Las huellas dactilares son únicas para cada individuo. Ni siquiera dos gemelos idénticos poseen el mismo patrón, lo que ha hecho que sean especialmente útiles en el terreno de la identificación de personas. Poco a poco, sus funciones han ido trasladándose del campo policial y forense a muchos otros, hasta el punto de que, a día de hoy, son uno de los mecanismos empleados para desbloquear teléfonos móviles. La ciencia sobre sus distintas aplicaciones ha avanzado sobremanera, pero ha ido lastrando una cuestión sobre el camino: cómo se forman y qué las hace tan especiales. Estas preguntas representaban un gran misterio, hasta ahora.

Un estudio comandado por profesionales de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) parece haber dado con la clave. Publicado en la revista Cell, apuesta porque son tres mecanismos los que influyen en la creación de las huellas dactilares: la intervención e interacción de tres moléculas, las diferencias de la forma del dedo y el propio crecimiento de la piel.

Es cierto que, por norma general, existen tres patrones en las huellas dactilares: el arco, el lazo y la espiral. Sin embargo, en cada humano es único, algo que no se había conseguido relacionar con nada respecto a su utilidad. Se piensa que las proporcionan un agarre y una sensibilidad añadida a las yemas de los dedos.

Patrones comunes de huellas dactilares: el arco, el lazo y la espiral. Glover, J. D. et al. Cell

Hasta ahora, se habían formulado distintas teorías que intentaban dar con una explicación al fenómeno. Por ejemplo, en 2022 el mismo equipo publicaba un trabajo en el que apostaba por la intervención de varios genes relacionados con el desarrollo de las extremidades. Sin embargo, como plantea la nueva investigación, esto no justificaría por qué dos gemelos monocigóticos, es decir, que proceden del mismo óvulo, tienen huellas dactilares diferentes. Así, la solución tendría que añadir algún factor más, por lo que continuaron la investigación.

WNT, BMP y EDAR

"Para crear los diferentes patrones de arcos, bucles y espirales, la clave no puede estar sólo en ingredientes moleculares", razona al respecto Denis Headon, genetista en la Universidad de Edimburgo y uno de los autores del estudio. "La clave está en cómo se despliegan (los genes) por la anatomía de la mano", concluye en un comunicado distribuido por Nature, la cabecera que agrupa a la revista Cell.

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En su investigación, los autores comprobaron que había tres genes implicados en el desarrollo de las huellas dactilares: WNT, BMP y EDAR. Lo que percibieron los autores es que los dos primeros funcionan a la vez, pero de manera opuesta. Mientras que WNT estimula el crecimiento celular para conformar protuberancias en la capa externa de la piel, BMP suprime dicho crecimiento para formar surcos.

Este fenómeno es lo que en matemáticas se conoce como patrones de Turing, el mismo Alan Turing que descifró el código Enigma en la Segunda Guerra Mundial. El matemático no sólo cambió el curso de la contienda, también empleó sus conocimientos en descifrar por qué en ciertos elementos de la naturaleza, como las hojas, o en algunos animales, como las cebras, se forman patrones geométricos de puntos, manchas o rayas tan distintos. Irónicamente, se suele decir que las rayas de este animal son su huella dactilar, ya que tampoco hay dos iguales.

Un sinfín de patrones

Técnicamente llamados sistemas de reacción-difusión se basan en la contraposición de dos elementos químicos, como es el caso de WNT y BMP. La aleatoriedad en la que WNT y BMP chocan, daría a lugar a la creación de un sinfín de patrones distintos de ondas o, mejor dicho, dermatoglifos, que es como se los conoce.

No obstante, no hay que olvidar que la forma del dedo también va a determinar la forma de estos relieves epidérmicos, así como el momento en el que se forme cada uno de los relieves, pues estará condicionado por la propia etapa de desarrollo fetal y, por ende, de crecimiento de la piel.

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La anatomía de esta parte del cuerpo es una parte fundamental para dirigir el patrón de crecimiento de la huella dactilar. Por normal general, los primeros relieves empiezan a formarse en tres puntos: en el centro de la almohadilla, en el extremo del dedo y en el pliegue de la articulación que dobla el miembro.

"Desde estos tres sitios, las crestas (relieves epidérmicos) se extienden a lo largo de la yema del dedo como ondas", precisaba Headon "Estas ondas chocarán", aclara por su parte Cheng-Ming Chuong, biólogo del desarrollo de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles y otro de los participantes en la investigación. "Y, cuando chocan, proporcionan una turbulencia que ayuda a crear la diversidad de patrones de huellas dactilares". Así, termina la explicación.