El 23 de febrero de 1981, el teniente coronel Antonio Tejero irrumpía pistola en mano en el Congreso de los Diputados. "Quieto todo el mundo", clamaba el golpista, cuya huella de bala aún luce en la Cámara. España entera contemplaba entonces atónita cómo los militares intentaban dar un golpe de Estado. A día de hoy, muchos españoles recordarán haberlo visto todo por televisión, pero hay un problema, es imposible que lo rememoren así. El 23-F no fue retransmitido en directo por ese medio, sino por radio.
Las imágenes del intento de golpe de Estado se emitieron posteriormente en la pequeña pantalla. Aún así, hay personas que lo reviven tal cual y que son capaces de trasladar muy elocuentemente cómo vieron a Tejero gritar ese "se sienten, coño" en pleno directo.
Javier Cercas, en su libro Anatomía de un instante, lo explica así: "Muchas personas dotadas de buena memoria recuerdan con pormenor haber visto en directo y por televisión la entrada en el Congreso del teniente coronel Tejero y sus guardias civiles, hasta el punto de que estarían dispuestas a jurar por lo más sagrado que se trata de un recuerdo real. No lo es: aunque la radio retransmitió en directo el golpe, las imágenes de televisión sólo se emitieron tras la liberación del Congreso secuestrado, poco después de las doce y media de la mañana del día 24". Esto es justo lo que se denomina un fenómeno Mandela.
El efecto Mandela es un término que se utiliza para designar a cualquier recuerdo colectivo falso. Su nombre deriva, precisamente, de la muerte del ex presidente de la República de Sudáfrica, ya que, en 2010, hubo gente que afirmó haber escuchado por televisión la noticia de su fallecimiento en prisión. Incluso los había que aseveraban haber visto el funeral que se le hizo, cuando en ese año Mandela todavía estaba vivo. Eso y que había salido de la cárcel en 1990.
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Por extraño que parezca este fenómeno, lo cierto es que es mucho más común de lo que se puede llegar a pensar. Por ejemplo, el icono de Mr. Monopoly, ¿lleva monóculo? El que crea que sí es víctima de otro efecto Mandela.
Intrigados por todo esto, un equipo de la Universidad de Chicago ha elaborado un estudio con la intención de comprobar si realmente existen los fenómenos Mandela y encontrar una explicación al suceso. El trabajo se publicará próximamente en la revista Pyschological Science, aunque actualmente se puede consultar a modo de preprint.
Falsa memoria colectiva
"Este efecto es realmente fascinante porque demuestra que existen consistencias entre los recuerdos falsos que tienen las personas", explicaba recientemente para la web de la Universidad de Chicago Wilma Bainbridge, neurocientífica de la institución e investigadora principal del estudio.
La conclusión principal de su trabajo es sí, es posible que existan recuerdos colectivos que no son reales, una especie de falsa memoria compartida.
Para llegar a este razonamiento, el equipo pidió a un grupo de participantes (individualmente y sin que nadie interfiriese) que observaran varias versiones de un logotipo o personaje, entre las que estaba el diseño original, el popularmente mal recordado y otras variantes. Además, se pidió a los participantes que puntuaran su grado de seguridad y que estimaran la cantidad de veces que habían visto esa imagen.
Entre las muestras estaba el ejemplo del Mr. Monopoly y ¿cuál fue su sorpresa? Que la versión del monóculo fue escogida por una "proporción [de participantes] significativamente mayor".
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Además de con el icono del juego de mesa, pasó con otras seis imágenes más: C-3PO, Jorge el curioso, Pikachu, el logo de Volkswagen, el de la marca de ropa Fruit of de Loom y el personaje de Wally (¿Dónde está Wally?). Todas ellas fueron catalogadas como efectos Mandela.
Mientras que a Jorge el curioso se le recordaba con cola, lo cierto es que su versión correcta es la de la izquierda, sin ella. El Mr. Monopoly no lleva monóculo, por lo que la opción válida es la de la derecha; y Wally lleva bastón, que sería la imagen del centro. Mientras, Pikachu no tiene nada negro en la cola, sino que es el icono de la izquierda, con una mota marrón en ella. Por último, el logo de Fruit of the Loom no tiene cornucopia ni plato y C-3PO no es todo dorado, sino que lleva una pierna plateada.
La explicación a este fenómeno, sin embargo, no ha quedado tan clara como la conclusión sobre su existencia. Una de las hipótesis que aportan los investigadores es la teoría del esquema, la cual sugiere que, cuando a nuestro cerebro le falta información, la completa en base a sus expectativas y experiencias. Véase, como Mr. Monopoly es rico, es lógico que lleve un monóculo, dado que es un símbolo de estatus.
Confusión cerebral
Sin embargo, eso no está del todo claro, dado que dicho argumento no justifica el fenómeno en otras imágenes, como en la de Pikachu y la cola negra. Por eso, el estudio aporta otra línea, una confusión que tendría lugar en el cerebro. "Nuestros resultados proponen que, aunque es poco común, es posible que las personas hayan tenido contacto con las versiones mandela. En ese caso, no sería un falso recuerdo, sino una confusión".
Es decir, es posible que, alguna vez, alguien haya visto a Mr. Monopoly con monóculo y que ese sea el recuerdo que se ha implantado en su cerebro. No es un falso recuerdo, es una confusión por haber estado expuesto a información falsa.
El tema de la información falsa juega un papel fundamental en la memoria. Aunque creamos que somos inmunes a bulos, lo cierto es que nuestro cerebro puede dar por buenos inconscientemente algunos de ellos.
Así lo demostró una investigación sobre los problemas de las encuestas políticas, la cual concluyó que eran capaces de infundir información falsa en las personas. Por ejemplo, la pregunta 'sería más o menos probable que votara a X si supiera que está siendo investigado por fraude fiscal' tenía la capacidad de generar el recuerdo a posteriori de que esa persona estaba siendo investigada, cuando no era verdad.
Además, el estudio comprobó que el efecto era más fuerte cuanto más tiempo pasaba, algo que podría encajar con el 23-F. Como defienden las investigaciones de la psicóloga Elizabeth Loftus, la memoria es algo así como un artículo de Wikipedia, cualquiera la puede modificar, incluido alguien que te diga que retransmitieron el golpe por televisión o tu propio cerebro, rellenando huecos de lo que pasó aquel día.
El tiempo, el culpable
En 2005, tras más de 30 años de trabajo, dicha investigadora publicó una revisión sobre los efectos de la desinformación en el cerebro. En ella esgrimía que el tiempo era un factor determinante para la implantación de información errónea en el cerebro. "La memoria ha permitido que el recuerdo original se desvanezca y hay menos probabilidades de que se note una discrepancia mientras se procesa la información errónea", sentencia. Muchas personas pudieron ver las imágenes del 23-F días después, pero con el paso del tiempo el recuerdo se ha disipado y han creído que fueron de ese día.
Lo curioso del efecto Mandela es que la implantación de información falsa se hace de manera colectiva. Como apunta Wilma Bainbridge, aunque creamos que la memoria de cada persona funciona en función de sus experiencias individuales, lo cierto es que "tendemos a recordar las mismas caras e imágenes que los demás".
La investigadora confiesa que, a raíz de esta investigación, se abre para ella y sus colegas una nueva línea de investigación sobre memoria colectiva. Quedan muchas cuestiones por responder al respecto, pero, de momento, de una cosa se puede estar seguro, ya no te puedes fiar ni de tus propios recuerdos.