El pasado invierno fue el más caluroso desde que hay registros, también en Reino Unido. Boris Johnson, nombrado ayer Ministro de Exteriores por la nueva primera ministra británica Theresa May, era por entonces alcalde de Londres y andaba bastante escamado por las altas temperaturas. ¿Estaría amenazado el invierno londinense? ¿Los canales helados, el vigorizante aire mañanero, la chimenea encendida?
Johnson decidió llamar a su meteorólogo de cabecera, Piers Corbyn, hermano del líder del partido laborista Jeremy Corbyn y ávido crítico de quienes defienden el "sinsentido del cambio climático". Para este físico de 68 años, los únicos cambios están determinados por las manchas solares y no por la actividad humana. De hecho, Corbyn sostiene que nos encaminamos a una nueva Edad de Hielo, y así se lo hizo saber a Johnson, que respiró aliviado.
"Los científicos miran los datos", escribía en su columna del Telegraph, "pero todos los demás miran simplemente al tiempo que hace, y es el tiempo lo que marca la diferencia psicológica en este debate". El nuevo ministro británico añadía, además: "Mirad a la reciente Cumbre de París, que acabó en un buen acuerdo para reducir el CO2 en contraste con la debacle de Copenhague de hace seis años. ¿Cuál ha sido la diferencia real? El tiempo que hacía. París estaba ridículamente cálida para ser diciembre. Hace seis años, Copenhague vio las mayores nevadas que ninguno podía recordar. '¿Cambio climático?', se preguntó todo el mundo".
Boris está al mando
Medio año más tarde, los acontecimientos se han precipitado, la campaña para abandonar la Unión Europea se impuso en el referéndum del pasado 23 de junio y Johnson, uno de los principales impulsores del Brexit, se ve ahora con la responsabilidad de liderar las negociaciones tantos de los acuerdos del clima como de muchos otros tratados o compromisos medioambientales que el Reino Unido, como miembro de la UE, había suscrito.
Antes de conocerse el nombramiento del ex alcalde de Londres, varias organizaciones ecologistas habían alertado ya del peligro que la victoria del Leave suponía para el compromiso de Londres con los Acuerdos de París. John Sauven, de Greenpeace UK, señaló que "muchas de las leyes que hacen que el agua que bebemos sea segura, nuestro aire más limpio, nuestra industria pesquera más sostenible y nuestro clima más seguro ahora penden de un hilo".
Contactados por EL ESPAÑOL, desde el think tank medioambiental E3G señalan que aunque el proceso de negociaciones será largo, entre medias "las reglas ambientales siguen vigentes y, en lo fundamental, sin cambios".
Aunque la medida no tuvo excesiva publicidad, el pasado 1 de julio el gobierno de Cameron aprobó el llamado fifth climate budget
Aunque la medida no tuvo excesiva publicidad, el pasado 1 de julio el gobierno de Cameron aprobó el llamado fifth climate budget, el quinto presupuesto climático. Esto marca unos objetivos de reducción de emisiones entre 2028 y 2032, en el que Reino Unido deberá reducirlas un 57% con respecto a 1990. Estas normas, derivadas del Climate Change Act de 2008, son independientes a la legislación europea y para los expertos, ofrecen una cierta garantía del compromiso medioambiental británico en estos momentos tan políticamente convulsos.
Para Richard Black, director de la Unidad de Inteligencia en Energía y Clima (ECIU), el resultado del referéndum "probablemente añada presión a las facturas de la luz" debido a una reducción en la confianza de los inversores, aunque lanza un mensaje tranquilizador: "La legislación sobre el cambio climático está consagrada principalmente en la ley británica" y "parece probable que la gran mayoría de todos los partidos a favor de reducir las emisiones tratará de defenderlo".
Otros, como James Thornton, de la ONG Client Earth, no lo tienen tan claro. "Ahora que el Reino Unido se prepara para caminar solo, no tenemos ni idea de qué leyes se mantendrán dado que aquellos que promovieron el Brexit no tenían una posición común".
Desde el partido conservador se alude también al entorno de Johnson para tranquilizar sobre sus polémicas posturas sobre el cambio climático. Esta semana, Greg Barker, ministro británico de Energía y Cambio Climático entre 2010 y 2015, señalaba que Johnson "no es un negacionista" y recordaba sus vínculos familiares.
Su hermano, Jo Johnson, fue Ministro de Ciencia y Universidades con Cameron; otro de sus hermanos, Leo, es asesor de sostenibilidad en la consultora Price Waterhouse Cooper; su padre, Stanley Johnson, ha alertado del riesgo para el medio ambiente del Brexit y su hermana, Rachel Johnson, es periodista y defensora de permanecer en la UE. ¿Lograrán reconducir entre todos al nuevo ministro de exteriores hacia posiciones más científicas?
Otros en el partido tory, como Amber Rudd, a quien May nombró esta semana ministra de Interior, no tienen tanta paciencia y ya hace unos días exigió a Johnson que, si quería liderar el partido, tenía que dejar claro que no es un escéptico climático. "Cuando considero a quien apoyar como lider del Partido Conservador, saber dónde se sitúan en este debate, tan importante para mí, es absolutamente clave para saber a quién apoyo", dijo Rudd.