El joven ingeniero de Vallecas que encandila al MIT y a Forbes con sus avances en fusión nuclear
"En EEUU se venden mejor pero la calidad de la investigación en la misma" / "Los primeros años en el MIT hay que tener cuidado para mantener la salud mental" / "Los países que puedan permitírselo deberían optar por la fisión"
24 septiembre, 2022 03:03Del madrileño barrio de Vallecas a Boston para lograr un sueño: proporcionar al mundo una fuente de energía extensa y limpia que, además, no esté en manos de extorsionadores. Aunque siempre le interesó la ciencia, Pablo Rodríguez rompe con el esterotipo: de pequeño, prefería estar con sus amigos jugando al baloncesto o a videojuegos que encerrarse en su cuarto a leer.
Este ingeniero industrial reconvertido a físico ha sido uno de los pocos españoles en entrar en la prestigiosa lista Forbes de los jóvenes menores de 30 años más prometedores. No en vano, el Massachusetts Institute of Technology, uno de los centros investigadores más punteros del mundo, le echó el lazo pronto y ahora desarrolla modelos de simulación de reactores nucleares para ellos.
Sus padres siguen en Vallecas. Él tiene una tintorería y ella se dedica a labores administrativas, pero ambos siguen con fruición cada pequeño avance en el complicado sector en el que se mueve Pablo, enviándole cada noticia que ven sobre fusión nuclear.
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Sobre él ya no están solo los ojos de su familia y los de sus compañeros científicos. Las circunstancias actuales han hecho que cada vez más gente -gobiernos, inversores privados- miren hacia la fusión nuclear como la esperanza para lograr la independencia energética y evitar la amenazadora sombra del cambio climático. Una energía que está cada vez más cerca.
¿Eras de los niños que se pasaba todo el día en la calle o en tu habitación leyendo?
Siempre he sido bastante aplicado, estudiando bastante para los exámenes y haciendo las tareas a tiempo y bien. Pero eso no quitaba que tuviera mi tiempo de ocio y entretenimiento. Me gustaba mucho el baloncesto, así que por las tardes o en cualquier tiempo de recreo me podías encontrar en una cancha con mis amigos, practicando yo solo o en los entrenamientos del equipo.
También practiqué judo unos años cuando era pequeño y, como muchos niños a esa edad, me gustaban los videojuegos. Ya que mencionas la lectura, si te soy sincero, mi interés por ella nunca ha ido más allá que unos pocos títulos que me entretenían. Si bien leía libros (Harry Potter siempre será mi saga adolescente preferida), yo no era alguien que siempre pudieras encontrar con un libro, que tuviera una gran biblioteca o que se conociese las obras maestras desde pequeño.
¿Tus padres respiraron aliviados cuando les dijiste que querías estudiar una ingeniería?
Bueno, ya llevando buenos expedientes desde pequeño y habiendo mostrado mi interés por las ciencias y la tecnología, la verdad es que no creo que fuese una sorpresa cuando les dije que tiraría por una ingeniería. Hasta prácticamente el último momento no decidí que quería hacer Ingeniería Industrial.
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Más bien fue una elección basada en las grandes posibilidades que me abría, ya que es una ingeniería que toca muchos temas muy distintos (¡los ingenieros industriales estamos en todos lados!) y realmente por entonces no tenía muy claro qué aspecto científico-tecnológico me interesaba más, así que era una buena opción.
Cuando era más pequeño (en Primaria) tenía una devoción por los animales y por unos años pensé que me podría dedicar la Veterinaria. No tardé mucho en descubrir que los temas relacionados con la medicina no eran lo mío. Así que me hice ingeniero.
¿Has conseguido explicar a tu familia en qué consiste tu trabajo?
¡Sí! Además, mi familia se muestra muy interesada por el mundillo de la fusión nuclear y me suelen mandar muchas veces artículos que se publican en periódicos y blogs de internet (aunque debo decir que muchas veces les tengo que decir que no crean ciertas cosas, ya que muchos artículos no pasan por los filtros de los científicos que estamos trabajando en el tema, lo que es una pena).
Por suerte, la fusión nuclear despierta un interés que hace que haya mucho contenido abierto a todos los públicos que explica en qué consiste, y que haya noticias muy a menudo sobre los avances que se han hecho alrededor del mundo. Es un tema que despierta interés por sonar tan a ciencia ficción (¡controlar un sol en miniatura a 200 millones de grados en una máquina que lo contiene con intensos campos magnéticos!), y al mismo tiempo siendo tan necesario para el mercado energético y la estabilidad mundial de las próximas décadas y del futuro de la humanidad, incluyendo posiblemente la exploración espacial.
