Que Tesla siga siendo el rey del coche eléctrico en España quizás se deba a su capacidad de acelerar de 0 a 100 km/h en 2,47 segundos. Parece poco tiempo, pero no lo es. O al menos para los milisegundos que suele durar, como máximo, una ráfaga de radio rápida o FRB. Este nombre, que puede sonar extraño, ha causado auténticos quebraderos de cabeza a los astrónomos desde 2007, cuando se descubrió la primera ráfaga de onda de radio de origen astrofísico desconocido.
Quince años más tarde, astrónomos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de otros centros han detectado una extraña señal de radio procedente de una galaxia lejana. Al parecer, parpadea con una regularidad que ha sorprendido a los expertos. Y no solo eso, también ha llamado su atención porque persiste hasta tres segundos, unas 1.000 veces más que la media. De hecho, se ha colocado en la pole position, siendo la ráfaga de mayor duración hasta la fecha. ¿Su nombre? FRB 20191221A.
Los investigadores no han sido capaces de averiguar la fuente exacta de la señal. Sospechan que provenga de un púlsar o un magnetar, que son estrellas compuestas de neutrones. Sí que han podido comprobar que se encuentra en una galaxia lejana, a varios miles de millones de años luz de la Tierra.
Este descubrimiento, que ha publicado la revista Nature, surge de la colaboración de varios investigadores del MIT, entre los que se encontraban el astrofísico español Juan Mena-Parra, Calvin Leung, Kaitlyn Shin y Kiyoshi Masui. Todos ellos han estado dirigidos por el investigador de la Universidad McGill, Daniele Michillii.
Un descubrimiento inusual
Además, nuevas señales de esta fuente, como espera detectar el equipo, darían lugar a una especie de reloj astrofísico. Esto es, comprobando cómo cambia la frecuencia de los estallidos de la señal conforme se aleja de la Tierra serviría para medir el ritmo de expansión del universo. Por este motivo los astrónomos esperan captar más estallidos periódicos de la FRB 20191221A, lo que puede ayudar a conocer mejor el origen de la fuente.
El autor principal de este estudio reconoce, en una nota de prensa del MIT, que "no hay muchas cosas en el universo que emitan señales estrictamente periódicas". Solo es capaz de mencionar los púlsares de radio y los magnetares. "Creemos que esta nueva señal podría ser uno de estos dos elementos que giran y producen una emisión similar a la de un faro", asegura Michilli.
Este ha sido el destello de radio más reciente, descubierto por el radiotelescopio que se encuentra en el Dominion Radio Astrophysical Observatory en la Columbia Británica (Canadá), similares a los dos telescopios de Canarias. Sin embargo, este telescopio ha detectado cientos de FRB desde que comenzara a observar el cielo en 2018.
Telescopios del futuro
La principal diferencia que encontraron los investigadores era que FRB 20191221A parecía ser más de un millón de veces más brillante que los púlsares o magnetares que tenemos en nuestra propia galaxia. Aunque Michilli prefiere mostrarse cauteloso, y cree que realmente se trataba de un púlsar o magnetar que, por alguna razón que desconoce, expulsó un tren de estallidos brillantes durante tres segundos. "Estuvimos afortunadamente posicionados para poder captarlo", reconoce el experto en astrofísica.
Con los futuros telescopios sí que promete descubrir miles de FRB al mes. Esta cifra permitiría encontrar muchas más señales periódicas con las que "estudiar el universo". Pero sobre todo el aumento de las pruebas lo que provocaría es conocer de primera mano "qué podría causar esta señal extrema que nunca hemos visto antes".
La gran mayoría de las FRB detectadas por el Observatorio hasta la fecha han sido puntuales, durando unos pocos milisegundos antes del "apagón". Sin embargo, en diciembre de 2019 Michilli descubrió la primera FRB periódica que parecía emitir un patrón regular de ondas de radio. Recuerda aquel hallazgo como algo "inusual": "No solo era muy larga, con una duración de unos tres segundos, sino que había picos periódicos que eran notablemente precisos, era como un latido de corazón, pum, pum, pum".
Y es que los astrónomos del MIT han descubierto "muchas FRB con diferentes propiedades". Algunas de ellas parecen estar en un ambiente más limpio, mientras que otras "viven dentro de nubes que son muy turbulentas". En el caso de la última señal descubierta reconocen que la nube de plasma que hay a su alrededor "debe ser extremadamente turbulenta".