% de la gente estornuda repetidamente cuando se expone repetidamente a una luz brillante y potente, incluída la del sol. Padecen el síndrome Achoo, que significa síndrome de estornudos heliooftálmicos compulsivos autosómico dominante, o estornudo fótico. Es hereditario y puede afectar a más de un miembro de la familia. Puede llegar a incapacitar a pilotos de aviación a la hora de trabajar, pues, en ocasiones, los estornudos se desencadenan incluso con la protección de gafas solares polarizadas, usadas frecuentemente por este tipo de profesionales.
Se desconoce la razón detrás de estos extraños estornudos. La teoría más aceptada los liga a conexiones inusuales con el bulbo raquideo, el cual controla la respuesta del nervio parasimpático a ciertos estímulos, incluyendo la luz, el hambre o la excitación sexual. Existen multitud de remedios caseros para intentar evitar el estornudo: alejarse de la luz intensa, no llenar demasiado el estómago...Sin embargo, existen pequeños trucos para evitarlos, como apretar la punta de la nariz o pellizcarse debajo de ella, pasar la lengua por el paladar o presionar con ella los dientes, pellizcarse en el labio superior, soplar por la nariz…
El peligro de evitar un estornudo
Impedir que salga un estornudo puede traer malas consecuencias cuando está a punto de salir. Un reciente estudio publicado en la revista BMJ Case Reports advierte de que puede, en el peor de los casos, llegar incluso a romper la garganta. Eso fue lo que le pasó a un hombre de 34 años que, como explican los investigadores, estuvo a punto de quedarse sin habla. Si no dejamos que el estornudo formado salga, podríamos ocasionar daños en las membranas nasales, rotura de vasos sanguíneos en los ojos, perforación de tímpanos, lesiones en la parte interna del oído o un debilitamiento en los vasos sanguíneos del cerebro.
¿Por qué decimos 'Jesús'?
Generalmente tendemos a decir la palabra "Jesús", "salud", o cualquier otra cuando vemos a alguien estornudar. Según explica Manuel Díaz-Rubio, la historia de este gesto se remonta hasta el siglo VI. Al parecer el Papa Gregorio Magno ordenó decir "Que Dios te bendiga" a aquellos que estornudaran, con motivo de una epidemia de peste, para evitar contagiarse de la mortal enfermedad. En España, después de la epidemia de cólera de 1881, solía decirse Dios te ayude o Jesús, María y José.
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