Si a usted le detienen en la calle para hacer una encuesta televisiva y le preguntan que cuál es el metal precioso más caro del mundo, lo más seguro es que el oro sea su primera respuesta. O, en caso de que cree que se trata de una pregunta trampa, opte por la plata como alternativa recurrente. Sin embargo, en ambos casos se escucharía el mítico sonido que se asocia con los fallos en los concursos, ya que ni el oro ni la plata son los metales más caros del mundo.
Basta con echar un vistazo a la tasación actual para comprobar que el gramo de oro tiene un precio alrededor de los 67 euros. Una cantidad irrisoria si se compara con el que es, en realidad, el metal más caro del mundo —al menos, de momento—. Se trata del rodio, un elemento que, pese a ser uno de los más raros, ha visto crecer su valor monetario en el mercado de manera exponencial.
Así, quienes quieran presumir de contar con el metal más caro del mundo deberán tener bien preparada la cartera, puesto que en la actualidad el precio del gramo de rodio es de casi 352 euros. Pero, ¿por qué es tan especial el rodio como para que su precio se haya incrementado tanto?
Cuáles son los motivos
La respuesta corta sería que es debido a su resistencia. Aunque vayamos un poco más allá. Su capacidad para resistir temperaturas es tal que puede llegar a soportar hasta 1.112 grados Fahrenheit. Es por este motivo, junto por su insoludibilidad en la mayoría de los ácidos, por el que se puede utilizar en coches, aviones y demás usos que requieran de una elevada temperatura.
El punto de fusión del rodio —es decir, la temperatura a la que cambia de su estado sólido al líquido— es tan elevado que alcanza los 3.567 grados. Debido a esta dureza, lo sitúan entre los metales del grupo del platino, el osmio, el iridio, el rutenio y el paladio. De hecho, este último era uno de los metales más caro hasta que lo superara el rodio, con un precio de 2.800 euros por onza.
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El rodio también es el más raro de los metales del grupo del platino, ya que tiene una abundancia de unas 0,000037 partes por millón, frente a las 0,0013 del oro, según la Royal Society of Chemistry. Pese a ello, al año se producen unas 16 toneladas de rodio al año, y se estima que las reservas de este metal son de unas 3.000.
Los lugares en los que más se produce son Sudáfrica y Rusia, al ser un subproducto del refinado de minerales de cobre y níquel, que contienen hasta un 0,1% del metal más caro del mundo. Precisamene fue en el país sudafricano donde se produjo su descubrimiento.
El químico inglés William Hyde Wollaston fue quien extrajo rodio de un trozo de mineral de platino allá por 1803. Wollaston estaba bendecido, ya que no era la primera vez que protagonizaba un descubrimiento de este tipo: unos años antes había descubierto el paladio.
En realidad, no es de extrañar que el químico inglés descubriera ambos materiales en un período de tiempo tan pequeño. El rodio se suele encontrar junto a yacimientos de platino. Por ello, para obtener la primera muestra de este metal Wollaston eliminó el platino y el paladio, trató el polvo rojo resultante con gas hidrógeno y finalmente dio con tan preciado material.
Si Wollaston comprobara el uso actual que se le da al rodio, tal vez se le echaran las manos. Y es que casi el 90% del rodio se destinó a la fabricación de convertidores catalíticos para coches. Un uso que no resulta muy elegante para un material que cuesta 10.000 euros por onza.