La pequeña Louise Brown nació en Reino Unido en 1978. Aún no era consciente, pero su alumbramiento marcaba un antes y un después en medicina de la reproducción: Brown era el primer bebé concebido gracias a un tratamiento de fecundación in vitro. Cuarenta años después, la investigación y los avances científicos en un campo cada vez más relevante ha permitido el desarrollo de tratamientos altamente eficaces y seguros para abordar los problemas de fertilidad que afectan a alrededor de un 20 % de la población española en edad reproductiva.
El porcentaje ha crecido en las últimas décadas, según indica a El Español el doctor Isidora Bruna, ginecólogo especialista en fertilidad y reproducción asistida y director de HM Fertility Center, que tiene cinco centros en España (3 en la Comunidad de Madrid, uno Toledo y uno en La Coruña), uno de ellos ubicado en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur de Móstoles (Madrid). Aunque los hombres también alimentan esta cifra —factores como el tabaquismo disminuyen la calidad espermática—, el motivo principal del aumento de casos es el retraso de la edad en que se produce el primer embarazo en las mujeres.
Cuando el doctor Bruna comenzó el ejercicio de su profesión hace tres décadas, lo que más se trataba en las consultas eran patologías ginecológicas que incidían en el ámbito de la reproducción, como la endometriosis o la ausencia de ovulación debido a diferentes alteraciones como los ovarios poliquísticos o la obstrucción de las trompas. “Hoy en día lo que hacemos es luchar contra la fisiología femenina”, asegura el especialista. Las mujeres aplazan el momento de buscar su primer hijo hasta una edad en que su eficacia reproductiva ha disminuido considerablemente: las pacientes que acuden a los centros como HM Fertility Center tienen de media 38 años.
La realidad es que, para entonces, su capacidad para desarrollar óvulos de calidad ya está disminuida. En las mujeres, “la fertilidad es óptima a los 30 o 31 años, a partir de ahí se produce un decline que se hace muy manifiesto a partir de los 37 o 38 años y por encima de los 42 años, incluso con fecundación in vitro y óvulos propios, solo una mínima parte de las personas logra un embarazo”, explica Bruna. Una realidad que a veces se enmascara u oculta en los casos más mediáticos. Aunque muchas veces se omita esta información, la inmensa mayoría de famosas que consiguen quedarse en cinta más tarde de esa edad lo hacen gracias a óvulos donados.
¿Cuándo es necesario buscar ayuda?
El momento en que una pareja o mujer debe plantearse acudir a un centro especializado en medicina reproductiva va a depender de la edad de la paciente, ya que esta determina la reserva funcional ovárica o capacidad para de los ovarios de poder generar óvulos de calidad. Por ello, antes de los 35 años, es recomendable buscar la ayuda de los profesionales médicos si no se ha logrado el embarazo después de un año intentándolo mediante relaciones sexuales. Este periodo se reduce a seis meses si la mujer es mayor de 35 años.
Las unidades como HM Fertility Center disponen de distintos tratamientos a disposición de las pacientes. Los métodos se diferencian, en primera instancia, por su complejidad. Mientras que la inseminación artificial figura entre los más sencillos, la fecundación in vitro y todas sus variantes se colocan en un nivel superior de sofisticación. Así, en escalón se encuentran técnicas como la microinyección espermática, el diagnóstico genético preimplantacional, el screening de aneuploidías o alteraciones genéticas causantes de enfermedades y la donación de óvulos.
Pero los tratamientos que más importancia han cobrado en los últimos años son aquellos destinados a la preservación de la fertilidad, como la criopreservación de semen y la vitrificación de óvulos. Ambas medidas preventivas implican la congelación de espermatozoides u ovocitos, respectivamente, para garantizar las reservas de células de calidad y aumentar así las probabilidades de lograr un embarazo en el futuro.
En las mujeres, la técnica puede resultar determinante en el caso de que se planee postergar el primer embarazo más allá del inicio de la etapa de decaimiento de la fertilidad. “La vitrificación de óvulos realizada cuando la mujer es joven y, por tanto, cuando el número y la calidad de óvulos son adecuados, es la mejor medida de medicina preventiva frente a la infertilidad asociada a la edad”, recalca el doctor Bruna.
Asimismo, esta medida preventiva está especialmente indicada en pacientes con enfermedades como el cáncer o la artritis reumatoide que necesitan recibir un tratamiento con fármacos, radioterapia o quimioterapia con efectos gonadotóxicos, es decir, que perjudica la actividad ovárica. “Antes de aplicar el procedimiento que puede provocar que los ovarios dejen de funcionar bien, realizamos un ciclo de vitrificación”, explica el director de HM Fertility Center. De esta forma, las afectadas podrán acceder más adelante a las reservas de ovocitos congelados para lograr un embarazo.
La información es vital
Aunque se conozcan bien los cambios que experimenta el cuerpo humano con el paso del tiempo, puede ocurrir que las mujeres no se percaten por sí solas de la parte de esta evolución que no se manifiesta exteriormente. Mientras que el espejo les devuelve una imagen llena de salud y belleza, el motor de sus ovarios puede encontrarse cercano al agotamiento. Por eso, es muy importante que los especialistas adviertan a partir de cierta edad sobre los efectos que los años tienen en la capacidad reproductiva.
A pesar de que los ginecólogos de nuestro país están altamente capacitados, para el doctor Bruna “todavía se informa demasiado poco sobre la infertilidad asociada a la edad”, muchas veces debido a la saturación de las consultas y la falta de tiempo para dedicar a las pacientes. Aún hoy, “un porcentaje elevadísimo de las mujeres que acuden a los centros de medicina de la reproducción aseguran que nadie les había hablado de estos riesgos”, subraya el facultativo.
Una vez se ponen en sus manos, los profesionales de HM Fertility Center se encargan de que las pacientes reciban una atención integral y un trato personalizado y adaptado a su situación particular. De ahí la importancia de contar con un equipo multidisciplinar de especialistas de ámbitos que van desde la andrología a la inmunología, pasando por la psicología. “A veces es necesario apoyo psicológico para las mujeres y las parejas, para ayudarles a llevar los tratamientos con más naturalidad”, asegura el doctor Bruna.
La genética es otro de los campos que juega un papel relevante en medicina reproductiva. Su aplicación permite ya mejorar los resultados y efectividad de los tratamientos: “El diagnóstico genético preimplantacional y el screening de aneuploidías facilitan el nacimiento de miles de niños sanos de padres que tienen alguna enfermedad genética”, indica el experto.
Además, estas técnicas de detección precoz de alteraciones en el ADN hacen posible la eliminación de los fallos de implantación que se dan en aquellos casos donde, a pesar de contar con embriones de buena calidad, estos no se adhieren al útero ni dan lugar a un embarazo. Para el doctor Bruna, “el estudio de la expresión genética del endometrio es fundamental, porque nos permite hacer transferencias [de embriones] personalizadas” y adaptadas a los ciclos de cada paciente.
Junto con la investigación con células madre, la genética marca, asimismo, el futuro de la medicina de la reproducción. El desarrollo de técnicas para obtener óvulos y espermatozoides a partir de células somáticas y la corrección precisa de alternaciones genéticas en embriones son dos de las posibilidades que el avance de la ciencia puede hacer realidad en las próximas décadas.