Alimentar al perro con el pienso comercial que encontramos en el supermercado es la opción más cómoda. Pero, ¿de qué está hecho? A simple vista no es fácil de adivinar y a veces las etiquetas tampoco ofrecen información muy precisa.
Según explica la Sociedad Americana de Química en un vídeo divulgativo, la comida para perros está diseñada pensando en las necesidades nutritivas y en las preferencias del animal, pero fabricarla no es un proceso tan sencillo como puede parecer, sino todo un ejercicio de equilibrio entre lo que tienen que comer y lo que les resulta agradable a su paladar.
Aunque existen muchas fórmulas en el mercado, en la mayoría de los casos no faltan cereales, carnes, grasas, vitaminas y minerales. A esto hay que añadirle algunos aditivos que le dan color y ayudan a su conservación. Como ocurre con los humanos, también nos venden productos pensados para propósitos concretos como bajar de peso, pero por lo general no se salen de estos ingredientes estándar.
Curiosamente, algunos de los alimentos que las mascotas ingieren a través de estos piensos nunca los comerían en su estado natural. Por ejemplo, el trigo, el arroz y el maíz, que son una estupenda fuente de hidratos de carbono y, por lo tanto, de energía a través del almidón. A la hora de incluir estos ingredientes se cocinan previamente para que resulten más digeribles. Además, también les proporcionan fibra. En cualquier caso, algunos expertos consideran que no son necesarios en la dieta canina.
Lo que está claro es que un perro quiere sobre todo carne, así que en la mezcla no puede faltar este ingrediente. ¿De qué tipo? Generalmente, son las sobras que no utilizamos para la alimentación humana, como tripas y huesos, que también se cocinan y se deshidratan para que se puedan incorporar al pienso aportando las proteínas que necesitan. Suelen proceder de ternera, pollo, cordero y también algún pescado. Su sistema digestivo ya se encarga de descomponer esas proteínas en los aminoácidos esenciales para ellos.
Ingredientes extraños
Entre la lista de ingredientes, a veces se pueden encontrar otros más extraños para un perro, como zanahorias o manzanas. Según algunos especialistas, se trata de una estrategia de marketing que puede dar buena imagen para el consumidor, pero en realidad se encuentran en cantidades mínimas y no aportan gran cosa.
Por último, las grasas son otra parte importante de la dieta, así que en la mezcla suelen añadirse varios tipos de ácidos grasos, como omega-6 y omega-3. Además, ayudan mucho para darle sabor al alimento.
La importancia del olor
No obstante, teniendo en cuenta quiénes son sus destinatarios finales, hay un aspecto mucho más importante que el propio sabor para que esta comida les resulte apetitosa: el olor. Esos aburridos trozos de comida se convierten en el plato más apetecible del mundo para su sensible olfato gracias al trabajo de químicos especializados que desarrollan aromas artificiales.
Estos olores, aparte de encandilar a los perros, pasan bastante desapercibidos para el olfato humano, cosa que es de agradecer porque en cuestión de olores nuestros gustos no tienen mucho que ver con los de nuestros fieles compañeros.