Con la idea de expandir la vida hasta fuera de los límites terrestres, China pretende realizar una misión pionera. En 2018, la Administración Espacial Nacional China (CNSA) llevará a cabo -si todo va como tienen pronosticado- el aterrizaje de una nave no tripulada en el satélite natural terrestre.
El alunizaje tendrá lugar en la cara oculta de la Luna, lo que supondrá un hito histórico, ya que siempre que se ha alcanzado la Luna, ya sea en misiones tripuladas o no tripuladas, se ha hecho en la cara visible.
En el interior de este aparato, los científicos de la CNSA pretenden incluir una pequeña caja que funcionará como un ecosistema cuando sea dejado allí por la nave. El contenedor medirá 18 centímetros de largo, pesará tres kilogramos e incluirá en su interior varios seres vivos.
Para garantizar la vida en el recipiente, debe haber productores de CO2 y de oxígeno. Esto se conseguirá incluyendo plantas que hagan la fotosíntesis y produzcan oxígeno eliminando dióxido de carbono y animales, que utilicen el oxígeno y produzcan dióxido de carbono mediante la respiración.
El envase contendrá patatas, semillas de plantas arabidopsis y huevos de gusano. Los huevos eclosionarán en gusanos de seda, que pueden producir dióxido de carbono mientras que las patatas y las plantas producirán oxígeno a través de la fotosíntesis.
Zhang Yuanxun, jefe de diseño del contenedor, reconoció en declaraciones a Chongqing Morning Post que los principales retos de su mini-ecosistema son el control de la temperatura y el suministro de energía.
El diseño, en el que han participado 29 universidades chinas, está hecho con una aleación especial de aluminio y tiene más de 100 componentes, entre los que se encuentran las capas de aislamiento y tubos de luz, para solucionar los problemas citados anteriormente.
El proyecto, que tendrá como nombre Chang'e-4, irá acompañado de un estudio geológico y de la observación e investigación de radioastronomía de baja frecuencia y servirá para tener una "mejor comprensión de la formación y evolución de la Luna", según el Libro Blanco: Actividades Espaciales de China en 2016, una publicación editada por el gobierno del país asiático que trata sobre las misiones espaciales del país en el futuro.
Entre los objetivos del país en los próximos cinco años, está el de ejecutar su primera operación de exploración de Marte y mejorar las tecnologías necesarias para la exploración en órbita, aterrizaje y uso de un Rover en la superficie del planeta rojo. Los planes para lanzar la primera sonda a Marte son para el año 2020.
Apuesta de China por la carrera espacial
Esta misión va en concordancia con la gran apuesta del gobierno chino por la exploración del espacio en los últimos años. Se calcula que su presupuesto, que actualmente crece a un ritmo del 10% anual, alcance pronto los 2.000 millones de dólares.
Entre las misiones preparadas para un futuro, también está la de colocar un telescopio gigante en la cara oculta de la Luna que sirva para explorar el resto del universo. Además, otra de las razones por las que el gigante asiático quiere hacer avances en su exploración del satélite es la de tener una situación privilegiada por si en un futuro se permiten hacer prospecciones en busca de minerales.