El privilegio de ser la mejor universitaria de España: "No he tenido que irme"
La matemática Marina Murillo gana uno de los Premios Vicent Caselles que reconocen la excelencia en esta especialidad.
13 octubre, 2017 02:56Noticias relacionadas
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"Soy una afortunada" - insiste en la conversación Marina Murillo, pero uno no puede dejar de pensar en la frase de Isaac Asimov: "La suerte favorece a las mentes preparadas". Esta matemática gaditana está acostumbrada al interés de los medios después de que su media de 9,9 y 39 matrículas de honor la convirtieran en el mejor expediente universitario entre todas las licenciaturas de 2011. Ahora, uno de los Premios Vicent Caselles que conceden la Real Sociedad Matemática Española (RSME) y la Fundación BBVA la reconoce como joven investigadora puntera.
Murillo se ríe cuando le recuerdan los reportajes en televisión de hace seis años. "¡Me veo tan joven!". Pero recupera la seriedad cuando se le pregunta por la sombría entradilla: Aunque tiene el mejor expediente (...) esta joven asegura que ve "muy difícil" la integración laboral en este momento. "Soy de natural pesimista" - concede. "Pero es que 2011 era realmente el peor momento para acabar la carrera y empezar el doctorado. No salían plazas. Los postdoctorados son escasos. Luego las cosas salieron estupendamente..." La frase pende en el aire, y de nuevo el matiz: "Tuve suerte".
Lo cierto es que tras su expediente más que sobresaliente encontró puertas abiertas. Logró una beca de La Caixa para estudiar el máster en la Universidad Politécnica de Valencia, donde se doctoró. Después, obtuvo un contrato postdoctoral Severo Ochoa en el Basque Center for Applied Mathematics. Regresó a la UPV con una beca FPU antes de acceder a una plaza de profesor ayudante doctor en el Departamento de Matemáticas de la Universidad Jaume I de Castellón. Ha obtenido ayudas de la Sociedad Catalana de Matemáticas para realizar estancias en Italia y Chile.
Uno de los ámbitos de investigación de Murillo es el que cualquier urbanita conoce bien: situaciones caóticas dentro de un modelo dinámico en una línea infinita. O dicho de otro modo, sus ecuaciones buscan entender cómo y cuando se producen los problemas de tráfico con vistas a aplicar sus conclusiones a los coches autónomos. "Es un modelo básico, una fila infinita de coches que circula a una velocidad fija. Introducimos parámetros de rango variable, principalmente la capacidad de reacción del conductor. No es la misma si está atento o si por ejemplo está borracho. La situación caótica vendría provocada por el frenazo imprevisto que habría que dar".
Otro de los modelos que aborda es el del epidemiológico aplicado a las comunicaciones móviles. Así como en un contagio hay un paciente cero y una población sana susceptible de infectarse, el desarrollo de la tecnología Wifi 5G pasa por concebir al mensaje enviado por el primer dispositivo como el virus y a resto de móviles como sus víctimas. "Las variables a tener en cuenta en estos casos son la densidad de individuos [es decir, dispositivos] o la superficie que comparten" - explica la matemática. "No es lo mismo mejorar la conectividad en una plaza al aire libre que en un centro comercial".
"Querría terminar mis días en España"
Marina Murillo no oculta haber recibido ofertas de empresas y centros en el extranjero. "No me apetece", responde con sencillez: se considera una "privilegiada" por poder impartir docencia e investigar en la universidad española desde tan temprano en su carrera. "El otro día me confundieron con una alumna. Por mí, que dure, eso es que me conservo bien" - bromea. Al corresponderle asignaturas de ingeniería, le han tocado alumnos más mayores que ella. "No hay problema. Son buenos chicos".
La pasión por la enseñanza explica en parte el compromiso de Murillo con la pública. "Es una vía de escape a la investigación. Despeja la mente. La docencia me encanta, tener la oportunidad de demostrar que las matemáticas no son el hueso que la gente imagina". Por otra parte, no cree que el sector privado le fuera a deparar mejores oportunidades. "He podido trabajar en lo que me gusta, no en lo que me mandan". Pero lo que la une a la universidad no es un idilio, sino más bien uno de esas grandes pasiones que cuestan sangre, sudor y lágrimas.
"El 85% de mis compañeros están fuera, pero porque no tuvieron más remedio. En España la figura del profesor universitario no se valora". La joven matemática pone como ejemplo la ordalía que le queda por delante. "Que te toque una plaza ya es el Gordo de la Lotería. Pero estoy contratada por cinco años. Tendré que acreditar mi aptitud docente aunque ya tenga la consideración de ayudante doctor si quiero optar a indefinida, pero no funcionaria. Para eso habrá que esperar a que se convoquen oposiciones. No lo hago por el dinero, cobraría más como profesora de instituto".
¿Asoman de nuevo el pesimismo de la licenciada bisoña? "Yo me he formado aquí y es aquí donde querría terminar mis días" - responde con rotundidad. "El nivel de investigación en España da. Y han que confiar en que las cosas salen. Fíjate, si ahora estamos hablando es porque me han concedido un premio. Así que sí: ahora soy optimista".
Javier Gómez-Serrano (UAM), Beatriz Sinova (Universidad de Oviedo), María Medina (UAM), Angelo Lucia (Universidad Complutense de Madrid), Félix del Teso (UAM) y Óscar Domínguez Bonilla (Universidad de Santiago de Compostela) son los otros seis ganadores de la tercera edición de los Premios de Investigación Matemática Vincent Caselles.