En plena explosión de ómicron parece difícil atisbar el fin de la pandemia de la Covid-19, con cifras de contagios inéditas. Pese a esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sorprendido con un pronóstico que llama al optimismo, como también lo hacen que la última variante se haya desinflado en su lugar de origen, Sudáfrica, o los buenos resultados de la píldora de Pfizer contra el nuevo coronavirus.
El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó este miércoles que "2022 ha de ser el año en el que termine la pandemia", lejos de anteriores proyecciones que apuntaban como mínimo a 2023. Eso sí, advirtió de que el próximo año también debe significar "el comienzo de una nueva era de solidaridad" tras haber aprendido que sólo una visión global puede derrotar al virus.
En su última rueda de prensa de 2021, haciendo balance, el dirigente admitió que han sido "12 meses muy duros para todos, pero no echados a perder". Y aportó un dato que a su juicio conviene recordar: ha sido este y no 2020 el año en el que más personas han muerto por la Covid-19 en el mundo, más de 3,5 millones.
Sudáfrica, Pfizer
"El año 2021 nos dio muchas razones para tener esperanza en forma de vacunas que indudablemente salvaron muchas vidas, pero por otra parte la desigualdad en el reparto de dosis costó también muchas vidas", lamentó el director de la OMS. "La Covid -añadió- continúa causando unas 50.000 fallecidos por semana y a medida que ómicron se hace dominante tenemos que tomar precauciones extra".
La actual ola de contagios en Sudáfrica está dando sus primeras señales de caída, dejando una tasa de hospitalización del 5,7% frente al 15,6 de la tercera ola, que estuvo marcada por la variante delta, el 16,2 de la segunda (beta) y el 13,1 de la primera.
A este rápido descenso de casos de ómicron en Sudáfrica se une la autorización de uso en Estados Unidos de Paxlovid, la píldora de la farmacéutica Pfizer para combatir por vía oral el virus de la Covid. La pastilla puede usarse para tratar casos moderados en adultos y menores de 12 años y que tengan patologías previas, como obesidad o problemas de corazón, o un mayor riesgo de ser hospitalizados.