Un ciudadano estadounidense, Kurt Pilgeram, ha demandado a la empresa de criogenización Alcor Life Extension tras recibir las cenizas del cuerpo de su padre por correo. El hombre había pagado a la compañía para que conservaran en nitrógeno líquido los restos de su progenitor, un proceso conocido como criogenización, pero Alcor solo efectuó el procedimiento con la cabeza del fallecido. Los abogados de Pilgeram solicitan un millón de dólares por "impedir la completa conservación del cuerpo, sin importar su estado".
El suceso se produce tras el fallecimiento de Laurence Pilgeram por un ataque cardíaco. Pilgeram senior había expresado su deseo de ser criogenizado tras su muerte, una práctica legal en Estados Unidos. El difunto era un reconocido bioquímico -realizó su doctorado en la Universidad de Berkeley- muy interesado en la ciencia del envejecimiento. El científico era donante de Alcor Life Extension desde 1991. La familia contactó con la fundación a petición del fallecido para realizar los procedimientos oportunos.
Pilgeram falleció a los 90 años en el estado de California, mientras que la empresa de criogenización tiene su sede en Phoenix, capital de Arizona. Los científicos tardaron dos días en recoger el cuerpo de la morgue, localizada en Santa Barbara. Un tiempo demasiado prolongado para continuar sin riesgos la criogenización.
Este proceso se basa en mantener el cuerpo del fallecido congelado (entre -80º y -196º) con la idea de reanimarlo en un punto del futuro en el que la ciencia lo posibilite. El laboratorio de Arizona es uno de los pocos emplazamientos del planeta donde se puede realizar estas prácticas: la criogenización solamente se practica en Rusia fuera de los Estados Unidos. La congelación completa de una persona puede alcanzar la cifra de 150.000 dólares.
Los científicos, al constatar que llegaban demasiado tarde para realizar una congelación del cuerpo completo, optaron por realizar un proceso similar conocido como neuropreservación. Algunos de los "pacientes" que usan este tipo de servicios optan por congelar exclusivamente su cerebro, con ánimo de preservar su memoria e identidad personal. Sin embargo, éste no era el servicio que el padre de Kurt Pilgeram había solicitado.
En un comunicado emitido en 2015, año del fallecimiento, Alcor declaraba que "pese a que no se había realizado ninguna autopsia, el retraso en la operación provocó que la única opción posible fuera el congelamiento inmediato". Fue entonces cuando el procedimiento se complicó. La empresa optó por seccionar la cabeza del resto del cuerpo al considerar que era la operación más adecuada. Nadie del personal informó del cambio a la familia del fallecido.
"Nuestro cliente se mostró consternado" tras recibir el paquete de Alcor "que contenía los restos incinerados de su padre, a excepción de su cabeza (...) la empresa no tuvo la cortesía de informar de que los restos habían sido cremados o enviados a su domicilio", expresa parte de la demanda interpuesta a los laboratorios.
Hay "poco más de 300 pacientes" criopreservados en el mundo, el 80% en EEUU. Sin embargo, añade que "cerca de 4.000 personas" tienen pólizas de seguro para ser criopreservados.