En 1955 el gran Billy Wilder rodó una de las mejores comedias de la historia, la película llamada The Seven Year Itch que en España se tradujo como La tentación vive arriba. En América Latina, sin embargo, se optó por una traducción literal: La comezón del séptimo año. La expresión hace referencia a una creencia popular sobre las relaciones de pareja, que pone fecha al momento en el que es más probable ser infiel.
Como le ocurre al protagonista al quedarse 'de Rodríguez' un verano solo en casa y descubrir que su nueva vecina es Marilyn Monroe, esta 'picazón' llevaría a las personas que mantienen una relación durante al menos siete años a desear encuentros sexuales fuera de la pareja. En el cine y la literatura, se ha llegado a plantear como una 'prueba de fuego': el engaño puede ser reiterado a partir de ese momento, llevando a la ruptura, o por lo contrario, un momento que una más a los cónyuges.
Diversas encuestas coinciden en apuntar a que aproximadamente un tercio de los españoles ha sido infiel a su pareja en algún momento, con mayor proporción entre los hombres que en las mujeres. Las investigaciones tienden a confirmar este relato: los adultos casados tienen más probabilidades de pensar en infidelidades y cometerlas en torno a los siete años de relación. Superar esta fase, no obstante, es sintomático de una relación más duradera.
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En un estudio, publicado en el Journal of Sex Research, se realizó una encuesta con más de 300 adultos israelíes de 32-33 años de promedio, heterosexuales y casados. Se les preguntó sobre su probabilidad de cometer infidelidad, y los investigadores comprobaron si esta se asociaba con la duración del matrimonio.
Se dividió a los participantes en tres grupos: matrimonios de corta duración (menos de 5 años), matrimonios intermedios (de 6 a 10 años), y matrimonios de larga duración (11 o más años). Según los resultados de este estudio, el grupo con mayor probabilidad de cometer infidelidad fue el de matrimonios de larga duración.
Por su parte, los matrimonios de corta duración fueron los que demostraron tener una menor probabilidad de cometer una infidelidad. Cuanto más tiempo durase el matrimonio, más probable era que los participantes confesaran estar pensando en tener relaciones sexuales con otra persona.
Sin embargo, los patrones de posible infidelidad eran diferentes en hombres y mujeres. Para los hombres, las probabilidades de cometer infidelidad aumentaban cuanto más duraba la relación de forma lineal. Para las mujeres, sin embargo, se daba una "curva de campana". Mostraban mayor probabilidad de infidelidad en matrimonios intermedios, pero disminuía en los matrimonios a corto y largo plazo.
Así pues, tanto hombres como mujeres parecen sufrir la "picazón de los siete años", aunque con el tiempo las mujeres parecen dejar de pensar en la infidelidad. Cabe recordar que el estudio se basaba en encuestas sobre qué pensaban los participantes, y no en hechos. No se medía si se habían producido infidelidades o no sino la probabilidad de que eso ocurriese.
Las tasas reales de casos
En otro estudio, publicado en el Journal of Marriage and Family, los investigadores usaron datos de una encuesta sobre sexo realizada en EEUU sobre cuándo era más probable que ocurriese una infidelidad. De nuevo, se basaron en datos de matrimonios heterosexuales.
Según los resultados de este estudio, las mujeres tenían más probabilidades de ser infieles en el séptimo año de matrimonio. Posteriormente dichas probabilidades disminuían de forma constante, hasta ser casi inexistentes en los matrimonios de 20 a 30 años de duración.
Por su parte, los hombres también tenían una alta tasa de probabilidades de infidelidad alrededor del séptimo año de matrimonio, con una disminución progresiva de la probabilidad hasta los 18 años, cuando volvían a aumentar.
De hecho, aquellos hombres que llevaban casados 30 años o más tenían la mayor probabilidad de ser infieles, incluso más que aquellos que llevaban siete años. Esto indicaría que, en realidad, no hay un patrón lineal para los hombres si se estudia el comportamiento a más largo plazo.
Para finalizar, los datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos indican que la duración media de los matrimonios antes de llegar al divorcio son 8 años, mientras que en España es el doble. El caso estadounidense concuerda con los datos de probabilidad de infidelidad mencionados: el punto álgido sería precisamente un año después de la mayor probabilidad de potencial infidelidad.
Aún así, todos estos datos tienen limitaciones a tener en cuenta. La mayoría de los análisis se han dado en parejas heterosexuales, por lo que se desconoce si sucedería igual en parejas del mismo sexo. Por otro lado, es difícil saber si estas tasas de potencial infidelidad se deben realmente a la edad o a la generación de las parejas estudiadas. Y, como punto final, muchos de los datos obtenidos se deben a encuestas autoinformadas. Dicho de otro modo, es lo que los participantes han querido confesar.