De Bretón al asesino de Sueca: así son los hombres que matan a sus hijos para dañar a su exmujer
Los agresores son españoles, de mediana edad sin antecendentes ni trastornos, según la primera investigación española sobre este problema.
8 abril, 2022 02:58Noticias relacionadas
Sueca (Valencia) lidiaba este tres de abril con la triste noticia del asesinato de un niño de 11 años a manos de su padre. El mismo lunes que se conocía el suceso, el Ministerio de Igualdad anunciaba que la muerte del pequeño sería contabilizada como un caso de violencia de género, concretamente de violencia vicaria, aquella que ejercen los hombres con la intención de hacer el máximo daño posible a sus parejas o exparejas.
Los filicidos existen desde que el mundo es mundo. Prueba de ello es que una de las primeras noticias que se tiene sobre estos crímenes está recogida en la historia de Medea y Jasón, la tragedia griega escrita por Eurípides, en la que ella asesina a sus hijos como venganza por haber sido abandonada por el que fuera el amor de su vida. De hecho, la historia dio nombre en psicología al Síndrome de Medea, que luego aparecería reflejado en el personaje de Nicole Kidman en la película 'Los otros'.
Los asesinatos de progenitores hacia sus hijos es algo que se produce en ambos sexos, pero el caso de Ángela González Carreño, cuya hija fue asesinada a manos de exmarido en el régimen de visitas, a pesar de las 51 denuncias que interpuso para alertar de la violencia que sufrían tanto ella como su pequeña, puso sobre aviso a las autoridades para considerar que este tipo de crímenes también podían ser considerados una forma más de violencia machista, como así quedó recogido finalmente el Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
"Este delito, como violencia vicaria, es directamente proporcional a las leyes de protección a la mujer contra la violencia de la pareja (violencia de género), mostrando a las claras que cuando un maltratador no puede acceder a la mujer para continuar con el poder y el control sobre ella, ejerce violencia sobre las hijas e hijos para dañarla, aprovechando que la justicia y las instituciones disocian el delito y el daño sobre la madre de la peligrosidad de quedar al cuidado y en contacto con las niñas/niños".
Esa es la conclusión a la que ha llegado el informe Violencia vicaria: un golpe irreversible contra las madres, la primera investigación sobre este problema en nuestro país y que ha logrado trazar un perfil tipo del hombre que ejerce violencia vicaria: alguien de mediana edad, de nacionalidad española, padre biológico del niño o la niña y sin antecedentes penales ni enfermedades mentales diagnosticadas.
El trabajo corre a cuenta de Sonia E. Vaccaro, psicóloga forense y jurídica, integrante del Grupo de Investigación acerca del Síndrome de Alienación parental (Ginssap) del Observatorio de la Violencia contra la Mujer y Familia y la responsable de acuñar en España el término violencia vicaria. Además, el estudio está respaldado por la Consejería de Igualdad de la Junta de Andalucía.
A través del análisis de 400 sentencias judiciales relacionadas con violencia hacia la mujer o hacia los menores, el equipo de Vaccaro encontró un total de 50 casos de niños y niñas víctimas de violencia vicaria. Además, en su metodolodía también han incluido cuestionarios y entrevistas a las madres cuyos hijos habían sido asesinados.
Hombre de mediana edad
Desgranando con más profundidad el informe, en cuanto al tramo de edad, el 72% de la población de la muestra se concentra mayoritariamente en el grupo de 30 a 50 años. Si se perfila un poco más el rango, concretamante se sitúa entre los 45 a 50.
El 82% de los autores del crimen es el padre biológico de la víctima, ya que hay ocasiones en las que el asesino resulta ser la pareja de madre, y en el 74% de los casos hay violencia de género hacia ella. No obstante, de los casos recogidos en el informe, el 46% de estos no habían sido denunciados.
El 68% de los agresores son de nacionalidad española, mientras que los datos sobre el nivel de estudios y la situación laboral se encuentran bastante repartidos entre las distintas tipologías. Hay desde personas con estudios primarios hasta universitarios, parados y en situación activa.
En cuanto al consumo de estupefacientes, el 68% de los agresores no consume, aunque un 45% bebe alcohol de forma habitual. Es más, ese mismo es el mismo porcentaje de los asesinos que tomaron algún tipo de bebida alcohólica el mismo día que cometieron el crimen.
El informe también arroja bastante claridad respecto a las enfermedades mentales. El 94% de estos hombres no tiene ninguna enfermedad mental diagnosticada, sólo tres de los casos muestreados presentaban una y en todos era esquizofrenia.
Crímenes premeditados
Este punto es especialmente importante porque contribuye a desterrar el mito de que los hombres que ejercen violencia vicaria son unos enfermos mentales. De hecho, poniendo en contexto los datos extraídos con las entrevistas y charlas a las madres, las investigadoras concluyen que este tipo de crimen muestra una planificación previa."Los detalles del delito fueron planificados al milímetro, no fueron crímenes como producto de un ataque de furia o un arrebato. En efecto, todos estos asesinos actuaron de forma fría y premeditada, llegando en ocasiones a diagramar escenas que pudiesen confundir y despistar la investigación para evitar la resolución del delito y, de este modo, sumir a la madre en una incertidumbre permanente e infinita que la matase cada día un poco más", sentencian.
Similar a esta investigación española está la realizada por un equipo de Birmingham, publicada en The Howard Journal of Criminal Justice, y que concluía que estos hombres no pueden ser considerados asesinos al uso, sino que deben entrar dentro de una subcategoría en la que prima la propia imagen de masculinidad y la necesidad de ejercer el poder y el control en situaciones en las que sentían que esa masculinidad, de alguna manera, había sido amenazada, como podría ser el caso de una separación.
Además, ambos estudios consideran que esto es una lacra que sigue creciendo, pero la investigación española difiere en tanto en cuanto considera que el verdadero objetivo de estos hombres es herir y destruir a la madre. "Son los mismos asesinos quienes nos guiaron hasta esta conclusión, quienes desvelaron sus intenciones", detalla el trabajo, añadiendo algunas de las frases que las madres recuerdan que dijeron antes de cometer el delito: "Ya verás lo que les pasa a las niñas", "te voy a dar donde más te duele", "te quitaré lo que más quieres", "despídete porque no las verás más".