Las enfermedades bucales afectan a cerca de 3.500 millones de personas en todo el mundo, según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una cifra que revela la magnitud del problema y actúa como una señal de alarma para la salud en general.
La evidencia ampara que este tipo de afecciones van más allá de la boca pero la mayoría de la población ignora su relación con otras dolencias. “Muchas personas desconocen el impacto que las enfermedades periodontales crónicas pueden tener en otras enfermedades sistémicas”, apunta Valeria Conti, directora senior de la categoría de cuidado bucal en Procter & Gamble Iberia.
Las señales para advertir las enfermedades bucodentales pueden ser mínimas pero las consecuencias pueden llegar a ser muy graves. Por eso, Oral-B se ha asociado con Scientific American y su División de Medios de Comunicación Personalizados (SACM) para explorar las últimas investigaciones que conectan la salud bucodental y la salud general.
"En la situación que estamos viviendo con la pandemia es más crucial que nunca salvaguardar no sólo la salud bucal, sino también la de todo el cuerpo", apunta Conti, que sintetiza así la misión del grupo P&G: "Educar a consumidores y profesionales sobre esta conexión, ofrecer a todas las personas la posibilidad de tomar el control de su salud bucal".
Con este objetivo, Oral-B desembarca en el Mobile World Congress, donde un año más se hablará de salud. Además de las últimas investigaciones en este ámbito, la marca de P&G presentará sus nuevos productos creados a partir de la tecnología más avanzada.
La última novedad es Oral-B iO, un cepillo que aporta más del 100% de eliminación de placa y hasta seis veces más de limpieza a lo largo de la línea de las encías en comparación con un cepillo convencional en cada cepillado. "Oral-B iO es una poderosa herramienta de última generación que les proporcionará una profunda limpieza en dientes y encías", resume Conti.
Tras seis años de investigación y desarrollo, los expertos de Oral-B han creado este producto que, por primera vez, trabaja con tecnología magnética en lugar de mecánica, lo que facilita que se distribuya la energía de manera uniforme a los filamentos del cepillo a través de micro vibraciones.
Asimismo, cuenta con un nuevo sensor de presión inteligente que ayuda al usuario a proteger las encías de una excesiva presión, advirtiendo sobre el exceso de fuerza con una luz roja e indicando en verde cuando los usuarios están aplicando la presión de limpieza óptima.
El cepillo tiene una nueva pantalla interactiva desde la que acceder a las distintas funcionalidades y ajustes, recibir recordatorios para cambiar el cabezal o a la información del temporizador, que registra la duración de cada sesión de cepillado. Además, la app relacionada ofrece al usuario una experiencia de cepillado personalizada, con gráficos 3D interactivos que reconoce las 16 superficies de los dientes para guiar al usuario por el 100% de las áreas de la boca.
Con este diseño, el usuario puede conseguir llegar con su cepillo a cada diente e incluso al espacio interdental para reducir o evitar la acumulación de placa y, con ello, prevenir muchas de las patologías asociadas a una mala salud bucodental.
Relación con otras enfermedades
En una boca sana, la acumulación de placa se reduce, evitando que las bacterias bucales se multipliquen y acaben provocando caries o deteriorando las propias encías, pero en el caso contrario, cuando la placa se acumula, crea una especie de barrera que protege a las bacterias orales del cepillo de dientes y de las defensas naturales.
Este es el primer paso para generar la enfermedad de las encías: los dientes se recubren de placa y las millones de bacterias que la forman producen un ácido que acaba erosionando el esmalte dental, provocando caries o una gingivitis que puede convertirse en una periodontitis, la infección más grave que daña los tejidos que rodean y sostienen el diente y afecta a casi una de cada diez personas en el mundo, según la OMS.
Pero la acción de las bacterias que conforman la placa no se queda ahí: su fuerza puede causar una respuesta inflamatoria en los tejidos periodontales que provoque una reacción en cadena al extenderse a través del sistema circulatorio por otras partes del cuerpo, provocando otras enfermedades más graves como cardiopatías, enfermedades respiratorias o renales.
“Está demostrado que la periodontitis supone cada vez más un riesgo significativo para el desarrollo y la progresión de múltiples afecciones sistémicas y la enfermedad de las encías es la forma que tiene la boca de advertirnos de problemas potencialmente más graves que se avecinan, por lo que es importante prestar atención a esas advertencias tempranas”, advierte Jeremy A. Abbate, vicepresidente y editor de la revista de divulgación Scientific American.
Hay estudios que señalan que la periodontitis puede aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular: cuando el flujo de bacterias hacia el torrente sanguíneo es continuo, puede desencadenar una inflamación, lo que provoca el crecimiento de la placa y la formación de coágulos sanguíneos.
También hay evidencia que relaciona a esta enfermedad con la diabetes, las enfermedades cardíacas y la demencia. Un estudio publicado hace unos meses en la revista científica Neurology, basado en el seguimiento de la salud bucodental de un grupo de personas en 20 años, concluyó que quienes padecían casos graves de enfermedad de las encías al comienzo del estudio tenían cerca del doble de riesgo de deterioro cognitivo leve o demencia al final del análisis.
El Libro Blanco de la Salud Oral, elaborado por el Consejo General de Dentistas y la Fundación Dental Española (FDE) junto a Oral-B, ya venía apuntando a que la emergencia de la pandemia, a pesar de haber colocado la salud como una prioridad, ha relegado cuidados del día a día esenciales para mantenerla, como la salud bucodental.
Consejos
Para evitar todas estas patologías, Oral-B recomienda, además de usar un cepillo eléctrico con un cabezal redondeado, utilizar pasta dental con fluoruro de estaño, que ayuda a proteger las encías contra la placa bacteriana, y sus enjuagues bucales con cloruro de cetilpiridinio biodisponible.
Las últimas dos claves para mantener una boca (y un cuerpo) sana son la limpieza interdentaria, para llegar donde el cepillado no llega, y acudir al dentista con regularidad para prevenir y detectar los signos de infección de las encías en sus fases más tempranas. Mejor prevenir que curar.