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Entre los alimentos poco nutritivos, la contaminación y las luces y los ruidos continuos de la ciudad, las palomas también han conseguido crear un hogar. Las hemos apodado como las ratas voladoras porque meten su pico en nuestras basuras, donde encuentran un sustento. Sin embargo, nuestras vecinas indeseadas no sólo encuentran comida en los desperdicios, sino también objetos que, sin que lo sospechemos, las mutilan.

Es posible que hayas observado que a muchas de las palomas de tu ciudad les faltan dedos o, directamente, patas enteras. Estas deformidades —que, sin duda, no les ayuda a ganar más afectos— no son el resultado de una enfermedad, ni de una infección, a pesar de que las palomas tengan una fama exagerada de ser un foco de ambas. Así lo afirma un estudio científico que investigó a las palomas de la ciudad de París.

Los autores del estudio, publicado en Biological Conversation, apuntan a que son cuerdas desechadas e, incluso, pelos humanos lo que se encuentran tras la mutilación de estas aves urbanas. "La mutilación de los dedos de las palomas era más frecuente en los bloques de las ciudades con un mayor grado de polución del aire y de contaminación acústica, y tiende a aumentar con la densidad de peluquerías", afirma el estudio.

Para llegar a esta conclusión, los expertos observaron el número de palomas mutiladas y su extensión en 46 lugares diferentes de París: "El número de mutilaciones en palomas heridas era mayor cuanto más poblado estaba un bloque de la ciudad, y tendía a descender con el aumento de la densidad de zonas verdes". Las palomas, dicen los autores del estudio, son aves "altamente sedentarias" que permanecen en sus áreas sin desplazarse demasiado.

Es decir, que las palomas que ves en tu barrio probablemente sean siempre las mismas y, de hecho, pueden darte una pista de cómo de contaminado está tu barrio. "Las palomas de la calle están estrechamente relacionadas con las actividades humanas para alimentarse y para anidar, esto las hace una especie candidata a ser un buen espejo local sobre las condiciones ambientales de la ciudad", afirman en el estudio.

Pelos como sogas

Pero, ¿cómo se producen estas mutilaciones? Las palomas estudiadas contaban con restos de finas cuerdas y pelos humanos en torno a sus muñones. Los investigadores detallan, por tanto, que estos desperdicios rodean las patas de las palomas y, una vez enganchados, se van cerrando más y más sobre ellas hasta cortar el flujo sanguíneo. A partir de ahí, se produce la necrosis del miembro y con el tiempo se acaba cayendo, dejando un muñón.

"Estas mutilaciones tienen consecuencias en el estado físico y en la supervivencia de las palomas heridas, afectando a su capacidad para encontrar alimento, a su capacidad para copular, al acceso a espacios de reproducción. Además, mientras dura la necrosis, las palomas son más vulnerables a enfermedades", explica el artículo científico. Las palomas encuentran estos pelos y cuerdas al transitar a pata por las mismas calles que nosotros.

El estudio además destaca que son las calles más transitadas, los bloques más poblados y los espacios con mercados de comida al aire libre o con peluquerías donde se encuentra una mayor cantidad de palomas mutiladas. Estas zonas, por su parte, estaban relacionadas con un alto nivel de contaminación ambiental y acústica. También explicaron por qué no es probable que estas mutilaciones estuvieran provocadas por infecciones.

Para ello, los autores también se dedicaron a observar el plumaje de cada una de las palomas que observaron en el estudio. Las palomas que tienen las plumas oscuras son más resistentes a las infecciones y, por tanto, si las mutilaciones tenían que ver con una bacteria, debían ser especialmente frecuentes en las palomas de pelaje claro. "No encontramos variaciones en las condiciones de los dedos en función al plumaje", concluyen.

Pero, además, también tuvieron en cuenta la antigüedad del plumaje: compararon a las palomas que acababan de desarrollarlo con aquellas que lucían plumas más antiguas. Es decir, a las más jóvenes con las más mayores. En este sentido, los investigadores observaron que las palomas más jóvenes estaban protegidas de las deformidades. "Esto se debe a que han estado expuestas por menos tiempo a las causas que potencialmente son dañinas", aclaran.