Además, el cambio climático y las circunstancias geopolíticas actuales están haciendo que haya cada vez más interés, incluso desde el público general, en encontrar alternativas a los combustibles fósiles y alcanzar la independencia energética.
¿Cómo llega uno a ser uno de los pocos españoles que han aparecido en la mítica lista anual de los 30 jóvenes más prometedores del mundo de la Forbes? Imagino que iría a pocos botellones durante la carrera.
¡Hay momentos para todo! La verdad es que tuve unos años universitarios en Madrid muy sociales y entretenidos, que no los cambiaría por nada. Puedes ser aplicado, que te guste y se te dé bien lo que haces, y al mismo tiempo pasártelo bien con tu grupo de amigos. La clave es encontrar el balance que funcione para cada uno y con el que seas feliz. Porque algo está claro: no se puede alcanzar la excelencia si durante el camino solamente has sufrido y no has encontrado placer en lo que haces. Siempre digo que la clave es encontrar lo que te apasione; luego las cosas vendrán por sí solas.
Yo descubrí que me encantaba lo que estudiaba (y que tenía la suerte de dárseme bien), y que no quería lanzarme de primeras al mercado laboral tras terminar la carrera. Haciendo mi proyecto de fin de carrera en el Politecnico di Milano en Italia descubrí además que me gustaba el mundo de la investigación. Tanto por el aprendizaje constante como también por la libertad que tienen los científicos y académicos de cómo quieren que sea su día a día. Así que decidí darle una oportunidad al mundo académico y me lancé a hacer mi doctorado en Boston y de ahí a mi carrera de científico en el MIT.
Mi entrada en Forbes ha sido una combinación de lo llamativa que es mi investigación en fusión nuclear, como de un buen timing, ya que empecé a trabajar en el proyecto SPARC justo en sus primeros días, lo que hizo que mi trabajo tuviera bastante impacto y se diera a conocer. De hecho, justo unos meses antes de mi aparición en la lista Forbes, los resultados de mi trabajo y el de mis compañeros aparecieron en artículos de grandes plataformas como The New York Times y en televisión, y esto le dio una visibilidad tremenda, lo que contribuyó para que Forbes me eligiera para su lista.
Además, mi trabajo tiene componentes tanto de carácter público (academia propiamente dicha) y privado (al colaborar con la que es ahora la empresa privada más potente en el campo de la fusión). Este carácter de colaboración público-privada se ve bastante positivo en el mundo anglosajón, que es donde se basa Forbes. Estos aspectos, en conjunción con éxitos previos, hicieron que Forbes me incluyese en su lista para 2021, lo cual es un honor, y además me sirve como altavoz para que la gente conozca qué es la fusión y por qué es tan importante.
¿Se puede ser investigador de excelencia en un país extranjero y conservar amigos del barrio?
¡Sí, por supuesto! Aunque más que la investigación, lo que más afecta a las relaciones es la distancia, y sobre todo un aspecto muy particular de esto: la diferencia horaria. Cuando mis amigos en España terminan de trabajar, yo estoy en pleno día de trabajo, y cuando yo termino ellos están durmiendo, lo que dificulta la comunicación del día a día, ya que nuestras horas de relajación son muy diferentes. Pero quitando esto (y obviando las dificultades que trajo la Covid al no poder viajar), cuando nos reunimos de nuevo es como si no hubiera pasado el tiempo.
Más allá de lo científico, ¿qué has aprendido en EEUU que te haya hecho progresar en tu carrera que sabes que no hubieras aprendido en España?
Algo bastante típico que se suele decir del mundo anglosajón, y en particular de Estados Unidos, es que saben presentar y venderse muy bien. Esto, que en otros países se puede interpretar en algunos casos como vanidad y arrogancia, es una herramienta muy útil cuando necesitas mostrar confianza, darte a conocer y hacer que tu trabajo y tu persona tengan impacto.
Es algo que noto cuando estoy en conferencias internacionales. Los científicos de EEUU muestran más confianza y los estilos de presentación son muy diferentes, a pesar de que la calidad de investigación es la misma.
