Siempre se ha dicho que el perro es el único animal que prefiere estar con un hombre antes que con otro perro. Ahora, investigadores de la universidad sueca de Linköping han ahondado un poco más en esta forma de pensar al identificar la parte del genoma canino que está asociada con su sociabilidad hacia los humanos.
Este estudio de asociación del genoma completo, aparecido en Scientific Reports, identificó dos regiones en el ADN de los beagle, en total, cinco genes, que hacen que estos canes busquen la atención del ser humano o permanezca quieto a su lado.
Per Jenses y sus compañeros comprobaron cuán propensos eran estos beagles de laboratorio -criados, cuidados y mantenidos en condiciones normales- a iniciar una interacción física con los seres humanos al tratar de solucionar un problema que no tenía solución.
En esta tarea, los perros tuvieron que deslizar tres tapas abiertas para obtener una chuchería perruna. Sin embargo, la tapa central había sido fijada y era imposible de abrir. Estos investigadores comprobaron si, al no poder abrir la tapa, los perros trataban de establecer contacto visual con los humanos.
A continuación, analizaron el genoma de 190 beagles y pudieron identificar esas dos regiones que pueden estar asociadas con los comportamientos sociales entre perro y humano. En concreto, se fijaron en marcadores genéticos en los genes SEZ6L y ARVCF que parecían determinar el tiempo que los perros pasaban cerca de los humanos o tratando de establecer contacto físico con ellos.
"Tratamos de comprender las bases genéticas de la domesticación", ha declarado Jensen, "¿qué es lo que ha ayudado a convertir al lobo, que realmente no está interesado en los seres humanos, en una criatura tan sociable como el perro?"