Que la situación se iba a descontrolar después de las navidades era algo que todo el mundo decía abiertamente mientras las disfrutaba. Ahora, la cuestión es saber hasta dónde y con qué consecuencias.
Durante meses, Madrid supo controlar la segunda ola que asolaba al resto del país y del continente con medidas basadas en los cribados de tests de antígenos en zonas básicas de salud previamente confinadas perimetralmente por su alta incidencia.
Es difícil entender por qué se permitió que durante cinco días (24, 25 y 31 de diciembre, más 1 y 6 de enero) esas medidas quedaran sin efecto y no se sustituyeran por otras similares. Lo que estamos viendo estos días no invita a ninguna clase de optimismo, más bien al contrario.
Aunque aún no estamos viendo probablemente los efectos de las reuniones de Nochevieja y Año Nuevo, todos los parámetros se están disparando en la capital. En los últimos 6 días (dejamos fuera el 1 de enero, pues no hubo datos oficiales) se han registrado según la Comunidad, 16.794 nuevos casos, lo que supone un aumento del 14,23% con respecto a la semana anterior… cuando esta cifra aún no está consolidada, es decir, crecerá -levemente, eso sí- en los próximos días.
La incidencia acumulada que da el Ministerio se sitúa en 507,6 casos por 100.000 habitantes, la más alta desde el 11 de octubre. La tendencia, ya vemos, sigue siendo claramente al alza y no hay motivos para pensar en un frenazo: el virus aumenta su transmisión con el frío, las reuniones en lugares cerrados y la movilidad. Todo lo que vimos en navidades, en definitiva.
Esta subida de casos hay que frenarla cuanto antes y es difícil hacerlo recurriendo solo a cierres perimetrales de zonas básicas de salud, pero la Comunidad sigue creyendo en esta solución para aliviar las medidas que perjudiquen a la hostelería y motivos tiene para hacerlo viendo el resultado de octubre. Si estamos o no ante la misma situación, lo juzgará el tiempo. A mí no me lo parece.
Mientras, el problema se deriva a los hospitales. En estos mismos seis días, hemos visto 1.651 nuevos ingresos hospitalarios, es decir, un 33,57% más que los seis días anteriores. Hay en Madrid ahora mismo 2.560 hospitalizados con clínica Covid, de los cuales 390 están ocupando una cama UCI. El sábado pasado eran 2.005 y 328 respectivamente. Hablamos de un crecimiento del 27,68% en el total de hospitalizados y del 18,91% en el de enfermos en estado crítico en menos de una semana.
Esto último es lo que más nos preocupa de Madrid: contando de nuevo los últimos seis días y con sus irregularidades en las notificaciones, la Comunidad ha añadido 188 ingresos en camas UCI. Eso son más de 30 por día, una subida del 52,84% con respecto a la semana anterior.
Teniendo en cuenta que el efecto en las UCI se suele ver una o dos semanas después de la detección de casos, el panorama es desolador. Incluso bajando el incremento al 30%, tendríamos 40 ingresos diarios la semana que viene, es decir, unos 300 en total. ¿Qué implican 300 ingresos en UCI en una semana? Que el número de camas ocupadas se va a disparar, pues los tratamientos suelen ser largos.
Y si no bajamos el número de casos, insisto, esta sangría va a durar semanas. El pico de la segunda ola fue de 502 camas UCI ocupadas. Madrid puede alcanzar esa cifra en unos diez días y todavía estaríamos al principio del rebrote post-navideño. Incluso el número de fallecidos va aumentando conforme ha ido creciendo el número de contagios ya desde antes del puente de la Constitución. En los últimos 6 días se han notificado 149 defunciones por 110 de los seis días anteriores. Un 35,45% más.
La situación de Madrid no es única en España, ni mucho menos De hecho, su ocupación UCI no es ni de lejos la más alta: con un 32,05%, Madrid está por detrás aún de Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares y La Rioja, todas por encima del 35% que se fijó en su momento para decretar el estado de alarma en una comunidad.
Se considera que a partir del 35% de ocupación Covid, lo normal es que el 100% de las UCIs originales estén ya ocupadas, lo que implica crear nuevas UCIs en quirófanos, unidades de reanimación, habitaciones de planta… y por lo tanto dejar de ofrecer determinados servicios esenciales a los enfermos de otras patologías.
En otras palabras, hay cuatro comunidades autónomas con sus hospitales colapsados y una quinta aproximándose a toda velocidad. Eso, lejos aún de la cresta de la ola, que no se intuye viendo los aumentos de casos detectados.
Aunque la cifra de nuevos ingresos (1.944) dé un poco de miedo en estas circunstancias, hay que reconocer que puede haber un efecto acumulación tras el festivo del día 6.
Ahora bien, la tendencia sigue siendo tan al alza, que es casi seguro que la semana que viene volvamos a ver más de 2.000 nuevos ingresos algún día, sin previsión de que eso cambie a corto plazo.
El número total de ingresados con clínica Covid en España roza de nuevo los 15.000. Hace diez días eran casi 12.000. Es un incremento del 25%. De mantenerse, en diez días habría en España casi 19.000 hospitalizados por Covid.
El récord de la segunda ola fue de 21.051 el 11 de noviembre. Por entonces, ya habíamos llegado a lo más alto de la cifra de contagios y la ocupación UCI rozaba el 35% a nivel nacional.
Superar esos números parece inevitable. No nos acercamos ni al 1% de población vacunada y la semana que viene podremos observar exactamente a qué ritmo vamos creciendo, pero no parece lento.
Este viernes se han notificado 25.456 casos en un solo día. Si seguimos el camino de otros países europeos, la semana que viene podemos superar los 30.000 holgadamente.
Incluso con los numerosos festivos de por medio, la incidencia acumulada a 14 días alcanza los 350,48 casos por 100.000 habitantes en el conjunto del país. En lugares como Extremadura (799) se ha multiplicado por cinco en apenas tres semanas. Este tipo de estallidos se pueden dar a partir de ahora en cualquier momento y en cualquier lugar. Se están dando en Reino Unido, en Irlanda y de nuevo en Chequia. Seamos muy prudentes en lo que dependa de nosotros.