La imagen pública del sector de los ascensores no atraviesa su mejor momento. Tras el accidente que provocó la muerte de dos jóvenes en la calle Hermanos Bécquer el pasado mes de mayo, por un fallo cuyas causas aún no se han hecho públicas, este medio de transporte vuelve a protagonizar titulares tras la el fallecimiento este domingo de una mujer en el Hospital de Valme, en Sevilla.
En ambos casos se han producido fallos aún por aclarar y ambos accidentes están siendo investigados judicialmente. La razón: los ascensores de la muerte siguen siendo una excepción y al propio sector fabricante de estos vehículos se sigue sorprendiendo el primero cuando sucede una tragedia así.
Desde la Federación Empresarial Española de Ascensores (FEEDA) recuerdan a EL ESPAÑOL que esta manera de desplazarse es "la más segura" a pesar de que "se hayan juntado dos accidentes mortales en tan poco tiempo", según explica a este diario el director del organismo, Francisco González. Los datos apoyan esta afirmación: en 2016 -último año disponible- sólo se produjeron 141 accidentes de ascensor, 136 leves y 5 graves, con ninguna víctima mortal.
En 2017 al menos serán 3, pero las estadísticas seguirán hablando a favor de los ascensores si se tiene en cuenta que en España existen más de un millón de ellos. Sin embargo, no todos son de la misma época -la propia FEEDA calcula que existen medio millón de ascensores de más de 20 años-y, por tanto, no todos gozan de los últimos avances en lo que a seguridad se refiere.
Pero ni el más antiguo de los ascensores circulantes en España debería permitir que la caja se desplazara con las puertas abiertas, tal y como ha sucedido en Sevilla. El hecho de que el elevador se moviera con media camilla fuera de sus puertas y media dentro es lo que provocó la decapitación de la víctima.
González comenta a este diario que el accidente del hospital sevillano sólo puede explicarse por un "fallo mecánico o eléctrico", probablemente en algún sitio de la maquinaria del cuadro. Sin embargo, insiste en que no se puede hablar de este evento concreto hasta que no concluya la investigación actualmente en marcha.
También las puertas deberían haber ayudado a que este movimiento no se produjera, ya que están equipadas para detectar si hay algo entre ellas y evitar cerrarse (y con ello el funcionamiento del elevador) si se localiza algún objeto -en este caso el cuerpo de Rocío-. Pero o bien la célula fotoeléctrica que llevaría si era un modelo antiguo, como el más moderno que incluye "una especie de rayo láser" por toda la puerta, no sirvieron en este caso de nada.
Como en el caso del accidente de Hermanos Bécquer, el aparato del centro sanitario había pasado la revisión pertinente -de la que se ocupa la empresa de mantenimiento Orona- hace apenas una semana. "Sólo podemos transmitir nuestro pesar y solidaridad a la familia y nuestra disposición clara a conocer qué ha podido ocurrir", subraya González. El ascensor, reitera, es el medio de transporte más seguro del mundo.