Uno de los problemas más habituales de nuestro día a día es la hora de la colada. Muchas veces somos incapaces de eliminar las manchas y nos volvemos locos echando productos que lo único que hacen es destrozar la ropa. Hay restos de suciedad que con un simple lavado se quitan, pero otros tardan más en irse o directamente nunca lo hacen. Sustancias como el aceite, vino tinto o chicles presentan un auténtico desafío para los productos de limpieza. Siempre se ha dicho que para poder vencer a tu enemigo, es mejor conocerle. Vamos a analizar cómo funcionan las manchas y cómo podemos usar la química para eliminarlas.
Una mancha depende de dos factores: el contaminante y cómo interactúa con el material que golpea. La mayoría de las manchas domésticas son de superficie, donde la sustancia se extiende hacia los huecos de un material y queda atrapada ahí. Es lo que ocurre por ejemplo con las fibras de un paño.
Otro tipo de mancha se debe a una reacción molecular. Este es el caso de las inaguantables manchas amarillas que se generan en las camisetas o camisetas justo debajo de las axilas. Esto se debe a que el sudor reacciona al entrar en contacto con el cloruro de aluminio del desodorante. Los tintes también pueden crear manchas sobre un material. No obstante, esas manchas no se dan con frecuencia.
Lo primero que hay que hacer para acabar con la mancha es pretratarla lo antes posible. Podemos hacerlo con un papel u otro tipo de utensilio para evitar la extensión de la sustancia manchada y para ayudar a secarla. Es importante que no frotemos, pues podemos conseguir el efecto contrario. Después de quitar los excesos del producto indeseado, humedecemos la mancha con agua fría. En este punto puede aplicar un quitamanchas (y, dependiendo de la sustancia, incluso frotar el producto sobre ella).
El kit de limpieza perfecto
Una vez que hemos pretratado la mancha, debemos observar la sustancia específica con la que estamos tratando. Eso es porque diferentes tipos de contaminantes responden a diferentes limpiadores. Aquí hay algunos que debes saber. Los quitamanchas más comunes son los surfactantes, que son aquellos que reducen la tensión superficial de los líquidos, facilitando la acción de un detergente.
Estos incluyen jabón para lavar platos, detergente para la ropa y mucha espuma industrial. Un extremo del limpiador se adhiere a una molécula de agua, otro a una molécula de mancha y se arremolinan. Sin embargo, la misma reacción permite que estos productos de limpieza eliminen los tintes y las manchas de su ropa. Por ello, hay que leer la etiqueta antes de usar este tipo de quitamanchas.
Otra solución es utilizar oxidantes. Estas sustancias no eliminan la mancha sino que destruyen la parte de una molécula responsable del color, llamada cromóforo, con moléculas de oxígeno. Los oxidantes fuertes eliminan por completo a los cromóforos. Uno de los más conocidos es el cloro, que no suele utilizarse en prendas oscuras justo por este motivo.
Pero los oxidantes más suaves como el percarbonato de sodio o el peróxido de hidrógeno débilmente concentrado pueden blanquear algunas manchas de la superficie, dejando intactos los cromóforos más profundos como los tintes. Con este tipo de quitamanchas hay que tener especial cuidado en tejidos como la lana o la seda, ya que algunos oxidantes pueden debilitarlos o incluso disolverlos. Para evitarlo, es recomendable probar es una pequeña superficie de la prenda los oxidantes más débiles.
Otro tipo de limpiadores bastante populares son los enzimáticos, especialmente para las manchas orgánicas. Estos utilizan conjuntos de enzimas para descomponer las moléculas de la sustancia colorante. Las lipasas, por ejemplo, son más amigables con el medio ambiente que sus hermanos más duros. Muchos de estos limpiadores pueden variar en la concentración y el tipo de utilizadas.
En algunos de ellos, las etiquetas no aclaran qué enzimas se encuentran en la mezcla, sino que enumeran una "mezcla enzimática" como si fuera un solo ingrediente. Pero tienen más inconvenientes: a diferencia de los surfactantes, son difíciles de encontrar. Para comprar este tipo de limpiador, consulte la etiqueta para conocer términos como "acción enzimática" y observe qué tipos de manchas promete tratar.
Para manchas todavía más difíciles de quitar, será necesario emplear otro tipo de disolventes como alcohol y ácidos como el vinagre blanco. Estos limpiadores más fuertes son capaces de corroer el color tenaz.
Tipos de manchas
Una vez que hemos explicado los diferentes tipos de quitamanchas, es importante conocer las diferentes clases de manchas.
1) Vino tinto: Aunque parece mentira, se trata de un tinte, ya que está lleno de antioxidantes, que son tintes comunes para los textiles. Peor aún, cuando los encuentras en el vino, se disuelven en alcohol y agua, haciendo que el contenido de tu copa sea perfecto para arruinar cualquier vestimenta. Para acabar con ella, use un surfactante. Si persiste, aplique un oxidante para eliminar los cromóforos.
2) Café: Si alguna gota de este líquido salpica en la camisa, es importante sacarla inmediatamente. Para ello, quítese la prenda, y coloque la parte posterior a la mancha debajo de un grifo con agua fría. Esto convierte la ropa en una especie de filtro inverso, sacando el café del material. Si la mancha se ha secado, hay que tratar la mancha con un producto adecuado para los cromóforos, como percarbonato de sodio. En altas concentraciones, esta sustancia limpia las máquinas de café de grado industrial, por lo que con ¼ de ésta solución, la mancha debería de poder salir fácilmente.
3) Chocolate: Es aceitoso, por lo que necesitará un surfactante y orgánico, ya que el dulce incluye aceite vegetal y varios sólidos de cacao. Para obtener mejores resultados, comience con jabón y luego haga un seguimiento con un limpiador enzimático. Todo ello siempre con agua fría. Una vez que hayas tratado previamente una mancha de chocolate, a diferencia de con el resto de manchas, debes frotarla para aflojarla.
4) Sudor: Los delicados teñidos, por ejemplo, deben responder bien a los surfactantes. No obstante, con colores claros y resistentes no hace falta usarlos. Basta con hacer una pasta de bicarbonato de sodio y agua tibia y frotarla en la mancha. Deje secar unas dos horas y luego lave. Está técnica puede usarla también en cualquier mancha mineral.
5) Sangre y otros materiales biológicos: Cualquiera que conviva con un bebé estará acostumbrado a encontrarse manchas de vómitos u otros líquidos en su ropa. Si es fresca, es probable que con agua salga fácilmente la materia ofensiva. El resto del material debería ceder rápidamente a las enzimas. Es posible que desee utilizar las enzimas varias veces y luego un disolvente como alcohol para limpiar lo que quede. Si le preocupa que el solvente dañe la prenda, use una solución más débil o diluya su alcohol de frotar con agua.
6) Grasa: Constituye uno de los peores enemigos para nuestras prendas. Sin embargo, sabemos como acabar con ella. Para captar esta sustancia hidrófoba (repelente al agua), es necesario un surfactante como el jabón para platos. Aplique una pequeña cantidad encima del área, frótela suavemente y lávela. Para manchas realmente resistentes, busque jabones industriales.
[Más información: Esta es la técnica contra la grasa mala que promete acabar con la obesidad]