Como tantos otros lugares escondidos de Castilla-La Mancha, las lagunas de Ruidera rompen con la aparente monotonía de un paisaje que el viajero poco avispado crea percibir al atravesar rápidamente la Submeseta sur.
Al igual que ocurre con los escarpados rincones de la Sierra del Segura -más conocida estos días gracias a la albaceteña Rozalén-, el Parque Natural que conforma Ruidera, equidistante entre las capitales de Albacete y Ciudad Real, no es el paisaje más accesible si el visitante no reside en la región. Sin embargo, el sistema de 15 lagunas comprendidas a lo largo de más de 30 kilómetros merece sin duda un desvío en coche para acercarse a conocerlo. Especialmente tras constatar los últimos datos del Sistema Nacional de Información de Aguas de Baño que indican que la laguna de Entrelagos es una de las más limpias de España.
Un paraje excepcional que aparece en las páginas de uno de nuestros mayores patrimonios literarios. Don Alonso Quijano y su fiel acompañante Sancho deambulan por los llanos de Montiel en la segunda parte de Don Quijote de la Mancha, donde el aficionado a los libros de caballería pide hacer una breve visita turística a sus acompañantes:
"Pidió don Quijote al diestro licenciado le diese una guía que le encaminase a la cueva de Montesinos, porque tenía gran deseo de entrar en ella y ver a ojos vistas si eran verdaderas las maravillas que de ella se decían por todos aquellos contornos. El licenciado le dijo que le daría a un primo suyo (...) y le enseñaría las lagunas de Ruidera, famosas ansimismo en toda la Mancha, y aun en toda España..."
El conjunto lagunar sigue siendo en la actualidad muy conocido y excepcionalmente limpio pese al creciente número de turistas en los últimos años: recibe aproximadamente 450.000 visitantes al año. Los niveles de los parámetros microbiológicos de riesgo para la salud han descendido con respecto al último verano. Para medir la calidad del agua, los biólogos tienen en cuenta la presencia de enterococos intestinales y de Escherichia coli. En niveles elevados estasbacterias provocan infecciones cutáneas, problemas intestinales e incluso enfermedades respiratorias.
Las aguas del parque natural han alcanzado este puesto tras examinarse todas las zonas de baño interior catalogadas como "excelente" por la Agencia Europea del Medio Ambiente. Son los datos recopilados por Náyade, el Sistema de Información Nacional de Aguas de Baño, lo que permite finalmente determinar qué zonas tienen una menor presencia de enterococos y E. Coli. En el caso de la zona de Entrelagos, dentro del conjunto del humedal, las seis últimas mediciones ofrecen cifras prácticamente nulas: en total una concentración media de 3,16 E. Coli por cada 100 mililitros de agua, y otra de 1,83 enterococos/100 mL desde finales de agosto de 2017. Son cifras que mejoran las del embalse más limpio en 2017 que en sus últimas mediciones ofrecía una media de 4,3 UFC/100 ml.
Tradicionalmente se cree que Ruidera es el punto de origen del río Guadiana. En realidad nace a unos 30 kilómetros al sudeste, en el sistema de aguas subterráneas de las Salinas de Pinilla, que pasan a desembocar en las lagunas. Pese a la tranquilidad del paisaje, el entorno de las lagunas ofrece a sus visitantes numerosas opciones para practicar turismo de aventuras. Además de las travesías guiadas en kayak, paddel surf o buceo, la localidad de Ruidera ofrece actividades de escalada, rutas a caballo, rappel y numerosas rutas de senderismo en bicicleta o a caballo.
Las propiedades del humedal no solamente se deben a la cercanía del manantial del río Guadiana. Las lluvias que recibe Ruidera disuelven la roca caliza, aportando carbonatos de forma natural a las aguas. Este bicarbonato cálcico presente en las aguas subterráneas del acuífero forma precipitados de caliza, denominados tobas. Su acumulación produce barreras que actúan como una presa natural embalsando el agua. Al alcanzar su nivel más alto durante el otoño y la primavera se forman las cascadas que separan unas lagunas de otras y que conforman el conjunto del parque natural.
Ruidera ha recibido la presión de los asentamientos humanos desde la Prehistoria, debido a su excepcional ecosistema. Prueba de ello son los grabados esquemáticos que se encuentran en las paredes tobáceas de la laguna Tinaja, así como el Castillo de Peñarroya, una fortaleza musulmana del siglo XIII. Actualmente la agricultura ha puesto al límite el equilibrio ecológico de los acuíferos. Un fenómeno que recuerda al de otros humedales como el de las Tablas de Daimiel o el de Doñana.