El investigador y fotógrafo Roberto García Roa.

El investigador y fotógrafo Roberto García Roa. Cedida

Ciencia

Roberto, el biólogo de Carabanchel que triunfa en el mundo fotografiando moscas zombis

Investigador y artista a partes iguales, acaba de ganar el certamen internacional de fotografía de la revista BMC Ecology and Evolution, del grupo Nature.

21 agosto, 2022 03:02

Fueron horas de caminata nocturna por la selva peruana. Roberto García Roa (Madrid, 1984) ya había visto antes bichos colonizados por hongos zombi, pero la mosca que encontró en la Reserva Nacional de Tambopata, en la región suroriental del país andino, era algo espectacular: de su cuerpo consumido parecen salir en todas direcciones troncos de árbol cuyas copas son esporas que se esparcirán en busca de la próxima víctima.

"Acabé hasta arriba de ácaros, los tenía por todo el cuerpo, incluidas zonas donde no quieres que se pongan", confiesa el fotógrafo y científico a EL ESPAÑOL. Pero mereció la pena: la imagen de la mosca, como salida de una película de ciencia ficción, le ha hecho merecedor del segundo premio fotográfico interancional de la revista BMC Ecology and Evolution, perteneciente al grupo editor de Nature.

No es el primer galardón que García Roa recibe gracias a seres como venidos de otro planeta. El año pasado, la British Ecological Society le premió por sus imágenes de Valenciolenda fadaforesta, una especie de chinche blanco con alas transparentes como rodeadas de algodón.

La mosca parasitada por hongos zombis en la selva peruana que le ha valido el primer premio del certamen.

La mosca parasitada por hongos zombis en la selva peruana que le ha valido el primer premio del certamen. Roberto García Roa

Para tomar esta imagen no le hizo falta irse tan lejos: el insecto se encuentra en unas cuevas de Valencia, a donde este oriundo del madrileño barrio de Carabanchel se había marchado a vivir tras ser fichado por su universidad. Su particularidad es que apenas había sido descubierto unas semanas antes y cuyos parientes más cercanos se encuentran a miles de kilómetros de la Península Ibérica.

"Hice fotografías de las hembras, que todavía no habían sido tomadas; de la especie comiendo, siendo depredada por arañas… Este fue un caso muy bonito en que la fotografía ayudó al grupo científico que la estaba investigando para extraer más información", recuerda.

Que haya ganado premios fotografiando animales cuya visión pone al común de los mortales los pelos de punta no es casualidad. Este científico y aventurero está empeñado en mostrar aquellos animales menos agraciados, especies incomprendidas, odiadas y temidas incluso, para concienciar al público de la importancia de su conservación y la de su entorno.

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"Nunca he sentido rechazo por los insectos. Desde pequeñito, cuando veía una araña o una cucaracha, me generaba curiosidad. A muchos compañeros les gustan las águilas, los lobos, etc. Yo sentía atracción por animales que no llaman tanto la atención, incluso llegando a ser vilipendiadas, coo arañas, serpientes, lagartos o ranas".

Y eso implica nadar contracorriente. "Si te vas a certámenes internacionales de fotografía de naturaleza, la mayoría de fotos ganadoras suelen ser de mamíferos, aves, situaciones con seres humanos… porque nos llaman más la atención, inconscientemente", reconoce. "Mucha gente no sabe que existen los hongos zombi. No van a ser tan estéticos como un águila cazando, pero los fotógrafos tenemos recursos para conseguir imágenes llamativas, que generen curiosidad en quienes las ven".

Fotografía de la víbora Trimereserus sabahi tomada en el bosque húmedo de Malasia.

Fotografía de la víbora Trimereserus sabahi tomada en el bosque húmedo de Malasia. Roberto García Roa

¿Científico fotógrafo o fotógrafo científico? La doble trayectoria de Roberto García Roa en la ciencia y el arte está entrelazada. Licenciado en Biología por la Universidad de Alcalá de Henares, le empezó a coger cariño a la cámara al mismo tiempo que a la investigación.

"Antes de empezar el doctorado, marché a Nicaragua con la universidad en un proyecto de cooperación. Allí me di cuenta de que quería enseñarle a mis amigos y a mi familia lo que estaba viendo pero no podía hacerlo bien porque, por aquel entonces, mis fotografías eran muy malas".

