Los propietarios de un pequeño zoológico galés han dicho que pueden verse obligados a sacrificar a algunos de sus animales porque, según apuntan, se han quedado sin dinero para su alimentación en medio de la crisis del coronavirus. Ésta no es la primera vez que el zoo ocupa titulares controvertido en los medios británicos. Según reveló el diario The Guardian, uno de cada cinco animales del centro murió en 2018.
En esta ocasión, Tracy y Dean Tweedy, dueños del centro Borth Wild Animal Kingdom, señalan que solo tienen dinero suficiente para cuidar a los animales una semana más. "Lamento decir que financieramente las cosas son desoladoras", dicen los subtítulos de un vídeo publicado por el zoológico.
"Tal vez nos quede una semana y luego tendremos que comenzar a reubicar a algunos de nuestros animales, o como último recurso sacrificar a aquellos a los que no podamos encontrar un hogar", señala el vídeo.
Desde el zoológico, que ya tenía problemas después de una "temporada de invierno larga y tranquila", apuntan que todo se agravó cuando el gobierno sacó una subvención especial para zoos que solo pueden solicitar empresas de Inglaterra, no de Gales. "Necesitamos ayuda más que nunca. A pesar de todo, estamos tan decididos como siempre a no darnos por vencidos", dice la pareja.
Un zoo controvertido
El zoológico, en Ceredigion (Gales, Reino Unido), recibió la orden de cerrar el pasado enero debido a que no tenían personal cualificado en armas de fuego para actuar en caso de que un animal se escapara. En febrero reabrió todas las áreas excepto el recinto de los leones.
Antes de todo esto, en 2017, el zoológico enfrentó peticiones de cierre después de un lince fuera estrangulado accidentalmente en "un terrible error de manejo" pocos días antes de que un segundo lince fuera asesinado a tiros después de una fuga a finales de año. Después hubo más muertes.
En ese momento, un manipulador voluntario de animales, Mark Anthony, acusó al zoológico de negligencia y de mantener a los animales en condiciones inadecuadas.
Los Tweedys han negado las acusaciones. Señalan que la vejez y las causas naturales ocasionaron varias muertes, incluidas las de un wallaby, un mono ardilla y un leopardo de 22 años, y dijeron que una pitón birmana murió de un problema respiratorio crónico. Responsabilizan a Anthony de la muerte de un emú y tres ibis calvos.
Pero según informa The Guardian, tras la reapertura del pasado febrero se conoció el número real de muertes en 2018. Según revela este diario en ese año fallecieron 57 de sus 305 animales, o lo que es lo mismo: uno de cada cinco animales. Entre ellos: cinco de siete tortugas, siete de 30 primates, cinco de seis periquitos, dos de nueve suricatos, uno de los dos caimanes, siete caracoles gigantes africanos y cinco insectos palo, mientras que muchos otros abandonaron el zoológico.
Según The Independent, los críticos señalan que el negocio es un "pasatiempos" y que, aunque los propietarios tienen buenas intenciones, están poco cualificados y no cuidan adecuadamente de las criaturas. Los Tweedy lo niegan e insisten en que estaba en "un estado terrible" cuando lo cogieron en 2016 y que han realizado mejoras.
"Compramos este lugar no para ganar dinero, sino porque somos amantes de los animales y vimos que este lugar en esta hermosa ubicación necesitaba un poco de amor y atención", señalaron. "Muchos de los animales son rescatados del comercio de animales o son mascotas exóticas que su propietario ya no podía cuidar".