Estamos muy acostumbrados a los términos medio ambiente, energías renovables, sostenibilidad o cambio climático. Ninguno de ellos habría extrañado, pero ¿transición ecológica? ¿Ya están estos socialistas con sus inventos?
La ministra Teresa Ribera asume la cartera con el nombre más llamativo e inédito. La denominación Transición Ecológica, sin más aditivos, pone en primer plano un concepto apenas explorado hasta ahora, pero no es fruto de una ocurrencia ni una improvisación.
El PSOE puso en marcha a finales de 2017 el Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía (CAPTE) y no era un brindis al sol, porque sus reuniones están lideradas por Cristina Narbona, presidenta del partido y ex ministra de Medio Ambiente con Zapatero, y entre sus miembros figuran nombres muy conocidos, como el del naturalista Joaquín Araújo, el periodista Joaquín Estefanía y la también ex ministra Leire Pajín. Al frente de ellos y de expertos de diversos ámbitos estaba la nueva ministra Ribera, con una larga trayectoria en la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, los socialistas no han hecho más que seguir la estela marcada por Emmanuel Macron en Francia, que en mayo de 2017 ya había creado el Ministerio de Transición Ecológica, además, con el activista Nicolas Hulot al frente.
El concepto es casi inédito en las administraciones españolas, pero no del todo, ya que el Ayuntamiento de Valdemoro, en Madrid, con más de 70.000 habitantes y alcalde socialista, tiene una concejalía de Economía, Hacienda y Transición Ecológica, con un representante de Equo dentro de Ganemos Ahora Valdemoro.
El eurodiputado Florent Marcellesi, del Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea y miembro de Equo ya hablaba de transición ecológica hace años y ahora considera que el nuevo ministerio supone "una buena noticia", sobre todo por reunir las políticas climáticas y energéticas dentro de una misma cartera. "Son dos caras de la misma moneda, necesitamos que estén juntas", afirma.
Para él, la transición ecológica es "el cambio de un modelo de producción y consumo insostenible, como es el actual, a uno sostenible", pero no se trata de un concepto meramente económico, porque "el medio ambiente, la energía y el clima son transversales y esa senda también tiene que ser justa y no dejar a nadie atrás".
Esto significa que habrá un cambio paulatino de la llamada “economía marrón”, la contaminante, a la "economía verde", que supondrá pérdida de puestos de trabajo en la primera que habrá que revertir a la segunda. "No se puede separar lo medioambiental de lo social", señala.
En ese sentido, se muestra muy optimista, ya que en esa reconversión "se van a crear más empleos", relacionados con ámbitos muy diversos, como la gestión de residuos, la agricultura ecológica o la rehabilitación de viviendas para que sean más eficientes energéticamente.
Acabar con el carbón y las nucleares en 10 años
En pocos meses, el Consejo presidido por Teresa Ribero ha elaborado varios informes que parecen dibujar, precisamente, ese cambio del modelo energético: plantean el cierre de las centrales térmicas del carbón en 2025 y de las centrales nucleares en 2028, cuando el reactor de Trillo llegue a los 40 años de edad.
Y como principios, el CAPTE apuesta por "transformar la economía de nuestro país en una dirección correcta, de acuerdo con la comunidad científica, para estar preparados para los grandes retos que tenemos, entre otros, el cambio climático".
Altas expectativas
En la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, que agrupa a ecologistas, empresas del sector de las energías renovables y otros actores, conocen perfectamente la trayectoria de Teresa Ribera y esperan mucho del cambio. "El concepto de transición ecológica no es nuevo, pero podríamos hablar de transición energética o de transición económica porque los tres campos van ligados", afirma Julio Campo.
En su opinión, la unión de energía y medio ambiente en un solo ministerio era necesaria, sobre todo por la baja penetración de las energías renovables en España. "En nuestra balanza comercial, todo lo que ingresamos por turismo lo gastamos en combustibles fósiles", destaca, un despropósito económico que además repercute negativamente en la salud y el medio ambiente.
Según este colectivo, el calendario que maneja el Consejo creado por el PSOE para que el carbón y las nucleares pasen a la historia en la próxima década resultan incluso demasiado prolongados. "España tiene una sobrecapacidad de potencia instalada, hay centrales de ciclo combinado que están paradas", comenta Campo. Aunque reconoce que el cierre de centrales tendría un importante impacto económico, el hecho de acabar con ciertas fuentes no supondría un problema energético para el país siempre que se apueste por tres pilares básicos: más ahorro, más eficiencia y más renovables.
Objetivos difíciles de alcanzar
No está tan convencido Fernando Rodríguez, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Salamanca y experto en energía, medio ambiente y sostenibilidad. "Posible es todo, pero no con la situación actual", comenta.
A su juicio, alcanzar los objetivos que plantea el Consejo socialista y que presumiblemente Ribera se llevará al ministerio pasaría por varias claves, entre las que estarían incentivar la producción fotovoltaica y eólica; eliminar barreras del sistema, como el conocido como impuesto al sol, que penaliza el autoconsumo respaldado por la conexión a la red; y, por el contrario, subir el precio de la electricidad multiplicándolo al menos por dos, para fomentar el ahorro y la búsqueda de alternativas.
"Si vemos los datos sobre las fuentes de energía que cubren la demanda actual no es posible hacerlo de la noche a la mañana", comenta, ya que las renovables siguen siendo minoritarias. Además, "habría que tener en cuenta otros aspectos, como el marco legal en el que se mueven las centrales nucleares, que podrían demandar al Estado".
La incógnita de la tecnología
No obstante, este experto, que ha impulsado la Declaración de Salamanca, documento y plataforma aprovechan el 800 aniversario de la Universidad de Salamanca para promover el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, deja una puerta abierta a esa posibilidad: "La tecnología está avanzando a una velocidad enorme, la producción de las renovables puede ser más eficiente y los precios de las baterías de almacenamiento de energía pueden caer en picado".
En cualquier caso, y al margen de metas concretas, considera que el camino hacia el que apunta este ministerio es el único posible: una economía circular, que aproveche los recursos reduciendo, reutilizando y reciclando; una "valorización de los servicios que nos ofrece la naturaleza"; y las energías renovables.