Internet está lleno de ellos, con videos que remarcan lo adorables que son o con memes que los califican como seres superiores a los humanos. Los gatos son la tercera mascota más común en España, por detrás de perros y peces, con casi seis millones de ejemplares registrados, según Statista.
Sin embargo, mucha gente desconoce el carácter depredador de estos felinos. Miguel Clavero, investigador en la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), asegura que son "un problema ambiental" y que la gente no es consciente de la magnitud del riesgo que suponen.
Una investigación publicada el pasado mes de junio por científicos de la Universidad de la Laguna (ULL) calculó el impacto del gato doméstico en la fauna silvestre de Gran Canaria. Según los cálculos de los autores, estos felinos matan casi 1,7 millones de animales en la isla al año. La presa más habitual son otros mamíferos más pequeños (más de 750.000 ejemplares) seguidos de reptiles (más de 630.000) y aves (casi 285.000).
El propio Clavero publicó un hilo en la red social X en el que intentaba averiguar estas cifras para el resto de España. Para ello, empleó los mismos cálculos que los científicos de la ULL. Según sus estimaciones, estos felinos matarían a 28 millones de animales al año en todo el país. Sin embargo, el biólogo reconoce en la misma publicación que esta cifra está lejos de ser real. La razón es que ese resultado se obtiene únicamente teniendo en cuenta los gatos domésticos, pero no los callejeros.
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Estos últimos son muy difíciles de contabilizar, por no decir que es imposible, pero este recuento oscila entre los 2 y los 10 millones de ejemplares. Siguiendo los mismos cálculos, el investigador de la EBD-CSIC establece en su publicación en la red social que, con una media de 3 millones de gatos callejeros, el número de presas asciende a 165 millones. Si se suman a las de los domésticos, la cifra alcanza los 193 millones de animales cazados, establece Clavero en su publicación en la red social.
El biólogo advierte de que estos pequeños felinos suponen "un volumen de depredación realmente gigantesco". El nivel de peligro para la biodiversidad depende de las especies y las zonas de las que se hable. En las islas, por ejemplo, sí es una situación grave, expone Clavero. Hay especies endémicas que se han extinguido o que están en un riesgo inminente, en parte, por la acción de estos animales. "Es un problema muy serio para los reptiles y las aves marinas que crían tanto en Canarias como en Baleares", lamenta.
En la península ibérica también suponen un problema "importante". Clavero explica que desaparecen muchos animales de los entornos urbanos y semi-urbanos que deberían estar ahí, como lagartijas, serpientes y pájaros. Las especies afectadas podrían tener mejores índices de reproducción si no les acecharan los felinos. El biólogo cuenta que, probablemente, no van llevarlos a la extinción, pero que algunas especies pierdan cientos de miles de ejemplares al año "es algo que pesa sobre las poblaciones".
La consideración del gato como especie invasora es, todavía, un tema controvertido, cuenta el investigador de la EBD-CSIC. Según la literatura internacional, todo gato doméstico que viva en libertad tiene esta consideración, agrega. "En las islas lo es seguro, pero en la península [la consideración de especie invasora] todavía es casi un debate".
Una gran parte de este problema son las colonias de gatos callejeros, que tienden a estar en espacio urbanos y semi-urbanos. Aunque no afectan a todas las especies, empobrecen mucho la biodiversidad, advierte Clavero. Además, desmiente uno de los argumentos que más se utilizan para justificar la existencia de estos grupos: su utilidad para evitar plagas de ratas. Al contrario del concepto que existe en el imaginario social, estos felinos no cazan a este tipo de roedor. "Las ratas se defienden y apenas pueden depredar, como mucho consiguen ejemplares jóvenes", defiende el biólogo.
También hay que tener en cuenta que, en este tipo de organización, el ser humano tiene mucho que ver. Estos animales no son sociales, no les gusta vivir en comunidad, pero se organizan en colonias "porque les dan comida". Si no hubiera personas que les alimentaran no convivirían, asegura Clavero.
Otros problemas que provocan
Las especies que puedan cazar no son el único problema que causan los gatos callejeros. "Los primeros que no están bien son ellos", afirma el investigador de la EBD-CSIC. Estos ejemplares están expuestos al riesgo de atropello, a sufrir heridas por peleas con otros individuos. También sufren muchas enfermedades, como la toxoplasmosis, que pueden suponer un problema de salud pública si se contagian a los humanos.
Toda esta lista sirve también como argumentario para que los dueños de gatos domésticos no les dejen salir de su domicilio. "En casa no tienen estos problemas", asevera Clavero.
Sin embargo, la gente no está concienciada con este tema. Mucha gente ha desarrollado "un régimen de semi-tenencia" con estas mascotas, dice el biólogo. "Básicamente les dan de comer, los tienen un rato encima para rascarle y luego ellos hacen su vida". Al contrario de lo que mucha gente cree, no necesitan salir a la calle, "el gato dentro de casa es perfectamente feliz", asegura.
¿Qué se puede hacer contra esta situación?
Atajar el problema es una situación muy complicada, avisa Clavero. En territorios como las Islas Canarias es urgente atajar la situación y sacar a los gatos de la calle, insta el biólogo. Sin embargo, la estrategia principal que se emplea en estos casos, la esterilización, no es realmente útil, según el investigador. En el mejor de los casos, funcionaría a largo plazo, pero lo más probable es que no lo haga. Ya se ha visto que las poblaciones apenas se reducen cuando se lleva a cabo esta solución.
La medida principal para retirar a los gatos de las calles debe ser la adopción, afirma Clavero. El experto aborda también una cuestión controvertida al plantear como opción el sacrificio de algunos ejemplares "en situaciones muy puntuales". Esta medida se debería aplicar, según el biólogo, en el caso de los gatos asilvestrados. Es decir, aquellos que son completamente salvajes, no tienen contacto con los humanos y que no se adaptarán a vivir en cautividad.
En la península no hay muchos porque tienen otros depredadores como los zorros y los lobos, pero en las islas ocurre al contrario. Por eso, defiende que en Canarias sí debería valorarse esta opción. El investigador lo deja muy claro: "La mayor parte de los gatos viven ligados a las personas y hay soluciones alternativas que no pasan por la muerte del animal".
El biólogo destaca el carácter "complejísimo" de este problema. En primer lugar, por el amor que siente un enorme sector de la sociedad por estos animales. El mismo que lleva a muchas personas a alimentar y mantener esas colonias. Por eso, lo principal es que la gente entienda que debe abandonar estas costumbres.
Hay que explicarles que están cuidando a un animal que mata entre 30 y 100 ejemplares de otras especies al año: "Suena catastrofista, pero es la realidad". El investigador establece que el primer paso para que se puedan tener soluciones es que haya un consenso general en que el riesgo existe. "El problema es grave y es solucionable, pero no estamos ahí todavía".