Aunque se suele pensar que un hospital es un lugar limpio, libre de microorganismos o al menos protegido contra los mismos, la realidad es que estos edificios son el hábitat de multitud de bacterias, muchas de ellas resistentes a toda clase de antibióticos. De hecho existen lugares particulares del hospital, como suelen ser las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), donde las bacterias suelen ser más resistentes si cabe.
Ahora, según un nuevo trabajo publicado recientemente en el American Journal of Infection Control, habría que tener en cuenta un nuevo lugar susceptible de ser habitado por microorganismos multiresistentes: las cortinas del hospital.
Según este pequeño estudio, sería posible encontrar hasta superbacterias como el Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA) en solo 14 días. Por ello, según los autores, las cortinas deberían lavarse y cambiarse como mínimo cada dos semanas.
Según los investigadores, mantener un programa de limpieza regular ofrecería una forma potencial de proteger a los pacientes. Sin embargo, a pesar de que tanto los profesionales sanitarios como los pacientes y los visitantes tocan a menudo estas cortinas, no suelen limpiarse o cambiarse tan a menudo como parece.
Asimismo, existen menos probabilidades de lavarse las manos tras tocar ciertos objetos -como las cortinas-, en comparación a lo que ocurriría tras tocar a los pacientes por ejemplo.
Hasta el momento ningún trabajo habría analizado el crecimiento de microorganismo en las cortinas de un hospital a largo plazo, por lo que los investigadores analizaron 10 cortinas hospitalarias recién lavadas: ocho cortinas en áreas de pacientes y dos cortinas en zonas sin pacientes. Se comprobaron dos puntos en cada cortina susceptibles de ser manipulados, para comprobar el crecimiento de bacterias cada pocos días, durante un análisis que duró tres semanas.
Exceso de contaminación en las cortinas de hospital
Ninguna de las cortinas se encontraba en una habitación con pacientes portadores de bacterias tipo MRSA. Sin embargo, los resultados fueron preocupantes: a los tres días, ya existía un aumento de la contaminación bacteriana. Además, tras 14 días, en cinco de las ocho cortinas había superbacterias tipo MRSA, un microorganismo cuya resistencia lo hace potencialmente letal, sobre todo en individuos con un sistema inmune deprimido.
Tras finalizar el estudio a las tres semanas, las ocho cortinas expuestas en las áreas de pacientes excedían los niveles de contaminación permitidos por los equipos de procesamiento de alimentos en cocinas de determinados países, como Reino Unido. Por su parte, las dos cortinas de control, lejos de los pacientes, permanecieron limpias durante las tres semanas.