Lavarse las manos con agua y jabón. Durante al menos 20 segundos. Y varias veces al día. Es un hábito de lo más cotidiano, que la mayoría hemos interiorizado desde pequeños. Pero este año, y en el contexto de emergencia sanitaria en el que nos encontramos, un gesto diario tan sencillo como lavarse las manos puede salvar vidas.
Hoy, 15 de octubre, en el Día Mundial del Lavado de Manos, conviene recordar la importancia de esta recomendación sanitaria, pues resulta vital en la expansión de la pandemia del coronavirus. De hecho, un estudio al que UNICEF hace referencia, evidencia que lavarse las manos con jabón con regularidad ayuda a reducir la probabilidad de contagiarse de Covid-19 en un 36%. El virus está ‘envuelto’ por una membrana lipídica que puede disolverse con jabón y, de esta manera, queda expuesto y es más fácil eliminarlo, lo que disminuye enormemente las posibilidades de contraer la enfermedad.
Cinco pasos a seguir
No obstante, para garantizar un correcto lavado de manos -aquel que nos proteja de un contagio- existen algunos pasos que debemos seguir para asegurarnos de limpiar a fondo cada resquicio de nuestras manos y secarlas bien después, ya que los gérmenes se transmiten más fácilmente en superficies húmedas.
1. El primer paso sería mojar las manos, cerrar el grifo y enjabonar.
2. Después, frotar las manos con jabón hasta que se forme espuma. Restregar esta espuma por las palmas, el dorso de las manos, entre los dedos, debajo de las uñas y el inicio de las muñecas.
3. Seguir frotando las manos durante al menos 20 segundos.
4. Seguidamente, enjuagar las manos y retirar todos los restos de jabón con agua corriente.
5. Por último, secarlas con una toalla limpia (si estamos en casa) o un papel de un solo uso si estamos fuera de nuestro hogar.
El agua, un bien público
No solo es un hábito eficaz en la lucha contra el coronavirus, sino que también es un gran aliado contra otro tipo de enfermedades contagiosas, que pueden prevenirse con una correcta higiene de manos. Es por ello que los suministros de agua y el saneamiento del mismo son bienes básicos para la salud pública, y a los que todas las personas deberían tener garantizado el acceso.
Sin embargo, según las cifras que maneja la ONU, el 40% de la población mundial aún carece de la instalación básica en su hogar para lavarse las manos: unos 3.000 millones de personas en todo el mundo. Además, la falta de higiene y la inexistencia de servicios de saneamiento de calidad están asociados a numerosas enfermedades diarreicas como el cólera, que según estima la OMS, causa entre 1 y 4 millones de infecciones cada año.
La realidad es que, como consecuencia de la actual pandemia de Covid-19, ha quedado en evidencia que las comunidades con menos recursos son las más vulnerables ante una emergencia sanitaria y, por otro lado, que la salud pública depende en gran parte del acceso universal a recursos tan básicos como el agua y una buena gestión de los mismos.
En esta línea, en nuestro país, SUEZ España ha integrado los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU -un conjunto de metas para asegurar la prosperidad de todo el planeta de cara a 2030- para garantizar el acceso y saneamiento del agua en todas las comunidades en las que opera.
El grupo, referente en el sector de tratamiento de aguas, creó un Fondo de Solidaridad en 2012, desde el cual se ofrece un abanico de ayudas como bonificaciones sociales, tarifas adaptadas y mayor flexibilidad en los pagos, a colectivos u hogares en situación de pobreza o exclusión social. Es uno de los proyectos en los que participa la compañía para preservar el suministro de agua en todos los hogares de España.
Además recientemente se han impulsado otras iniciativas junto a entidades sociales como Cruz Roja Responde, para atender a personas que se encuentren en una situación de vulnerabilidad a causa de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. El objetivo de SUEZ durante la pandemia ha sido salvaguardar el suministro de agua y, para ello, incluso algunos de sus trabajadores se confinaron en instalaciones estratégicas, como las plantas de depuración y potabilización para asegurar su funcionamiento continuo. Acciones que pasan con disimulo, pero que son las que nos permiten llevar a cabo costumbres tan cotidianas como abrir el grifo y lavarnos las manos, esta vez para salvar vidas.