Oleadas de textos en redes sociales atacando en base a infundios las vacunas contra la Covid-19 en plena pandemia. Resurgimiento de pseudociencias climáticas, o de teorías de la conspiración que directamente atentan contra el sentido común. Proliferación de pseudoterapias sin aval médico. La capacidad de penetración de esta clase de mensajes ha llevado a los analistas a hablar de la "era de la posverdad", en la que la evidencia científica habría perdido pie ante un discurso demagógico que presenta "hechos alternativos" a su conveniencia. Sin embargo, la confianza ciudadana en la ciencia goza de buena salud, con España a la cabeza del ránking.
Estas son las conclusiones del Estudio de Cultura Científica 2024 que ahora publica el Departamento de Estudios Sociales y Opinión Pública de la Fundación BBVA. Esta amplia encuesta empírica evalúa periódicamente la relación social con la ciencia en 15 países europeos, incluyendo los principales occidentales (Alemania, Dinamarca, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal y Reino Unido) y los del Este –Bulgaria, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Polonia, República Checa y Rumanía. Este año se introducen otros tres de referencia: Estados Unidos, Israel y Turquía.
Los datos son aplastantes: independientemente del país consultado, la mayoría de sus ciudadanos -un porcentaje superior al 60%- considera que la ciencia "ofrece el conocimiento más fiable, objetivo y veraz", y "permite separar lo que es cierto de lo que es falso". Las instituciones científicas son las que reciben el mayor grado de aprobación en comparación con otras como el mercado o el Estado de derecho, y en este punto es en el que destaca nuestro país. La ciencia recibe un apoyo del 7,6 sobre 10, superando la media europea (7,1) y estadounidense (6,8).
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Aunque España empata en este punto con Israel y Turquía, hay otro factor en el que difiere profundamente con estas dos naciones. Mientras estas valoran positivamente a sus líderes religiosos (con un 5,6 para los israelíes y un 6,3 para los turcos), los españoles son los que menos confían en esta institución. Le otorgan un 3,9 como puntuación de confianza, por debajo de la media europea que se encuentra en un 4,4. España es de hecho el país "donde menos se cree que la religión influya de facto en el hacer de la comunidad científica", aunque hay dudas sobre la capacidad de influencia de la política y la empresa sobre los investigadores.
Como contraste, la sociedad turca es la única que considera que la religión debería ser la encargada de "poner límites" a la experimentación científica: en el resto de países, se considera que esa tarea compete a la ética. En cualquier caso, concluyen los autores del estudio, "no se percibe un irracionalismo o relativismo rampante en las sociedades analizadas", incluso en aquellas en las que la cultura científica está menos extendida, "pese a la desorbitada atención en el espacio informativo a la 'posverdad', confinada a determinadas élites a ambos lados del Atlántico".
La ciencia en España, valor oculto
Los encuestados aprecian positivamente la ciencia como riqueza para la sociedad. En España, el papel que desempeña la ciencia alcanza un 7,1 frente al 7,8 del arte y la literatura, en línea con el resto de Europa, y se le otorga un 6,5 como "motor del progreso material". Sin embargo, la participación de los investigadores españoles en la ciencia global apenas supera el 50% de valoración, cuando alcanza el 80% en EEUU. "En España hay una buena consideración del desarrollo científico (67%) y tecnológico (74%), pero no tanto de la propia contribución (52%)".
Se perciben finalmente ciertas reticencias asentadas pese al sentimiento positivo predominante hacia la ciencia. Notablemente, "sobre el impacto de la ciencia en la naturaleza, así como sobre la velocidad a la que los avances tecnológicos transforman el modo de vida", advierten los autores. Además, la cuestión del origen del hombre sigue chocando fuera de Europa Occidental con las creencias. "Minorías significativas de Europa del Este y EEUU, y mayorías en el caso de Israel y Turquía, creen que los seres humanos fueron creados por Dios más o menos con su forma actual".