Aunque existen estudios tanto a favor como en contra del ayuno previo antes de realizar ejercicio físico, cuando el objetivo de la dieta es la pérdida de grasa en particular, es un enfoque que aún hoy en día continúa investigándose a fondo.
El peso total o la pérdida de peso general en particular no lo es todo, sino que la pérdida de grasa cobra protagonismo cuando se busca mejorar la salud.
Ahora, un nuevo trabajo sugiere que ayunar previamente a la realización de ejercicio físico ayudaría a reducir la cantidad total de alimento consumido durante el día, sobre todo en el caso de hombres jóvenes ya ejercitados, algo que a su vez ayudaría a perder peso.
La combinación entre dieta y ejercicio para perder peso
En anteriores investigaciones, cuando se compara la dieta respecto al ejercicio físico como enfoques para perder peso, la combinación de ambos suele ser la elección ganadora, aunque la dieta por sí sola suele ayudar más que el ejercicio por sí solo.
Si bien es cierto que el ejercicio físico ayuda a quemar calorías, a menudo los individuos que inician nuevos programas de ejercicio no suelen bajar tanto de peso como pretenden, dado que suelen compensar la energía quemada después de realizar dicho ejercicio, por lo general de forma involuntaria, o bien acaban moviéndose menos a lo largo del día con la excusa de que ya han realizado una sesión de ejercicio programada.
Habitualmente las compensaciones no son completamente conscientes, dado que el cerebro humano busca evitar el déficit calórico de una forma u otra. A medio y largo plazo, el cerebro suele acabar adaptándose, y por ello las dietas milagro. En realidad, el cerebro busca evitar la muerte por hambre, dado que no reconoce la búsqueda de la pérdida de peso como búsqueda de salud, sino como sufrimiento.
Si bien en anteriores trabajos ya se había detectado que existen muchos aspectos a tener en cuenta, tanto en la alimentación como en el ejercicio, ya sea el tipo de ejercicio, intensidad, duración, condición física previa y peso previo; el hecho de ayunar o no previamente a dicho ejercicio sigue siendo objeto de polémica. Algunos trabajos si sugieren que correr en ayunas ayudaría a perder grasa, e incluso otros defienden el uso del ayuno intermitente como forma de aumentar el rendimiento en el gimnasio.
Este nuevo trabajo vuelve a sugerir que ayunar o desayunar es un aspecto relevante si se pretende perder peso, siempre y cuando se realice ejercicio después. En teoría, cuando se realiza una comida, el organismo busca como primera fuente de energía el uso de los carbohidratos de dicha comida, y parte de ellos se almacenan para su uso posterior, aunque se trata de un almacenaje escaso en comparación a las grasas. Respecto al desayuno, cuando se continúa en estado de ayuno, no habría calorías disponibles para producir energía durante el ejercicio, y el organismo recurriría a las mencionadas (y escasas) reservas de carbohidratos, además de las reservas de grasa.
Si bien es cierto que algunos expertos sugieren que se acabaría compensando esta pérdida de peso más adelante, tras realizar ejercicio, el nuevo trabajo publicado en The Journal of Nutrition sugiere que se equivocan.
Ayuno, ejercicio y pérdida de peso
En el nuevo trabajo, los investigadores de la Universidad de Bath, en Inglaterra, junto a la colaboración de otras instituciones, analizaron la interacción entre el desayuno y el ejercicio físico.
Para ello, reunieron a 12 hombres jóvenes, saludables y activos, y les pidieron que acudiesen a un laboratorio de ejercicio tres días diferentes por la mañana. Un día, los voluntarios comieron un tazón de avena de 430 calorías y descansaron varias horas; otro día consumieron el mismo tazón de avena previamente a la realización de ejercicio en una bicicleta a velocidad moderada durante una hora; finalmente, otro día no consumieron alimentos, y pedalearon en la bicicleta durante una hora, sin consumir alimento hasta la hora de comer.
En todos los casos los voluntarios permanecieron en el laboratorio hasta después de la comida, y comieron lo que quisieron en dicha comida. Además, se les entregó una bolsa con alimentos para que se los llevasen a casa, y se les pidió que tan solo consumiesen los alimentos incluidos en dicha bolsa, y devolviesen lo que no hubiesen consumido, para poder calcular las calorías totales consumidas. También se usaron máscaras de respiración para calcular su consumo total de calorías durante 24 horas.
Cuando se compararon los datos, se detectó que cuando se desayunaba y no se realizaba ejercicio alguno, había un claro exedente de energía ese día, dado que habían consumido 490 calorías más de lo necesario ese día.
Por otro lado, cuando consumieron el tazón de avena y realizaron ejercicio, se mantuvo un equilibrio energético, pues quemaron la misma energía que habían consumido ese día en total.
Finalmente, el día que realizaron ayuno y ejercicio posteriormente, durante la hora de la comida los participantes tenían más apetito que en los otros dos días. Sin embargo, al final del día, incluyendo el resto de comidas, finalmente se producía un déficit de 400 calorías de media, lo que significaría que compensaron muy pocas calorías respecto a las quemadas en la sesión de bicicleta.
Limitaciones del estudio
Si bien es cierto que estos hallazgos tendrían importantes implicaciones en la búsqueda de la pérdida de peso, dado que el ayuno previo al ejercicio físico sí podría ayudar a provocar un déficit calórico durante el día en general, el estudio no carece de limitaciones.
Tan solo se estudió a 12 individuos, todos ellos hombres, saludables y activos. Además, solo se compararon tres días de forma puntual, y no la duración de este déficit calórico a largo plazo. Además, todos ellos comieron avena para desayunar, por lo que se desconoce si este efecto sería igual con el consumo de cualquier tipo de desayuno, o en cualquier cantidad.
Tampoco se sabe por qué los hombres que ayunaron antes del ejercicio no llegaron a compensar totalmente el déficit calórico, ni si solo el hecho de ayunar sería la clave del proceso o hay algo más. Serán dudas a resolver en futuras investigaciones.