Si nos fijamos, en la mayoría de las películas del espacio las naves espaciales incorporan un revolucionario sistema para que dentro de ella exista gravedad. ¡Nos han quitado lo que mola! Cada vez viajar en astronave se parece más a una travesía en seiscientos por Castilla-La Mancha, pensaréis. Sí, probablemente en ambas misiones recorras muchos kilómetros sin ver nada (igual alguna astrogasolinera con discos de Camela). Pero la gravedad cero solo tiene gracia durante un tiempo determinado y es un impedimento en la mayoría de tareas cotidianas.
Aunque no lo creamos en un primer momento, Sigourney Weaver en Alien nos enseñó mucho sobre los inodoros espaciales. Fue ella quien dio con la solución para eliminar a un polizón no deseado y que afectaba a la integridad del resto de pasajeros. De la misma manera que ella abrió una compuerta para que el espacio succionase al despiadado alien, los retretes de las naves también utilizan esta fuerza de absorción para hacer desaparecer los desechos humanos.
Al eliminar la gravedad cero dentro de las naves de las películas del espacio, los terrícolas nos hemos quedado sin un referente sobre cómo plantearnos el uso de los sanitarios estelares. Ya no vale decir que lo importante de Star Wars son las peleas con sables de luz. Ahora los humanos del siglo XXI podemos ser los primeros turistas espaciales y, por tanto, hay cosas que necesitamos saber.
Cuando echas de menos la gravedad
Una de las peores experiencias en el espacio puede ser eructar. Chris Hadfield, astronauta y comunicador sobre las experiencias siderales, lo aseguró cuando uno de sus seguidores se lo preguntó por Twitter. Según Hadfield, la falta de gravedad provoca que la comida y el líquido que contiene el estómago se mantenga en suspensión en forma de burbujas.
De esta manera, cuando alguien en el espacio quiere eructar, los contenidos del estómago se lanzan hacia el exterior por la boca. Literalmente, vomitas. Quien lo prueba no vuelve a decir que el pisto o el chorizo le repiten.
Otras preguntas que los curiosos hacen frecuentemente a los astronautas son acerca del sexo. Sin embargo, los organismos espaciales nunca han contestado a ellas a pesar de que, alguna vez, han sido enviados matrimonios a incursiones espaciales. Quien ha contestado sólo ha explicado suposiciones: que tendría que ser un sexo muy coreografiado y que sería bastante decepcionante.
Lo que sí afirman es que es posible que el espacio no sea el mejor entorno para gestar un embarazo. La situación de gravedad cero podría impedir que el feto se acoplase correctamente al útero de la madre y la radiación de la órbita terrestre podría afectar a las primeras divisiones celulares en el embarazo.
El retrete sideral
Desde el año 2010 se conocen las conversaciones que los tripulantes del Apollo 10 mantuvieron durante su incursión en el espacio en 1969. En ellas, el comandante Thomas Stafford, advierte la presencia de un excremento flotando en el ambiente: “¡Traedme rápido una servilleta! ¡Hay un zurullo flotando en el aire!”. Las palabras del comandante quedarán para la historia, pero, además, ayudó a revolucionar la técnica de eliminación de excrementos en el espacio. Anteriormente, los astronautas llevaban una bolsa adherida al trasero donde se almacenaban. Hoy, los astronautas cuentan con un retrete succionador que ha mejorado, considerablemente, la calidad vida a bordo.
El cuarto de baño de la Estación Espacial Internacional cuenta con todas las comodidades para el usuario. Existen dos cubículos, uno para mujeres y otro para hombres. Además, para evitar los desplazamientos habituales de la gravedad cero, los retretes incorporan un candado que sujeta los muslos. El retrete cuenta con dos funciones diferentes dependiendo de las necesidades que el viajero quiera solventar.
La primera de ellas es la función de la orina que se lleva a cabo con una manguera. Una vez finalizada la secreción se pulsa un botón y la orina es absorbida. Y a partir de aquí viene lo sorprendente. La orina se almacena y se purifica para convertirse en agua potable y de consumo humano. El agua es un componente básico para la tripulación que debe evitar a toda costa la deshidratación. Este sistema se utiliza debido a que el agua pesa mucho y, de esta manera, la cantidad que hay que incorporar a la nave es menor.
El sistema de eliminación de deposiciones consiste en emplear una bolsa que, tras haber sido utilizada, se sellará y será igualmente absorbida, esta vez, para no reutilizarse. Los astronautas calculan que las averías se producen con una frecuencia media de una vez al mes. Aunque, normalmente, los problemas se producen con los productos químicos que se aplican a la orina antes de purificarse, algunas veces la bomba encargada de la succión de excrementos ha causado revuelos.
Hasta que desarrollemos el dispositivo de gravedad artificial de las películas para las astronaves, viajar al espacio seguirá siendo una tarea muy escatológica.