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Si bien el idioma (ser nativo en el idioma que domina el mundo científico) da una clara ventaja a la hora de expresarse, también se trata de un tema cultural que los estadounidenses aprenden desde pequeños, al ser la competitividad tan necesaria en la sociedad en la que viven. ¿Te suena de las películas y series de Hollywood cuando a los niños desde pequeños les mandan constantemente tareas en las que exponen un tema libre en clase? ¿O las competiciones y clubs de debate en los que uno quizá tiene que defender una idea en la que no cree? Bueno, pues todo esto ocurre de verdad en EEUU, y hace que los estudiantes salgan con más confianza en presentar, defender ideas y no infravalorar lo que hacen. Este aspecto poco a poco lo voy adoptando y creo que me está ayudado bastante.
Otro aspecto de EEUU con el que he aprendido es la grandísima diversidad de su sociedad. Además, en el mundo científico, y aún más en una institución como el MIT, se recibe mucho influjo de personas de todo el mundo y los equipos de trabajo tienen una diversidad de ideas que no se podría encontrar si se tratase solamente de personas que provienen de una única burbuja cultural y social. Rara vez he estado en clases, grupos de estudio, de trabajo y sociales en los que sean la mayoría americanos. Aunque estas situaciones se pueden dar en otros países, en EEUU es bastante común que los equipos tengan una gran diversidad internacional.
Vivir en Boston y trabajar para una empresa privada, ¿cambia la visión de cómo debe investigarse en España?
En realidad, no trabajo para una empresa privada. Trabajo para el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que, aunque privada, es una universidad sin ánimo de lucro. Mi trabajo se ha centrado en la investigación académica con fondos públicos que provienen del Departamento de Energía de EEUU. Aunque sí es cierto que en los últimos 4 años el 50% de mi trabajo ha sido financiado por la empresa privada Commonwealth Fusion Systems (CFS). En mi trabajo, les ayudo a diseñar y optimizar sus reactores de fusión a través de simulaciones y métodos computacionales, pero al mismo tiempo publico mis artículos en revistas científicas en open-access, de ciencia abierta a todo el mundo.
Este tipo de iniciativas público-privadas son muy interesantes y necesarias para el desarrollo tecnológico de nuevas ideas. La experiencia y el conocimiento que se han adquirido en el sector de la investigación pública, tanto en universidades como en laboratorios nacionales, son muy valiosas para sacar al mercado productos que requerirían de otra forma un desarrollo científico-tecnológico muy elevado.
Mediante colaboraciones de este estilo en temas que pueden traer un beneficio directo para la sociedad, como ocurre con la fusión, empresas con capital privado pueden beneficiarse del talento académico. Y al mismo tiempo, el mundo académico puede avanzar en sus investigaciones con más fondos y más plataformas (como nuevos experimentos, herramientas y recursos) que el sistema público no podría afrontar por sí solo.
¿Cómo de exigente es el MIT? ¿Se puede estar a la altura y mantener la salud mental?
Al ser una universidad que siempre está en el top mundial de ciencias, tecnología e ingeniería, la exigencia no proviene tanto de MIT en sí mismo sino de las propias personas cuando llegamos a esta institución.
Me explico. Al ser un centro que atrae a los mejores de todo el mundo, cuando alguien nuevo llega a MIT quiere ir más allá, y se suele exigir más de lo normal porque quiere seguir siendo el 'mejor entre los mejores', ya que siempre lo ha sido.
Por ello, los primeros años son muy críticos y hay que tener cuidado para poder mantener la salud mental. MIT pone a la disposición de todos los alumnos servicios de ayuda psicológica, y sobre todo los estudiantes de primeros años reciben mucha atención por parte de MIT. En mi caso, el primer y segundo año fueron muy duros, con muchas horas detrás, largas noches y sin fines de semana, pero luego me acostumbré y actualmente tengo un ritmo de trabajo muy saludable, con horas normales.
¿Hay piques entre físicos e ingenieros en el MIT? Seguro que cada bando tiene chistes sobre el otro.
Curiosamente, en el entorno en el que me muevo, no hay mucho pique. Resulta que un gran número de los físicos que trabajamos en fusión provienen de un background de ingeniería. Entre ellos me incluyo yo, ya que estudié ingeniería hasta el máster, y luego mi doctorado y mi actual trabajo son en física de plasmas.
