Estos animales restringen sus interacciones con otros animales al hacerse mayores: se relacionan con menos compañeros -sobre todo con los que ya conocen- y no se atreven a descubrir nuevas actividades. A pesar de ello, los macacos más jóvenes se aseguran de que sigan integrados en el grupo.
Con el paso de los años, las personas escogen con más cuidado cómo y con quién pasan su tiempo. Gracias a un nuevo estudio, ahora sabemos que algunos monos también se vuelven menos sociables cuando envejecen y centran su atención en las actividades que ya conocen o que no implican ningún riesgo para ellos.
El mono de Berbería (Macaca sylvanus) -también conocido como macaco de Gibraltar por su famosa presencia en este peñón- es una especie en peligro de extinción que puede vivir más de 20 años. Un grupo de investigadores de Alemania y Suiza analizó el comportamiento de más de una centena de ejemplares de distintas edades para comprobar cómo varía la relación de jóvenes y mayores. Los resultados publicados en Current Biology confirman que los animales de mayor edad pierden el interés de explorar lo desconocido y restringen más sus interacciones sociales.
"Estudios anteriores ya indicaban que los monos mayores tienen menos amigos, pero no estaba claro si era por una pérdida de interés del animal o del resto de miembros del grupo", comenta Laura Almeling, una de las autoras de la investigación y científica del Centro alemán de Primates.
Para evaluar la curiosidad de los primates la hora de explorar, los investigadores les presentaron tres objetos desconocidos para ellos: un juguete con forma de animal, un cubo lleno de piezas de plástico de colores en un líquido viscoso, y un tubo opaco cerrado con alimento en su interior. Los ejemplares más jóvenes mostraron interés en todas las cosas, los adultos se centraron más en el tubo con comida y los ancianos solo prestaron atención a este último.
Los macacos más viejos comentan lo que sucede a su alrededor, pero se limitan a ser espectadores
"Los macacos más viejos comentan lo que sucede a su alrededor, pero se limitan a ser espectadores", remarca Almeling. "Además, el resto del grupo los mantienen integrados e interactúan con ellos a pesar de que no sean muy receptivos o colaboren con las actividades".
Con la edad, los monos pierden la relación con algunos de sus ‘amigos’. A la hora de relacionarse con el resto de miembros del grupo, los expertos detectaron que las hembras interaccionaban menos aunque los otros ejemplares mostrasen interés en ellas. Los machos también son más selectivos con la edad, pero presentaron comportamientos más variados.
Los investigadores señalan que la diferenciación de roles entre machos y hembras se mantienen durante toda la vida, afectando a las relaciones sociales. Las hembras mayores continuaron respondiendo particularmente fuerte a los gritos de ayuda de sus mejores amigos y los machos intentaban mantener su estatus social dentro del grupo. "Los machos más viejos reaccionaban rápidamente al ver imágenes de crías porque los bebés son un símbolo de prestigio para los monos de Berbería".
Estos resultados ofrecen una nueva perspectiva sobre el comportamiento evolutivo de los monos que, según los autores, ayuda a explicar también el envejecimiento humano.
Los investigadores sugieren que los primates mayores evitan las interacciones directas porque lo encuentran cada vez más estresante. "Tal vez consideren que es demasiado arriesgado", indica Laura Almeling. Por eso, los monos restringen sus relaciones a un número pequeño y conocido porque pueden predecir sus respuestas.
"Hasta ahora, los monos no humanos ya desempeñaban un papel fundamental en la comprensión de la fisiología humana y ahora empezamos a apreciar que también tienen algo que decir en el envejecimiento cognitivo de las personas", concluye la experta.
Los animales no son conscientes del tiempo de vida que les queda como los seres humanos. Por eso, han anunciado un nuevo estudio para analizar los cambios neuronales y fisiológicos que sufren los monos de Berbería a lo largo de su vida.