La ministra de Ciencia, Innovación e Universidades, Diana Morant. EFE.

La ministra de Ciencia, Innovación e Universidades, Diana Morant. EFE.

Investigación

Los 5 retos de Morant en el Ministerio de Ciencia: de llevar a España al espacio a mantener la financiación

Lograr el retorno del talento investigador emigrado, articular la investigación pública con la privada o regular las pseudoterapias son tareas pendientes.

21 noviembre, 2023 02:45

Diana Morant tomó las riendas del Ministerio de Ciencia e Innovación durante la crisis de Gobierno de julio de 2021. Un gran peso recaía sobre los hombros de la joven alcaldesa de Gandía, vinculada al PSPV-PSOE desde su juventud en el asociacionismo fallero y formada como ingeniera de telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Valencia. Debía demostrar que no era un simple reemplazo impuesto por el partido para sustituir a Pedro Duque.

Tanto la cartera de ciencia como el 'fichaje' del astronauta como independiente en 2018 había sido grandes apuestas de Pedro Sánchez, pero la figura de Duque se vio relegada y difuminada precisamente ante una crisis en la que la ciencia española debía dar un paso adelante: la pandemia de Covid-19. Desde que entró en el Gabinete de Sánchez, Morant ha optado por un perfil opuesto por completo al de Duque, caído en desgracia por su desinterés por vincularse políticamente al PSOE en un momento en el que el presidente del Gobierno exigía cerrar filas.

La ministra de Ciencia ha tenido un rol público tan militante que este verano casi podía pasar por portavoz oficiosa de Moncloa. La escuchamos arremeter contra los pactos entre PP y Vox, comparar a Alberto Núñez Feijóo con Donald Trump o 'mojarse' sobre el 'caso Rubiales'. La principal demostración de confianza que le ha otorgado Sánchez fue designarla como cabeza de lista por Valencia para las generales, lo que la llevó a un durísimo debate con Esteban González Pons (PP) y Carlos Flores (Vox).

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Sería injusto, no obstante, afirmar que su militancia en la política nacional ha llevado a Morant a descuidar sus funciones en Ciencia e Innovación. Al tomar el testigo de Duque, pilotó la reforma más importante para tratar de acabar con la precariedad del personal investigador en España y acercar la inversión de España a la media de la OCDE. Hablamos de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que tiene como meta alcanzar un 1,25% del PIB en inversión pública para 2030.

Ley de Ciencia: financiación y condiciones

La historia del Ministerio de Ciencia tiene algo de Cenicienta. Tras el punto de inflexión que supuso la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, los Presupuestos Generales del Estado de 2021 aumentaron en un 60% en comparación con los Presupuestos prorrogados desde 2018. Los fondos europeos encauzados en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) obraron la transformación, y ya para 2023 se aprobó la mayor dotación para Ciencia de la historia, con casi 4.000 millones de euros, ya a cargo en su mayor parte de los recursos del estado. 

¿Cuánto de esto ha mejorado la vida de los investigadores en España? La nueva ley recoge nuevos tipos de contratos que facilitan la incorporación de personal a equipos, allana las condiciones para la estabilidad y añade nuevos méritos a valorar en el currículum investigador, eliminando las penalizaciones, por ejemplo, por haber estado a cargo de familiares. Sin embargo, las trabas burocráticas siguen pesando en la Ciencia, como reconocía la propia Raquel Yotti, secretaria general de Investigación. El programa 'Fortalece' del Ministerio nace para ir eliminando estos obstáculos. 

Otro objetivo de la Ley de Ciencia es cimentar los Centros de Excelencia en España y convertirlos en referencia internacional para la investigación y la aplicación de nuevas tecnologías. "Que ningún ciudadano español tenga que irse a Houston a ponerse el tratamiento más avanzado contra el cáncer", explicaba Morant a EL ESPAÑOLEn ese sentido, Cristóbal Belda, director del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), destacaba la "inversión creciente" que ha permitido la integración en los PGE de los proyectos impulsados originalmente por fondos europeos.

El primer y principal reto de Morant para la legislatura que arranca es asegurarse de que la historia de Cenicienta no tenga un abrupto final, y que la lluvia de fondos impulsados por el plan europeo de recuperación no desaparezca una vez que remitan las ayudas europeas. Eso implica, además, un segundo reto: haber logrado resultados eficaces a corto y medio plazo que justifiquen la inversión, logrando el retorno del talento emigrado. Como lo explicaba Belda: "Está muy bien que los científicos españoles se marchen, pero tenemos que lograr que vuelvan".

Coordinar universidad y empresa

Una de las peticiones tradicionales del sector de I+D+I es mejorar la integración de la investigación pública y privada, algo que Morant tiene ahora en su mano al incorporar la cartera de Universidades. La primera tarea que hereda de Joan Subirats, como lo hizo con Duque, es desarrollar la Ley Orgánica del Sistema Universitaria (LOSU), que se fija como meta una inversión del 1% para 2030 en los estudios superiores.

Desarrollar la Ley de Universidades no cuenta con la unanimidad de la de Ciencia: comunidades como Madrid ya han anunciado que la enmendarán por la cesión de competencias impuesta por las formaciones nacionalistas en el Senado. Otras tareas pendientes son la aprobación del Estatuto del Personal Docente e Investigador (PDI) o la mediación para garantizar el pago de las cuotas de la Seguridad Social del estudiantado que realiza prácticas en empresas o instituciones.

Y además: espacio y pseudociencias

El cuarto reto de la legislatura es resolver los conflictos entre instituciones que impiden que la Agencia Espacial Española, cuya creación estaba incluida en la Ley de Ciencia, eche a andar. Este organismo, que debe cimentar la industria aeroespacial en España, esta pendiente de dotarse de un convenio de cesión de espacio que, según llegó a alertar el Ministerio, "ponía en riesgo" el proyecto.

El último de los retos, finalmente, sería un proyecto personal de Duque que quedó arrinconado por la pandemia: el listado y revisión de pseudociencias y pseudoterapias, de modo a regular mejor los derechos y la protección del paciente. Morant ya ha demostrado una sensibilidad similar sobre esta materia, valorando en EL ESPAÑOL que "las farmacias deberían rechazar la venta de homeopatía".