Al haber tanta interacción e intercambio entre las dos disciplinas en el mundo de la fusión, no da lugar a muchos chistes. Si bien es cierto que los que hemos estudiado ingeniería solemos tener una visión más práctica, lo cual es muy útil cuando estudiamos temas de física aplicada y sobre todo en fusión, ya que está justo en la intersección de ser una ciencia interesantísima y al mismo tiempo con un potencial tremendo de proporcionar energía limpia. Yo me alegro de haber estudiado ingeniería y tener esa visión, a pesar de que ahora mi trabajo y día a día sea de físico.
¿Alguna vez has sentido temor por, como dicen en las películas, que la tecnología en la que estás trabajando 'caiga en las manos equivocadas'?
Por suerte, el campo en el que trabajo, la fusión por confinamiento magnético, tiene muy poco riesgo (posiblemente nulo) de ser usado para fines armamentísticos, nucleares o militares. No trabajamos con materiales fisionables y las plantas de producción eléctrica del futuro van a ser muy seguras. No me he planteado que pueda 'caer en las manos equivocadas'. Al contrario, ojalá caiga en las manos de todo el mundo para que dejemos de contribuir al cambio climático y acabemos con los conflictos por recursos energéticos.
¿La invasión rusa de Ucrania es lo mejor que le ha podido pasar a la carrera por la fusión nuclear?
Es pronto para poder evaluar cómo la invasión está cambiando el panorama de investigación y desarrollo en el campo de la fusión. Si bien ha hecho que le demos más importancia a la independencia energética como una estrategia geopolítica muy importante, llevará un tiempo poder ver si realmente los fondos públicos y privados destinados a la investigación han aumentado.
En el Gobierno de EEUU estamos viendo movimientos muy positivos (con iniciativas nuevas de colaboración público-privada y una visión más pragmática sobre qué es necesario para llevar la fusión al mercado eléctrico, por ejemplo), pero aún queda ver cómo se van a materializar estas iniciativas y en qué escala temporal y financiera.
El sector privado de la fusión está creciendo más y más, y ya hay varias empresas que prometen plantas de fusión en la próxima década usando máquinas muy diferentes entre sí. Es, sin duda, un momento histórico para el campo de la fusión nuclear, y la carrera por conseguir que sea una sustituta a los combustibles fósiles ha comenzado. Los próximos años van a ser muy emocionantes.
La fusión nuclear es una de las herramientas más prometedoras para reducir el impacto del hombre en el cambio climático. Sin embargo, es evidente que la mayoría de países tendrán que seguir aprovechando las energías contaminantes por falta de recursos, infraestructura o tecnología para construir reactores. ¿Va a abrirse una nueva brecha entre norte y sur?
Sí, es posible que la brecha se mantenga hasta que podamos reducir los costes de las tecnologías de producción de energía limpia y podamos expandirlas a todo el globo. En fusión, y en particular en el MIT, el tema económico es un tema de suma importancia cuando pensamos en futuras plantas de fusión, y nuestro trabajo se centra en lograr que máquinas compactas, a bajo coste y rápidas de construir sean posibles, lo que puede contribuir a aliviar este problema.
Mientras tanto, las tecnologías solares y eólicas están abaratando sus costes enormemente y, aunque no pueden suplir toda la demanda, pueden contribuir de manera sustancial a mitigar el cambio climático. Así mismo, los países que así puedan permitírselo deberían adoptar más la energía nuclear de fisión, que ha demostrado la producción de electricidad libre de carbono de manera robusta, limpia y segura. Hasta que llegue la fusión, sin duda un mix energético de renovables y fisión es nuestra mejor apuesta para lograr los objetivos climáticos.
¿Sigues construyendo drones de carreras como entretenimiento?
Así es, he tenido este hobby (conocido como FPV – first-person view) desde hace unos años. Ya que mi trabajo del día a día es muy computacional (trabajo mayoritariamente con simulaciones, inteligencia artificial, o con análisis de datos experimentales), me apetecía empezar un hobby con el que poder trastear con mis manos en un taller. Así que empecé a construir drones, que siempre me habían llamado la atención pero que nunca habido tenido tiempo, espacio y recursos. Es bastante emocionante volar un objeto que has construido tú mismo, y además son muy rápidos y flexibles. ¡Muy recomendable el mundo del FPV!
Tener un hobby como este me ayuda a mantener un equilibrio entre trabajo y vida personal, lo cual es muy importante para mantener una salud mental sana y poder dar lo mejor de ti en el día a día, tanto en el trabajo como en tus relaciones de fuera.