La empresa china Sinogene ha presentado, cien días después de su nacimiento, a la primera loba ártica clonada del mundo. Ha recibido el nombre de Maya y ha resultado de una célula de la piel de un lobo ártico que se introdujo en el óvulo de una perra y se ha gestado en el útero de otra de la raza beagle.
La técnica a través de la que ha sido llevada a cabo esta clonación ya había sido utilizada en el Reino Unido en el año 1996 para el famoso caso de la oveja Dolly. De todas formas, a través de los años la técnica ha sido probada también en otras especies animales, entre las que destacan los perros domésticos, como la madre gestante de Maya.
Si bien el nacimiento de Maya —que tuvo lugar el pasado 10 de junio— tuvo lugar con éxito, para que se produjera los científicos tuvieron que producir un total de 137 embriones, de los cuales se implantaron 85 en siete perras. De todos estos intentos, sólo Maya ha sido el caso llevado a término y, por esta razón, muchos científicos se muestran reticentes a la clonación.
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Por esta razón, muchos piden que sólo sea realizada en los casos en los que la especie animal en cuestión se encuentre en peligro de extinción o, directamente, extintas en el mundo salvaje. Los investigadores que realizaron el estudio manifiestan que el lobo ártico es una de esas especies que se encuentran en peligro y que el éxito de su estudio aporta herramientas para la conservación de especies.
La empresa china encargada del experimento ha anunciado que planea un acuerdo con el Wildlife Park de Pekín, en este sentido, para seguir investigando las aplicaciones de estas técnicas de clonación en animales en peligro de extinción. Si existen reparos a la clonación en animales es porque todavía se desconocen las consecuencias a largo plazo para la salud de los especímenes nacidos por este sistema.
Clonación en el futuro
Maya será trasladada en el futuro a Harbon Polarland, un parque temático chino en el que podrá relacionarse con otros lobos árticos después de un período de adaptación. Los propios autores de este estudio se han mostrado preocupados de que, al haber sido criada por una perra de la raza beagle, Maya no cuente con las habilidades necesarias para socializar con los animales de su especie y, por lo tanto, no encaje en la manada.
Mientras que el resto de lobos árticos cuentan con la mitad del genoma procedente de sus padres y la otra de sus madres, Maya únicamente cuenta con el material genético al del lobo del cual se tomó la muestra de piel. Es decir, es genéticamente idéntico. Por esta razón, algunos científicos creen que la clonación no presenta tantos beneficios para la conservación de especies puesto que la diversidad genética es limitada.
Estos científicos como Robin Lovell-Badge, del Laboratorio Francis Crick, a quien citan en este artículo de The Times, consideran que la ventaja de la clonación se puede observar en especies que ya se han extinguido por completo y que su material genético se ha tomado de museos o de especímenes congelados encontrados.
Es decir, experimentos que pueden recordar a la ficción, como la saga de películas de Jurassic Park, pero que, aunque no lo creamos a priori se encuentran más cerca de la realidad de lo que pensamos. En este artículo de EL ESPAÑOL, de hecho, se recoge el proyecto de George Church, un científico que se ha propuesto devolver la vida a la especie del mamut, el famoso pariente prehistórico de los elefantes.