Si bebes alcohol atraerás a más mosquitos: 5 trucos para evitar las picaduras
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Por fin ha llegado el verano, y con él los días de playa y piscina, las vacaciones, las terracitas… pero también el calor, los atascos, las medusas y, por supuesto, los molestos mosquitos. Sí, esta época del año trae placeres pero también algunos inconvenientes que se llegan a convertir en algo casi insoportable.
En el caso de los mosquitos, la mayoría de encuentros con ellos no suele ir más allá de unos cuantos días de picor y ronchas. Pero se puede convertir en un verdadero peligro para quienes son alérgicos. Por eso, vale la pena aprender sobre el tema, tanto por prevenir las picaduras como por saber cómo tratarlas una vez que ya es demasiado tarde. Y porque el saber no ocupa lugar, por supuesto.
Solo pican las hembras
Aunque cuando maldecimos y nos acordamos de toda la familia de los mosquitos solemos nombrarlos en masculino, en realidad solo las hembras pueden causar picaduras. Los machos suelen alimentarse del néctar que extraen de las flores.
Para poder traer huevos al mundo, las hembras necesitan un aporte extra de nutrientes que extraen de la sangre de algunas especies de animales entre las que, claro está, también se encuentra la humana. Al menos no lo hacen por sadismo, sino por el bien de su descendencia.
¿Por qué duelen tanto?
Para poder succionar con más facilidad la sangre, las hembras de mosquito tienen en su saliva una sustancia anticoagulante que se mezcla con la sangre, evitando que las plaquetas se aglomeren en forma de coágulos y taponen la salida.
Lógicamente, el sistema inmunológico de la víctima reconoce esta sustancia como algo extraño y lanza toda su artillería contra ella, dando lugar a un proceso de inflamación caracterizado por picazón, ardor y, en muchos casos, dolor.
No, no acuden a la sangre más dulce
Que los mosquitos pican más a unas personas que a otras es algo que cualquier persona ha podido comprobar. ¿Pero por qué? A menudo se suele decir que buscan a personas con la sangre más dulce, pero las razones verdaderas son mucho más complejas.
Para empezar, los mosquitos detectan la presencia de seres vivos a los que picar a través del dióxido de carbono que exhalan durante su respiración. Lo hacen a través de un órgano llamado palpo maxilar, que les permite detectarlo en distancias de hasta cincuenta metros.
Esto convierte en dianas perfectas a los ancianos y las embarazadas. Estas últimas exhalan un 21% más de este gas y, además, también desprenden más calor, siendo esta otra de las condiciones que atraen a estos molestos insectos.
Sin embargo, si los mosquitos solo se guiaran por el dióxido de carbono acudirían solamente a la boca de sus presas, en vez de a otras partes del cuerpo susceptibles de ser picadas.
Por eso, una vez que han detectado la presencia de una criatura viva, se guían por otras sustancias. Por ejemplo, el ácido láctico, el ácido úrico y el amoniaco que se presentan a menudo en el sudor son algunos de sus compuestos predilectos.
Además, según un estudio publicado en 2011 en PLOS One, también se guían por la presencia de algunas colonias de bacterias, de ahí que sea tan frecuente que piquen en zonas como las plantas de los pies o los tobillos, en los que se concentran mayores cantidades de estos microorganismos.
Y si todo este sudor está aliñado con alcohol, mejor para ellos. Al menos eso es lo que se deduce de un estudio publicado en la revista de la Asociación Americana para el Control del Mosquito, en el que se concluía que tomar un solo botellín de cerveza nos hace más atractivos para los mosquitos. Las causas no están claras, aunque podrían tener que ver con la presencia de etanol en el sudor o, también, al aumento de la temperatura corporal.
Finalmente, sí que parece haber un factor específico de la sangre que convierte a algunas personas en las víctimas predilectas de los mosquitos. Así lo aseguran en un estudio publicado en 2004 en Journal of Medical Entomology, en el que se concluye que estos insectos suelen sentirse más atraídos por la sangre de grupo 0.
Además, estos investigadores comprobaron que algunas personas desprenden a través de su piel una señal química que indica a los mosquitos cuál es su grupo sanguíneo. De cualquier modo, este estudio se llevó a cabo únicamente con mosquitos tigre y no existe evidencia alguna de que el resto de especies se comporten del mismo modo.
¿Cómo prevenir las picaduras?
Una vez establecidos los factores que nos hacen más atractivos para los mosquitos, está claro que eliminando todos los que se puedan evitar, se pueden prevenir gran parte de sus picaduras.
1. Por eso, el primer punto a tener en cuenta es mantener una higiene adecuada, manteniendo a raya la sudoración y la acumulación de las bacterias que tanto les gustan. Tampoco se debe usar perfumes con aromas intensos y dulzones que pudieran atraerlos.
2. Otro factor muy importante es la limpieza de las zonas con agua. Debe evitarse el agua estancada y cambiar a menudo el contenido de piscinas infantiles y bebederos de animales.
3. En caso de visitar zonas en las que abunden los mosquitos, es importante utilizar ropa de manga larga, pantalones largos, gorras con orejeras, calcetines y cualquier otra prenda que evite tener piel al descubierto.
4. Una vez en casa, si se van a tener las ventanas abiertas, es aconsejable apagar las luces, ya que acuden a éstas, quedando después dispersos por la habitación.
5. Finalmente, también se pueden emplear repelentes, cuya composición mantiene a los mosquitos alejados de la piel y la ropa. Según la Organización Mundial de la Salud, los más eficaces para ello son los que tienen dietiltoluamida en su composición.
¿Qué hacer si es demasiado tarde?
A veces, los mosquitos superan todas las barreras de protección y terminan causando sus molestas picaduras. En ese caso, pueden pasar dos cosas: que la persona no sea alérgica y que solo tenga que aguantar unos cuántos días de picor o que, por el contrario, sí se dé un proceso inflamatorio y febril, llamada síndrome de Skeeter.
Esto último le suele ocurrir a personas con alergias en su historial médico y, sobre todo, a los niños. Por lo general, se caracteriza por la presencia de dolor e hinchazón en una zona más extensa de lo normal y en la mayoría de casos no reviste gravedad.
Como cualquier otra alergia, se suele tratar con antihistamínicos y corticoides orales. En casos más raros, también se dan problemas respiratorios y anafilaxis, que podrían precisar la hospitalización del paciente.
De cualquier modo, la inmensa mayoría de picaduras no suelen ir más allá de un notable incordio, por lo que el último consejo es apelar a la resignación y asumir que tendremos que convivir unos cuantos meses con ellos. Al fin y al cabo, nos pican por salvar a sus hijos.