El compromiso con el medioambiente se ha convertido en uno de los principales ejes de actuación de cualquier empresa. En este camino hacia la sostenibilidad, las grandes compañías, responsables de aproximadamente el 70% del total de las emisiones de CO2, tratan de reducir su huella ambiental. En España, tan sólo diez compañías representan el 27% de todas las emisiones contaminantes de nuestro país, según el Registro Nacional de Emisiones. Pero, ¿qué es la huella ambiental? Se trata de la forma de calcular y evaluar el impacto en la naturaleza de una organización, producto o servicio.
Dentro de una gran compañía, son muchos los factores que influyen en su huella ambiental, desde el transporte a la producción, o el mantenimiento de las instalaciones. Los edificios, como centro de actividad, son uno de los principales responsables de la contaminación generada por las empresas. Por esta razón los edificios verdes se han convertido en una de las prioridades de las políticas medioambientales de las grandes firmas.
Los edificios sostenibles se caracterizan por un diseño pensado para minimizar su impacto ambiental y usar materiales menos contaminantes. La construcción de estos espacios tiene en cuenta el entorno natural para integrarse fácilmente en él, aunque el objetivo principal que se persigue con este tipo de edificaciones es lograr la eficiencia energética, es decir, optimizar el uso de energía gracias a instalaciones de luz inteligentes y el uso de luz natural, un buen sistema térmico del edificio y el uso de energías renovables.
Medidas verdes para un futuro sostenible
En 2016, Banco Santander lanzó un plan trienal con más de 200 iniciativas para mejorar la sostenibilidad global de la actividad del grupo en todo el mundo. Una de estas medidas consistía en reducir un 9% tanto el consumo eléctrico de los edificios como su emisión de gases de efecto invernadero. Se logró cumplir estas metas en apenas un año, evidenciando la eficacia de las políticas de sostenibilidad.
Los objetivos se consiguieron increíblemente rápido, gracias a la monitorización energética de las sucursales, que ha permitido detectar las necesidades reales de energía para adaptar el consumo del edificio. La climatización de las oficinas -refrigeración y calefacción- supone aproximadamente el 50% del consumo energético de las oficinas, según un estudio realizado por Fenercom (Fundación de la Energía de la Comunidad de Madrid) el año pasado. Por ello, se ha apostado por la domotización de la mayoría de las oficinas y en México, por ejemplo, se han sustituido todos los equipos de aire acondicionado en las sucursales del grupo por sistemas más eficientes.
La iluminación es el segundo mayor consumidor de energía en los edificios, un 28% según el informe de Fenercom. Para optimizar su consumo, Banco Santander ha utilizado detectores de presencia para regular la iluminación y se han instalado lámparas con tecnologías más eficientes que permiten el control de encendido y apagado. En Reino Unido, Polonia y la Ciudad Grupo Santander, ubicada en Boadilla del Monte en Madrid, todas las bombillas tradicionales fueron sustituidas por nuevas luminarias LED como parte de este plan de sostenibilidad.
Energías renovables y eliminación de plásticos, las prioridades para 2021
La responsabilidad de Banco Santander con el medioambiente tiene un largo recorrido. La compañía lleva realizando, desde 2001, la medición de su huella ambiental para detectar las áreas de mejora en cuanto al consumo, emisiones y residuos generados por el grupo en todo el mundo. Los resultados conseguidos hoy en día, entre otros, han colocado a la entidad como el banco más sostenible del mundo según el Índice 2019 Dow Jones Sustainability, después de haber ocupado la tercera plaza el año pasado y mantenerse como líder de Europa dos años consecutivos.
El primer plan de eficiencia energética de la compañía, que se puso en marcha en 2012, tenía el objetivo de reducir un 20% el consumo energético y las emisiones de CO2 para 2015. En 2019, Banco Santander ha lanzado un nuevo plan para los próximos tres años. De cara a 2021, las áreas de actuación prioritarias serán la reducción del consumo energético (gracias a la utilización de luces LED) y de las emisiones de gases de efecto invernadero (se tratará de incentivar la movilidad eléctrica y el uso de la energía verde en sus edificios).
Dentro de este nuevo plan, la compañía destaca dos de sus medidas estrella. La primera es eliminar los plásticos innecesarios de un solo uso en los edificios de Banco Santander de todo el mundo. La segunda, fija en 2021 la fecha límite para lograr que al menos el 60% de la electricidad utilizada proceda de fuentes renovables -en la actualidad es el 43%-. Una cifra que se pretende aumentar al 100% en 2025.
La definición de estas medidas pertenece a las 10 metas de Banca Responsable que la compañía ha establecido para 2025. Se trata de un plan para contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas: 17 medidas para erradicar la pobreza, el hambre y luchar contra el cambio climático en el mundo. Banco Santander, junto con más de 125 bancos, ha firmado estos principios en su compromiso por un futuro sostenible e inclusivo.
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