Un curioso ejemplo de amor y de empatía con los animales o un extravagante caso de éxito empresarial, podemos calificar esta historia como ustedes quieran, pero de todas formas hablamos de un invento fuera de lo común. El estadounidense Gregg Miller desarrolló en los años 90 una prótesis de testículos para su perro después de castrarlo y este producto, comercializado a gran escala en las últimas dos décadas, se ha hecho tan popular que lo ha convertido en millonario.

La castración no sólo impide que las mascotas se reproduzcan, sino que es conveniente para reducir la agresividad y algunos problemas hormonales, así que Miller, como cualquier dueño, llevó al veterinario a su perro Buck para tan delicada operación. Sin embargo, al regresar el animal notó que le faltaba algo y miró a su dueño preguntándose qué había pasado, según explica en un reportaje de la CNBC

Esa cara de pena le conmovió tanto que se puso a pensar en una solución, así que volvió al veterinario y le comentó su idea: ¿por qué no fabricarle unos testículos artificiales? Después del shock inicial le convenció para trabajar juntos en un prototipo que llegaron a probar en decenas de mascotas. 

Miller patentó la idea y en 1995 fundó la empresa Neuticles para comercializar esas prótesis que al principio eran de plástico duro y que después mejoraron mucho utilizando silicona blanda. "Neuticles le permite a su preciosa mascota conservar su apariencia natural y su autoestima, y ayuda al dueño con el trauma", podemos leer en su web, donde se anuncian diferentes modelos y tamaños. 

A precio de oro

El éxito ha sido arrollador. Según los medios de comunicación estadounidenses, este ciudadano de Misuri ha vendido más de 500.000 pares de prótesis en todo el mundo y se ha hecho millonario. Y no es para menos porque los nuevos testículos, que se implantan en colaboración con clínicas veterinarias de medio centenar de países, valen una media de más de 300 dólares e incluso algunos modelos se aproximan a los 500. Es más, la empresa ha diversificado el negocio tanto que llegó a fabricar un pedido especial para un elefante por un importe de 2.800 dólares.  

Quizá estos precios no sean asequibles para todo el mundo, pero los famosos no se han podido resistir. Por ejemplo, el perro de Kim Kardashian, Rocky, lleva una prótesis de Neuticles, según anuncian orgullosos en su página. Por si faltaba algún ingrediente, en 2005 Miller ganó por este invento el premio Ig Nobel, parodia de los Nobel, en su categoría de Medicina. Un año antes el premiado había sacado un libro contando su vida: la portada eran dos nueces.

Críticas

No obstante, no todo el mundo está encantado con el invento. El Consejo Veterinario de Nueva Zelanda dice que el uso de estas prótesis no beneficia a los animales y no se puede justificar, y en el Reino Unido el Royal College of Veterinary Surgeons rechaza por motivos éticos cualquier uso de cirugía en animales que tenga propósitos meramente estéticos.