Marte, el planeta rojo, posee unas dinámicas atmosféricas mucho más activas de lo que se creía. Las observaciones de los últimos años han confirmado la presencia no solo de hielo en los casquetes polares, sino de auténticos lagos de agua líquida bajo la superficie. Ahora, un grupo internacional de astrónomos revela que las cumbres de los volcanes de Tharsis, las cimas más altas de todo el Sistema Solar, también se cubren de blanco cuando se dan las circunstancias. 

Así, se ha documentado la aparición de placas de agua congelada a gran altura. Según los investigadores que publican el hallazgo en Nature Geoscience, la principal sorpresa está en que la región de Tharsis es cercana al ecuador del planeta, una zona en la que no se esperaba encontrar hielo. Además, su aparición parece responder a un remanente del ciclo del agua en el planeta: esta escarcha se formaría de madrugada en los meses más fríos, horas antes de la salida del sol, y se iría evaporando durante el día por efecto de la radiación solar.

"Pensábamos que era imposible que se formase hielo en el ecuador de Marte, ya que la mezcla de las horas de sol con la escasa densidad de la atmósfera mantienen las temperaturas relativamente elevadas tanto en la superficie planetaria como en las cumbres. Por eso no esperamos encontrarnos picos nevados como en la Tierra", explica Adomas Valantinas, investigador posdoctoral de la Universidad de Brown que lideró el proyecto desde Berna, Suiza. Sin embargo, en el pasado, el planeta podría haber tenido precipitaciones como las terrestres e incluso nieve

La inmensidad geológica de la región volcánica de Tharsis es difícil de abarcar desde la perspectiva terrestre: Olympus Mons, la cima más alta de todo el Sistema Solar, es el doble de alto que el monte Everest en la Tierra, y su extensión abarca un área similar a la Francia. La escarcha que se forma en su caldera es increíblemente fina -una centésima parte de milímetro, el espesor de un cabello- pero, dada sus dimensiones, equivale a 150.000 toneladas de agua (o 60 piscinas olímpicas llenas) que son intercambiadas a diario entre la superficie y la atmósfera.

Escarcha en la caldera del volcán Ceraunius Tholus, que desaparece por las tardes. Adomas Valantinas

La presencia de estas amplias calderas a gran altura -inmensos circos de piedra labrados por las erupciones de los volcanes cuando se encontraban activos- también podrían favorecer la condensación. Según los investigadores, la circulación del aire en esas oquedades podría crear un microclima adecuado para la formación de escarcha.

Estas formaciones de hielo han podido ser detectadas mediante imágenes de alta resolución tomadas por el sistema CaSSIS, instalado en la sonda ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO) de la Agencia Espacial Europea (ESA). A continuación fueron validadas por otros aparatos, incluyendo la Cámara de Alta Resolución del orbitador Mars Express. En total, se tomaron más de 30.000 imágenes para documentar la existencia de la escarcha y describir su evolución.

Mediante la simulación de estos fenómenos, los investigadores esperan poder entender mejor las dinámicas atmosféricas como elemento esencial tanto para la búsqueda de vida en Marte como para las siguientes fases de exploración. Valentinas espera ahora aplicar este enfoque a la astrobiología caracterizando entornos hidrotermales antiguos que hayan podido albergar vida en el pasado, y que podrian ser investigados por la misión de la Nasa encargada de traer muestras de vuelta a la Tierra.