Esas fotos también le ayudaban a relajarse en periodos de estrés mientras estudiaba o trabajaba. "Esos pedazos de selva, de montaña… Cuanto mejores eran las imágenes, más fácil me resultaba transportarme en el espacio y el tiempo a Nicaragua, Argentina, Uruguay…"

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Al mismo tiempo que desarrollaba su carrera en el CSIC o la Universidad de Valencia, con una línea de investigación centrada en la comunicación animal y su evolución en contextos cambiantes, se ha hecho un nombre como fotógrafo, publicando en revistas icónicas como National Geographic y siendo embajador de la marca Canon.

Lagartos multicolor en Baleares

Sus dos pasiones se unen más que nunca en su próximo proyecto. Este viernes, mientras se da a conocer su victoria en el certamen fotográfico de la BMC Ecology and Evolution Image Competition (coincidiendo, además, con el Día Mundial de la Fotografía), García Roa está haciendo las maletas para marcharse a Suecia, donde se unirá al grupo de investigación de Tobias Uller y Nathalie Feiner en la Universidad de Lund. Han logrado una beca Marie Curie para estudiar la evolución de los colores en los lagartos de las Baleares.

El científico fotógrafo ríe cuando se le comenta la paradoja de que tenga que marcharse a Suecia para estudiar una especie tan cercana a su actual hogar valenciano. "Es la vida del investigador, en algún momento tienes que salir de España para seguir aprendiendo, y este grupo es muy potente en su ámbito: esta beca es muy complicada de conseguir".

El proyecto consiste en fotografiar los espectaculares lagartos del archipiélago, veteados por múltiples colores, con una cámara especial que detecte hasta el ultravioleta. "Vamos a trazar su historia evolutiva, por qué tienen una coloración más o menos variada, por qué ciertos colores son más abundantes que otros… Enlaza muy bien mis dos mundos, la fotografía y la ciencia".

La lagartija balear Podarcis pityusensis mostrando una de las múltiples coloraciones que puede tener esta especie a lo largo del archipiélago.

La lagartija balear Podarcis pityusensis mostrando una de las múltiples coloraciones que puede tener esta especie a lo largo del archipiélago. Roberto García Roa

Cuando se le pregunta por un lugar especial para apreciar biológica y fotográficamente, no lo duda. Versado en las selvas de América Latina y Asia, en los fríos polares de la Antártida y, cómo no, en las espectaculares cuevas españolas –"vienen espeleólogos de todo el mundo porque continuamente se describen especies nuevas"– que descubrió a raíz de no poderse mover del país por la Covid-19, García Roa elige Marruecos el entorno más sorprendente que fotografiar.

"Un ser humano en mitad de la nada"

"Hace poco hice un proyecto visitando aljibes abandonados, en los que caen muchos animales y puede morir de inanición", explica. "Cabras, serpientes, todo tipo de insectos. Los rescatábamos y tomábamos fotografías". Marruecos, afirma, "es un país con una biodiversidad muy interesante, nos llaman la atención las ciudades pero tiene una variedad increíble".

Una última cosa. Fotografiar serpientes y arañas está muy bien, pero muchas de ellas son peligrosas por su veneno. ¿No le han dado ningún susto, ningún momento de tensión? "Nunca", responde con aplomo. "Con las serpientes hay que tener mucho cuidado. Cualquier persona no puede ir a hacer fotos de serpientes y más cuando son venenosas: tienes que conocerlas muy bien, saber cuándo el animal tiene miedo o está tranquilo… Es muy raro que muerdan ni no les hacemos nada, pero hay gente que les da con un palo por miedo y, aunque la mayoría va a huir, se pueden defender".

Sí hay un animal que le da un especial respeto. "Cuando nos encontramos a grandes felinos o mamíferos por la selva sabemos cómo van a reaccionar, pero cuando te encuentras a gente en mitad de la selva por la noche sí que hay tensión. El animal que más respeto me da es un ser humano en mitad de la nada".

Bueno, eso y los parásitos. "Pasan desapercibidos y son los que más lata nos dan. El combo del que hay que tener cuidado son los humanos y los parásitos", sentencia.