La noche de Reyes trajo consigo una masa de aire frío y el desplome de las temperaturas en zonas del interior de Galicia y del centro-norte peninsular. Ahora, una segunda acometida de origen polar llega para traer el invierno a las puertas de cada casa: únicamente el extremo peninsular sur-occidental y Canarias se librarán de un episodio gélido, seco y caracterizado por vientos mordientes que enfriarán aún más el ambiente hasta el fin de semana.
Al contrario de lo que está pasando en Europa Central y del Este, sepultadas bajo copiosas tormentas de nieve, el bloqueo anticiclónico que rige sobre la Península Ibérica desde Navidades sigue presente sin visos de abandonarnos a corto plazo, según confirma la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Los cielos seguirán despejados, con una discreta posibilidad de llovizna en Baleares el jueves y de nevadas en las cumbres de Mallorca, así como en el Cantábrico oriental y cara norte de Pirineos.
En estas circunstancias, y por paradójico que pueda parecer, un anticiclón favorece al frío y no al calor. La radiación solar sin trabas contribuye a que las temperaturas máximas aumenten a mediodía, pero al caer la noche se produce el fenómeno de inversión térmica: el suelo se enfría rápidamente y vuelve más frío y denso el aire a baja altura. Esto a su vez captura la humedad a ras de suelo, lo que da lugar a brumas -que al día siguiente bloquearán el sol y reducirán las máximas- y a heladas.
La severidad de la entrada de esta masa de aire polar -Aemet precisa de que a priori no cumple los requisitos de duración, extensión e intensidad para declarar la 'ola de frío'- se verá acentuada por las fuertes rachas de viento de componente norte. Esto ha llevado a decretar avisos amarillos -alertas moderadas- en diecinueve provincias: Granada, Huesca, Teruel, Cantabria, Castilla-La Mancha en su totalidad, Ávila, Burgos, Segovia, Soria, Girona, Lleida, Madrid, Ourense, La Rioja y Murcia.
Merecen particular atención el cierzo que soplará con fuerza en el valle del Ebro y la tramontana en el noreste de Cataluña y norte de Baleares. Estas áreas sufrirán más crudamente el fenómeno de sensación térmica: la acción del viento unida a un ambiente seco favorece la evaporación de la humedad de la piel, lo que dificulta que el cuerpo humano retenga su temperatura y colabora con el aire frío para inducir hipotermia.
Máximas de 5ºC, mínimas de -12ºC
Si nos ceñimos al termómetros, las temperaturas descenderán durante la noche por debajo de los cinco grados bajo cero en las mesetas centrales, con un mínimo de -8ºC en Zamora. En torno de los sistemas montañosos, sin embargo, caerán hasta los menos diez. Con la llegada del jueves, bajarán también las temperaturas diurnas. Para el viernes, se espera que ronden los 5ºC en el interior de la mitad norte. Las máximas en el Levante y la vertiente mediterránea oscilarán entre los diez y los quince grados, mientras que las Islas Canarias disfrutan de días por encima de los 20ºC.
Sin embargo, es el viernes cuando las condiciones será más extremas, especialmente en localidades que no han conocido un enfriamiento significativo desde diciembre, que ha sido clemente este año, con 1.2ºC por encima de la media. Estos lugares verán un desplome de una magnitud entre seis y ocho grados con respecto a los días precedentes. El enfriamiento será más intenso a mayor altura: Aemet cita la comarca de Molina de Aragón (Guadalajara), el sistema Ibérico turolense, Pirineos o Gredos como los lugares en los que se podrán alcanzar los doce grados bajo cero.
En la Comunidad de Madrid se ha producido una situación curiosa: el puerto de Navacerrada ha alcanzado una mínima de -1.8ºC a comienzos de la semana, pero la noche ha sido mucho más fría en dirección sur y a ras de suelo, en Aranjuez, en donde se han rozado los cinco bajo cero. A partir del jueves, confirma la Agencia, el frío se homogeneizará y ya el viernes se alcanzarán los -7ºC en los puntos más expuestos a las rachas de viento polar.
El mordisco invernal, sin embargo, durará poco. La Agencia espera que las temperaturas diurnas se vayan recuperando a partir del sábado y las nocturnas, a partir del domingo. El viento se mantendrá en el Ebro y Baleares disminuyendo de intensidad a lo largo del fin de semana. A partir del lunes la estabilidad podría estar de vuelta, sin indicios de cuándo regresarán la nieve y las lluvias.