Este es el motivo por el que los españoles son los más 'bajitos' de Europa según un estudio de Cambridge
Varias universidades del mundo se han unido a este prestigioso centro para explicar por qué la estatura de las personas varía en función de las diferentes razas y nacionalidades en un descubrimiento que puede ser rompedor.
22 enero, 2024 19:18Una de las cuestiones más curiosas de la evolución es entender las diferentes variaciones que existen entre unas razas y otras de entre todos los humanos que habitamos la Tierra. El color de la piel, del pelo, de los ojos o algunos rasgos que sirven de distintivo entre unos y otros y que desde siempre han supuesto un misterio para la ciencia.
Una de esas distinciones, seguramente de las más importantes a nivel visual y anatómico, es la altura, la cual diferencia a muchas personas entre sí. Por ejemplo, los asiáticos o las individuos procedentes de Sudamérica suelen tener una menor estatura que, por ejemplo, norteamericanos o europeos.
Ahora, un nuevo estudio realizado por varias de las universidades más importantes del mundo ha arrojado algo más de luz a esta cuestión, definiendo cuál es el motivo que diferencia a algunas razas por cuestión de altura. Esta investigación, además, define que los españoles somos los más 'bajitos' de Europa y desvela dónde radica este secreto.
¿Por qué los españoles somos los más 'bajitos' de Europa?
Un estudio conjunto entre las Universidades de Cambridge, Copenhague y California Berkeley ha respondido a la pregunta de por qué los españoles hemos sido históricamente más bajitos que la mayoría de los europeos. Estos centros han compartido los datos de su estudio de los cuales se ha hecho eco la Cadena Cope.
Estas conclusiones han sido analizadas por el experto Jorge Alcalde en el programa La linterna. Tras analizar cientos de restos humanos con miles de años de antigüedad, se han obtenido datos inequívocos que sirven para resolver el misterio de por qué los españoles no destacan especialmente por su altura.
[Científicos alertan sobre la posibilidad de una nueva pandemia provocada por el 'virus zombie']
Este periodista y divulgador científico asegura que la respuesta principal está en la herencia genética que hemos ido recibiendo de nuestros antepasados. Una herencia diferente en cada comunidad europea y que se ha ido modificando con el paso del tiempo. De hecho, las principales diferencias se originaron a partir de migraciones que datan de hace 45.000 años.
"Nos han dejado un legado diferente", asegura el periodista y divulgador científico Jorge Alcalde. Las personas del norte de Europa y del sur se han relacionado de manera diferente y por eso también han evolucionado en diferentes caminos. "Cada una de esas migraciones nos trajo una dotación genética diferente". Por ello, las personas del sur de Europa, y en particular los españoles, somos los más 'bajitos' tal y como marca esa herencia histórica que hemos recibido.
[Quian Quiroga, el sabio de las neuronas: "¿Por qué recordar algo si lo puedo 'googlear'?"]
Este experto apunta que estas características genéticas perduran en el tiempo porque no todos descienden de los mismos linajes. En Europa hubo tres grandes migraciones de Homo Sapiens procedentes de Eurasia, Oriente Medio y la estepa siberiana. Para llevar a cabo este estudio ha sido necesario extraer restos fósiles con ADN para compararlas con muestras modernas de individuos que las donan a la ciencia: "Con esa comparación lo que conseguimos es ver cuánto del ADN antiguo tenemos todavía en el ADN moderno".
El descubrimiento ha sido calificado como un paso muy importante para la ciencia, ya que ha aportado información crucial sobre la propensión de algunos europeos a padecer enfermedades como esclerosis múltiple, depresión o alzhéimer.
[Los hombres viven ya casi tanto como las mujeres: la brecha de longevidad se iguala cada vez más]
Conociendo el origen genético de las diferentes razas se facilita la identificación de objetivos para la investigación médica. Gracias a eso, se puede explorar qué genes pueden ser inhibidos y qué fármacos podrían utilizarse para contrarrestar los efectos producidos por esos genes en el cuerpo.