Su fama es providencial. Desde el fenómeno La casa de papel, Úrsula Corberó es una de las actrices más cotizadas del panorama español. Su carrera, de hecho, se inició hace años, cuando Física o Química se convirtió en un hito entre adolescentes. Gracias a estas producciones y a las que han ido llegando, la intérprete ha aparecido en late nights de la televisón estadounidense o en programas de todo el mundo

Justo en estos momentos anda de promoción con El cuerpo en llamas, una miniserie de Netflix sobre lo que se conoce como "el crimen de la Guardia Urbana". Se mete en esta ficción en la piel de Rosa Peral, una agente que calcinó junto a su amante a quien era su pareja. El estreno de esta historia, donde la acompaña Quim Gutiérrez en el otro papel principal, ha sido el asunto de una entrevista en La script, conducido por la periodista María Guerra.

En este espacio no solo ha hablado de la serie, sino que ha confesado una intimidad hasta ahora desconocida. "¿Tú eras popu en el colegio?", le ha preguntado la presentadora. Corberó ha respondido: "No mucho. Yo era muy pequeña. Yo tengo un retraso óseo de cinco años. Esto no lo he dicho nunca, porque suena un poco mal, pero lo digo ahora, no pasa nada". Guerra ha salido al paso entre risas diciendo: "Pues yo te veo muy bien". Y la actriz ha resuelto: "Claro, porque ahora tengo los huesos de una de 30, en vez de los de una de 34".

Además, ha añadido Corberó que le bajó su primera menstruación con 17 años. "Eso hizo que ya con 15 mis amigas llevasen una talla XS de Bershka, mientras que yo seguía todavía con la talla 14 de Zara Kids", ha recordado, agregando: "Me hacían bullying, porque yo era tan pequeña que no podía con todos los libros en la mochila, y tenía que llevar carrito".

Qué es el este retraso óseo

El retraso óseo es un trastorno que no tiene por qué derivar en otros problemas de salud, siempre y cuando el niño o la niña no tenga otras patologías. Lo único que indica es que va a llegar a la talla adulta más tarde que la mayoría. Lo que varía, básicamente, es que la edad ósea no coincide con la edad real del niño porque la velocidad a la que crece el esqueleto no sigue un patrón fijo y cambia de unas personas a otras.

Una vez conocida la edad ósea se puede predecir, de manera aproximada, cuánto tiempo más crecerá el niño, la altura que alcanzará y en qué momento entrará en la pubertad. La edad ósea muestra la maduración del esqueleto en un momento dado, según explican en la página web Familia y Salud. No necesariamente tiene que coincidir con la edad real o cronológica del niño. Pero, una diferencia de más de un año entre una y otra puede indicar que hay un problema de crecimiento. En cualquier caso, la edad ósea puede estar adelantada, retrasada o coincidente con la edad real.

Para entenderlo mejor, en esta plataforma especializada dicen que "los niños crecen gracias al cartílago de crecimiento que se halla en todos sus huesos" y que "dicho cartílago va calcificándose y cuando todo él se ha calcificado dejan de crecer". La forma habitual de medir la edad ósea es con una radiografía de la mano y muñeca. Se hace de la mano por la gran cantidad de huesos que hay en ella, cada uno con su cartílago de crecimiento.

Además, por acuerdo se decidió que fuera la mano izquierda. Dentro de este baremo hay que considerar que para cada año de edad hay un modelo de imagen radiológica, con el que se compara la radiografía del niño que se quiere estudiar. A través de esta comparación de imágenes se sabe cuál es la edad ósea. El conjunto de imágenes está recogido en un atlas. El más utilizado es el de Greulich y Pyle.