La ceremonia de entrega de los premios Vicent Caselles, otorgados por la Real Sociedad Matemática Española (RSME) y la Fundación BBVA, han celebrado el poder de las matemáticas para impulsar el conocimiento básico imprescindible para el avance de la ciencia y el desarrollo de tecnologías necesarias para abordar los desafíos del mundo actual. "Los intangibles de las estructuras e ideas matemáticas sostienen lo que somos y nuestro horizonte de posibilidades, están detrás de la tecnología y de la comprensión del mundo natural y social", destacó en su discurso el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo.
La gala ha reconocido a un total de 10 matemáticos. Seis de ellos corresponden a los jóvenes investigadores españoles -o que desarrollan su carrera en España- y ganadores de los Premios Vicent Caselles de 2022. El Premio José Luis Rubio de Francia para investigadores menores de 32 años, que otorga la RSME, y a quien la Fundación BBVA concede una ayuda de 35.000 euros para un proyecto de investigación de tres años; y las Medallas que concede la RSME a profesionales destacados por sus relevantes, excepcionales y continuas aportaciones al campo de las matemáticas, completan el plantel de galardones.
Para Pardo, "la investigación de la vida y de la sociedad viven un periodo dorado por la existencia de bases de datos masivas, computadores de gran potencia y sofisticadas herramientas estadísticas”. Por ello, ante grandes desafíos del presente como la crisis medioambiental a escala planetaria, "necesitamos que más mujeres y hombres matemáticos se interesen en mayor medida por la modelización de los objetos y problemas característicos de las ciencias de la vida y de la sociedad".
La presidenta de la RSME, Eva Gallardo, ha destacado por su parte que "la mejora de la educación matemática" es crucial para "la sociedad actual", ya que permite garantizar "la formación de personas libres y críticas, capaces de tomar decisiones con criterios fundados". Los matemáticos son conscientes, explica Gallardo, de que "debemos contribuir con nuestro talento, pasión, esfuerzo, actitud crítica y compromiso a mejorar la calidad de una sociedad compleja en la que nuestro rigor en la búsqueda de respuestas sea una garantía".
Los 'Caselles' de este año son: Guillem Blanco, investigador postdoctoral en la Universidad KU Leuven (Lovaina, Bélgica); Ángela Capel, Junior Professor en la Universidad de Tübingen (Alemania); Elena Castilla, profesora ayudante doctor en la Universidad Rey Juan Carlos; Damian M. Dabrowski, investigador postdoctoral en la Universidad de Jyväskylä (Finlandia); Daniel Eceizabarrena, Simons Postdoctoral Research Associate en la Universidad de Massachusetts Amherst (EEUU); y Juan Carlos Felipe-Navarro, investigador postdoctoral en la Universidad de Helsinki.
La investigadora Ujué Etayo, profesora ayudante doctora en la Universidad de Cantabria, ha sido reconocida en la ceremonia con el Premio José Luis Rubio de Francia. Este galardón, dirigido a jóvenes matemáticos de hasta 32 años, españoles o que hayan realizado su trabajo en España, está dotado con una Start-up grant de 35.000 euros con la que la Fundación BBVA apoyará la investigación de la premiada durante los próximos tres años.
Las Medallas de la RSME, que reconocen las trayectorias excepcionales de matemáticos veteranos, también se han entregado en la gala a Carlos Andradas, catedrático de Álgebra de la Universidad Complutense de Madrid y rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP); Pilar Bayer, catedrática jubilada y profesora emérita del Departamento de Matemáticas e Informática de la Universitat de Barcelona; y Luis Narváez, catedrático en el Departamento de Álgebra de la Universidad de Sevilla.
Blanco, galardonado por solucionar un complejo problema de geometría algebraica que llevaba cuatro décadas sin resolver, ha señalado en la ceremonia que aunque su trabajo “puede sonar muy abstracto”, en realidad “son y serán la base de todo el resto de ciencias y tecnologías”. Por ello “apostando por las matemáticas hoy estamos apostando por la ciencia y tecnología que usaremos en el futuro”.
Dabrowski ha definido las ecuaciones con las que trabaja en el campo de la teoría geométrica como “el lenguaje de la naturaleza”, ya que sirven para explicar múltiples fenómenos: “están relacionadas con el cambio climático, con el flujo de agua, con la conducción de calor, casi con todo…” Por ello, son también “una herramienta poderosa” con aplicaciones que hoy “ni siquiera podemos imaginarnos”.
Entender los mecanismos que gobiernan la turbulencia es el objetivo de la investigación de Eceizabarrena, un campo con aplicaciones directas en cuestiones como la navegación aérea y marina. Por ello, las matemáticas realizan una contribución imprescindible para “comprender mejor el mundo que nos rodea” y ha concluido su intervención con una moraleja: "démosles medios a las matemáticas teóricas porque con tiempo, antes o después, llegan”.
El trabajo de Capel está contribuyendo al diseño de futuros ordenadores cuánticos, y en concreto a averiguar qué materiales podrían ser buenos candidatos para construir las memorias donde se almacenaría la información de estos supercomputadores. “Está claro que cualquier dispositivo que nosotros utilizamos hoy en el día a día, como un smartphone, está basado en muchísimas matemáticas que se han desarrollado en los últimos siglos”. Por ello, ha recalcado en su intervención que “una sociedad desarrollada es aquella que conoce y aprecia las matemáticas”.
Castilla –cuya investigación se centra en aplicar herramientas estadísticas para prolongar la vida y optimizar los dispositivos de un solo uso, como airbags, extintores o test de antígenos– ha reivindicado el papel crucial de la ciencia del Big Data en el mundo actual: “¿De qué nos sirven tantos datos si no desarrollamos las herramientas adecuadas para analizarlos? Es importante seguir apostando por una investigación de calidad que a largo plazo pueda ayudar al progreso de la sociedad.”
“Las matemáticas viven una época dorada. Son cada vez más importantes en el sector privado y una de las disciplinas con menor tasa de paro”, ha celebrado por su parte Juan Carlos Felipe-Navarro, cuyo trabajo permite simular por ordenador fenómenos en química, física o economía que evitan la necesidad de realizar experimentos muy costosos. “Si no cuidamos a nuestros jóvenes, la ciencia española tendrá que seguir mirando desde abajo. Tenemos el potencial, nos falta la inversión”.