El presidente francés, Emmanuel Macron, se ha opuesto a la construcción del MidCat, el gasoducto que conectaría España y Francia por los Pirineos, con la siguiente frase: "No entiendo por qué tenemos que saltar como cabras pirenaicas". Una sorprendente comparativa que no tiene nada de original, pues ya la pronunció en su momento el general Charles de Gaulle cuando optaba a la presidencia de Francia. Pero, dejando a un lado a Macron, Pedro Sánchez, el MidCat, la Unión Europea y demás actores, ¿qué sabemos de la protagonista de esta historia, la cabra del Pirineo?
Su origen se remonta a los caprinos que llegados de Europa Central terminaron asentándose en la cordillera pirenaica, fundamentalmente en el norte de Huesca, Zaragoza, Navarra y Lérida. Aunque más tarde se difundió a los macizos montañosos del norte y centro de la Península Ibérica.
Por si en algún momento el presidente francés se encuentra con un animal de esta especie, será mejor que sepa diferenciar si es macho o hembra. Y es que los primeros tienen los cuernos dirigidos hacia atrás y suelen presentar barba, mientras que las hembras se caracterizan por tener perilla y sus cuernos son de tipo aegagrus; es decir, en forma de arco hacia atrás.
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Aunque su uso productivo principal es la carne, también pueden servir como ayuda a las crías de corderos en rebaños mixtos. En el caso de los machos castrados y con dos o tres años de edad, se usan como conductores para el manejo de rebaños de ovino. Y eso que, como dice el refranero popular, no se puede "estar más loco que una cabra".
Más longeva que un gallo
Si algo caracteriza al país vecino, eso es el cruasán, el mal perder, la Torre Eiffel y —cómo no— el gallo. Este último es un símbolo para los franceses, pues supone todo un recuerdo de sus orígenes galos. De hecho, el juego de palabras entre Galia y gallo es el motivo por el que se produce esta correlación, una asociación que bien podría haber firmado el propio Macron. Aunque enfrentando al gallo y a la cabra pirenaica, como si se tratasen de Macron y Sánchez, se ha de reconocer que es la especie de bóvido la que más esperanza de vida tiene, con unos siete años.
El presidente francés no ha estado muy acertado en su alusión, ya que estos animales se 'encuentran' de luto. Así es, de las cuatro subespecies que se conocían, dos de ellas se han extinguido, y la cabra pirenaica lo ha hecho hace no mucho tiempo. El último ejemplar de esta subespecie murió en enero del año 2000.
En lo que se refiere a la otra subespecie extinta, que se registró por última vez en 1892 en la Serra de Gerês (Portugal), provocó que en el reinado de Alfonso XIII de España se creara el Refugio Real de Caza de la Sierra de Gredos. Aunque esta iniciativa no tendría mucho éxito, puesto que a principios del siglo pasado esta especie de cabra estaba en rápida regresión. Aunque quién sabe si ahora que Macron la ha 'convertido' en trending topic, Sánchez mejore su estado de conservación (no el suyo, sino el del animal, claro).