El buque oceanográfico 'García del Cid' atracado en Barcelona.

El buque oceanográfico 'García del Cid' atracado en Barcelona. A Guy Named Nyal Flickr.

Investigación

El drama de Mari Carmen, desaparecida desde hace un año en el mar: denunció acoso en un buque del CSIC

Tras denunciar abusos sexuales en el 'García del Cid', la familia denuncia que se negaron a darle una plaza en un barco distinto.

15 septiembre, 2024 15:09

La familia de María del Carmen Fernández recibió la peor de las noticias el pasado mes de abril: la Audiencia Provincial de Valencia cerraba definitivamente la causa por su desaparición en el mar el sábado 9 de septiembre de 2023, cuando se encontraba a bordo el buque oceanográfico 'García del Cid' del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La pontevedresa de 43 años, que trabajaba como camarera, había denunciado cuatro años antes que había sufrido abusos sexuales a manos de otro tripulante en ese mismo buque. Según denunció en 2020, esta persona la violó en su camarote, trató de tener nuevas relaciones sexuales con ella, y la vilipendió ante el resto del equipo. El acoso habría continuado en tierra hasta 2019, llegando a presentarse el presunto agresor en su casa.

El CSIC lo trasladó a la Fiscalía pero el caso terminó sobreseído, al considerar el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Marín (Pontevedra) insuficientes las pruebas. Mari Carmen pasó a continuación una larga temporada de baja por motivos psicológicos. A la hora de reincorporarse, pidió en varias ocasiones un cambio de destino para no volver al 'García del Cid' ni coincidir de nuevo con el hombre al que denunció. "No atendieron ninguna de sus peticiones", relata a EL ESPAÑOL Diego Leis, abogado y portavoz de la familia.

El expediente laboral abierto por el CSIC había quedado cerrado desde que se archivó la denuncia, explica el letrado, y consideraron que no procedía dar a Mari Carmen otro destino pues había sacado plaza en el 'García del Cid'. "Nosotros argumentamos que era un asunto de derechos laborales, al margen de lo penal. Pero hubo una clara desatención", lamenta Reis.

Además de volver a un lugar traumático para ella, la pontevedresa tuvo que asistir en Vigo antes de embarcar a un cursillo sobre acoso sexual organizado para toda la tripulación. Además, durante el reconocimiento médico, llegó a volver a coincidir con el hombre al que denunció porque había sido convocado para la campaña, aunque él no llegó finalmente a embarcar. La familia siempre ha defendido que Mari Carmen se encontraba "bien" antes de embarcar, pero que acabó sufriendo un drástico cambio emocional aquel fatídico sábado.

"Se fue sola, y nadie volvió a verla"

Salvamento Marítimo recibió a primera hora del domingo 10 el aviso de que faltaba una tripulante en el buque oceanográfico. Durante dos días, se activó un protocolo de búsqueda entre la costa valenciana y alicantina, sin éxito. Las diligencias practicadas a bordo determinaron, según relata Reis, que en un momento de la tarde del sábado Mari Carmen "se fue sola" a una zona de la cubierta del barco y "nadie volvió a verla".

Los investigadores manejaron dos tesis principales: una muerte accidental o un suicidio. La segunda terminó imponiéndose cuando descubrieron en el camarote lo que interpretaron como una 'nota de suicidio'. La familia siempre ha sostenido que los escritos de Mari Carmen eran en realidad su diario, en el que plasmaba la angustia psicológica que le provocaba su entorno. "La propia Guardia Civil reconoce que no se pueden descartar otras causas distintas al suicidio", explica el abogado.

El buque oceanográfico 'García del Cid'. CSIC

El buque oceanográfico 'García del Cid'. CSIC null

Los principales reproches de la familia, sin embargo, son hacia el CSIC, a quien acusan de "desamparo". Denuncian que nunca han sabido si hubo medidas de prevención al acoso activas en los días previos, ni han recibido garantías sobre la seguridad a bordo o los protocolos de búsqueda. Aunque en los primeros días dieron facilidades a la familia para seguir la búsqueda desde Valencia, todo cambió cuando se interrumpió. "No ha habido ningún contacto en este último año. Ningún apoyo. Ni siquiera para aclarar la situación laboral de Mari Carmen, que aún consta como desaparecida".

Un último acontecimiento ha venido a enturbiar aún más el caso: el veterano 'García del Cid', botado en 1979, ha llegado al final de su vida útil y va a ser dado de baja. Pero su tripulación no va a ser redistribuida, sino que se enfrenta a un despido inminente. Reis matiza que ni el desguace del barco ni la dispersión de los trabajadores sería un obstáculo para reabrir en el futuro el caso de la desaparición de Mari Carmen. Los sindicatos, en un comunicado, manifiestan sus "sospechas" de que "el CSIC está ocultando la verdadera razón para despedirlos".

Un protocolo insuficiente

El caso, sumado a la publicación de nuevos testimonios de abusos y vejaciones a trabajadoras e investigadoras del CSIC cometidos con impunidad como los revelados por Público, llevó a la aprobación de un nuevo Protocolo de Prevención contra el Acoso Sexual que presentó a finales del pasado abril su presidenta, Eloisa del Pino. Pero en estos meses "las cosas no han cambiado prácticamente nada", lamenta Antonio Herrero Merchán, secretario de la Oficina de Integridad Científica, una asociación que presta apoyo laboral, jurídico y psicológico a investigadores que han sufrido acoso en el lugar de trabajo.

El suceso en el 'García del Cid' es paradigmático de una cultura que tiende a silenciar las denuncias, señala Hernando. Mientras que otros expedientes de acoso en entornos académicos han tenido eco y consecuencias públicas, esgrime, la principal información sobre el caso proviene del trabajo periodístico de El Faro de Vigo. "El porcentaje de denuncias en un organismo público tiende a rondar el 15-20%. En el CSIC son el 8%. Es demasiado bajo, lo que nos hace pensar que las están desincentivando".

Uno de los aspectos más criticados del nuevo protocolo la inclusión de una cláusula de confidencialidad como requisito previo. "Entendemos que este acuerdo es de cara que no se revelen la opinión pública datos sensibles como nombres, situaciones concretas, en qué centro se ha producido...", valoran desde la Oficina de Integridad. "Pero sin la firma de la confidencialidad, no se va a investigar la denuncia ni a tomar declaraciones. Y al obligar a firmarlo a las víctimas y a los testigos, da la sensación que se pretende que el acoso se quede en casa".

Por otra parte, y ante la ausencia de cualquier mediación externa, el expediente sigue quedando enteramente en manos del Centro. "Si el protocolo anti-acoso funcionase, la confidencialidad protegería tanto a la víctima como al acusado hasta que se pruebe el hecho. Pero tal y cómo se está haciendo, intimida al denunciante. Pueden dejar pasar dos o tres meses sin avances, mientras las personas siguen sufriendo acoso. Y pensarán que si llevan su caso a la Justicia y lo hacen público, los que pueden acabar denunciados son ellos por romper el acuerdo de confidencialidad".