Si usted es de quienes de vez en cuando compra un número de la lotería, lo más seguro es que al día siguiente no se disponga a comprar el mismo o con unas cifras parecidas pues pensará que la probabilidad de que esto ocurra será de una entre un millón. Sin embargo, dicha probabilidad no es tan elevada, como ha quedado demostrado con las combinaciones premiadas en la Bonoloto los días 9 y 11 de marzo. Así es, en apenas 48 horas se han repetido siete de los ocho números resultantes.
"Esto es muy sospechoso…". Esta era una de las respuestas que se podía leer en Twitter después de que la coincidencia se hiciera viral. Pero, ¿se trató de una mera casualidad, hay una mano negra o, en realidad, la ciencia ha encontrado la respuesta?
Pues bien, aunque muchos hayan preferido pensar que, como suele decirse, hay gato encerrado, lo cierto es que lo único que se esconde en esta secuencia de números en dos días consecutivos es el azar. "Para empezar, la Bonoloto es un sorteo muy improbable", comienza diciendo en su vídeo explicativo de Instagram el matemático y divulgador científico Santi García Cremades. "Que te toquen los seis números, más complementario, más el reintegro, son un total de una opción entre 700 millones", prosigue.
En el caso de que se repitan dos sorteos prácticamente iguales, la probabilidad se reduce, aunque no por ello será mucho más frecuente que ocurra. Y es que las opciones de que se repitan los cinco números, el complementario y el reintegro dos veces son de una entre 140 millones.
Al principio, eso sí. La probabilidades se acrecientan conforme pasa el tiempo. Así, la estadística nos dice, como señala el matemático, que tendríamos que esperar 200 años hasta que viéramos la próxima coincidencia. Entonces, ¿cómo es posible que lo hayamos presenciado en un tiempo tan reducido como dos días? "Conspiraciones fuera, los sorteos no tienen memoria. Por tanto, siempre existen las mismas probabilidades", concluye.
Esto es, que no hay evidencia científica de que el número premiado de hoy pueda ser el mismo que el de mañana. Como se suele decir, la suerte está echada.