McDonald’s ha anunciado este martes que dejará de utilizar pajitas de plástico de un solo uso en sus restaurante de España en un plazo de menos de un mes. En su lugar, la cadena de comida rápida distribuirá pajitas fabricadas a base de papel.
Esta medida va en la línea de la normativa europea que prohibirá a partir de 2021 la venta de plásticos de un solo uso como pajitas, bastoncillos para los oídos o cubiertos, entre otros productos, para combatir la contaminación por plástico que inunda los océanos.
La mayoría de pajitas se fabrican a base de plásticos como el polipropileno y el poliestireno y, a menos que sean recicladas, tardan cientos de años en descomponerse.
La decisión ecológica del gigante de las hamburguesas, que cuenta con más de 37.000 restaurantes en todo el mundo, ya fue implantada el año pasado en Reino Unido e Irlanda. Ahora aterriza en España, donde la empresa cuenta con 516 restaurantes, según datos de Statista.
Pero la estrategia sostenible de McDonald’s, que utiliza cerca de 1,8 millones de pajitas al día en Reino Unido, no se salvó de las críticas en este país. Según informaron los medios anglosajones el pasado verano, la empresa admitió que las nuevas pajitas de papel aún no son fáciles de reciclar y que deben desecharse, por ahora, en el contenedor de la basura general.
Según adelantó el diario británico The Sun, la empresa reconoció que los materiales son reciclables pero que su grosor dificulta su procesamiento para el reciclado. Por su parte, la firma de comida rápida dijo que estaba trabajando para encontrar una solución.
Guerra contra el plástico
Con la norma que entrará en vigor en 2021, la Unión Europea busca liderar la lucha contra la contaminación por plástico que inunda los océanos. Y no es para menos de acuerdo con los datos, los europeos generan una media de 25 millones de toneladas de residuos de plásticos al año, pero menos del 30% se recogen para el reciclado.
Según un informe de la Comisión Europea, los cubiertos y las pajitas son el séptimo plástico de un solo uso más común entre la basura hallada en las playas europeas. Las botellas y los tapones son los residuos plásticos más abundantes, seguidos de las colillas de los cigarros, los bastoncillos para los oídos, los aplicadores de los tampones y las bolsas de plásticos.
Aunque las pajitas de papel pueden tener un impacto ambiental menor que las hechas a base de plástico, los ecologistas coinciden en que la forma de consumo más sostenible es aquella que apuesta por productos reutilizables, es decir, aquellos que no incentiven la cultura de "usar y tirar"que inunda el mundo de residuos.